Cada dos meses elaboramos desde Funcas el denominado Panel de Previsiones, que consiste en una recopilación de las previsiones macroeconómicas para España de 17 instituciones dedicadas al análisis de la coyuntura nacional, a partir de las cuales se calcula lo que llamamos la previsión “de consenso”, que no es otra cosa que la media aritmética de las de todos los participantes. Esta semana se ha publicado el Panel de noviembre, que resulta especialmente interesante porque es el primero después del 1-O, y, por tanto, contiene la valoración inicial que los analistas hacen sobre el posible impacto del conflicto secesionista catalán sobre la economía nacional.
«Las herramientas de que disponemos los economistas para hacer estimaciones y previsiones no nos permiten cuantificar el efecto económico de la situación en Cataluña, debido a su propia naturaleza (no existen precedentes), y debido también a que dicho efecto estará muy condicionado por la evolución política».
La previsión media de crecimiento del PIB para 2017 es del 3,1%, sin cambios con respecto al Panel anterior. Cabe destacar que la previsión para este año que arrojaba la encuesta que se hizo en noviembre de 2016 era del 2,4%, muy por debajo de la cifra anterior, lo que significa que la economía española se ha comportado mucho mejor de lo que esperábamos hace un año. La desaceleración no llegó hasta el tercer trimestre, en buena medida gracias a un comportamiento del sector exterior (incluyendo el turismo) mejor de lo previsto.
La previsión para este año no ha sido, por tanto, recortada, ya que el posible impacto de la crisis catalana se iniciaría en el cuarto trimestre, y el crecimiento intertrimestral en dicho periodo tendría que ralentizarse hasta el 0,5% para que la tasa anual cayese por debajo de la mencionada cifra del 3,1%. A este respecto, la información de que disponemos todavía es muy escasa y poco concluyente como para poder hacernos una idea de cuánto puede estar afectando la tensión política a la economía (principalmente a la catalana, que será la que sufrirá en su mayor parte sus consecuencias), pero, en cualquier caso, no parece apuntar a una desaceleración tan acusada.
«El impacto de dos o tres décimas [en 2018]que asumen los panelistas que se han atrevido a realizar un cálculo debe ser interpretado como una valoración todavía muy inicial y provisional, que puede sufrir cambios importantes en función de los acontecimientos».
Las cifras de desempleo registrado y de afiliación a la Seguridad Social en octubre en esta comunidad autónoma han sido algo peores que la media nacional, pero no tanto como para deducir de ellos un impacto de gran intensidad (al menos por el momento). Otros indicadores publicados, de carácter cualitativo, como los índices de confianza, son de ámbito únicamente nacional, y, salvo el índice de confianza del consumidor, su comportamiento ha sido positivo.
Gráfico 1
Fuente: Funcas.
Con respecto a 2018, que es el año en el que, en principio, más se van a sentir las consecuencias económicas de la crisis política, la previsión de consenso se ha rebajado en una décima porcentual con respecto al Panel anterior, hasta el 2,6%. Este resultado no significa que el impacto “de consenso” esperado sea de una décima porcentual, ya que no todos los analistas han incorporado un efecto en sus previsiones. De los 17 participantes en el Panel, han sido nueve los que las han rebajado a causa del desafío soberanista, y la cuantía de la rebaja se ha situado entre dos y tres décimas porcentuales. Los demás panelistas no lo han tenido en cuenta (unos pocos han bajado su previsión por otros motivos, y el resto no han modificado la suya), debido a que, según han señalado muchos de ellos, consideran que aún es pronto para hacer una estimación.
Lo cierto es que las herramientas de que disponemos los economistas para hacer estimaciones y previsiones no nos permiten cuantificar el efecto económico de la situación en Cataluña, debido a su propia naturaleza (no existen precedentes), y debido también a que dicho efecto estará muy condicionado por la evolución política en los próximos meses, concretamente por la intensidad que alcancen las tensiones y por el tiempo que se tarde en volver a la normalidad.
El impacto de dos o tres décimas que asumen los panelistas que se han atrevido a realizar un cálculo debe ser interpretado como una valoración todavía muy inicial y provisional, que puede sufrir cambios importantes en función de los acontecimientos. Se trata de una estimación para un escenario en el que las tensiones no se agravan y la situación se normaliza en los meses inmediatamente posteriores a las elecciones del 21 de diciembre. Pero, evidentemente, en un escenario de alargamiento o endurecimiento del conflicto, el resultado empeoraría. Solo a medida que pase el tiempo podremos hacer estimaciones más fundamentadas.