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La formación en habilidades socioemocionales en la escuela primaria impulsa los resultados educativos

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El 18 de febrero, Review of Economic Studies, una de las revistas del top five de investigación en Economía, publicaba el artículo titulado “El impacto causal de la formación de habilidades socioemocionales en el éxito educativo“ realizado por Giuseppe Sorrenti (Universidad de Ámsterdam), Ulf Zölitz (Universidad de Zúrich), Denis Ribeaud (Universidad de Zúrich) y Manuel Eisner (Universidad de Cambridge). Estos autores analizan los efectos a largo plazo de una intervención aleatorizada enfocada a las habilidades socioemocionales de los niños. Las habilidades socioemocionales son predictivas de resultados importantes en la vida, como los resultados educativos, el empleo, los ingresos o la salud. Sorrenti et al. (2024) analizan el efecto de una intervención aleatorizada entre alumnado de 8 años en Suiza en la selección de itinerarios educativos, la finalización de la secundaria y la matriculación universitaria. La intervención Promoting Alternative Thinking Strategies (PATHS) es un programa de aprendizaje socioemocional en el aula para estudiantes de primaria que busca reducir problemas de comportamiento (Greenberg et al. 1995). La intervención consiste en lecciones semanales y tareas escolares integradas en el currículo escolar. PATHS dura hasta dos años y está diseñado para fomentar el autocontrol, la paciencia, habilidades para resolver problemas sociales, autoestima, inteligencia emocional y compromiso académico.

PATHS enseña a los niños a pensar dos veces y a mirar hacia adelante. Por ejemplo, en un ejercicio en clase, los pequeños aprenden a tomar decisiones menos impulsivas en situaciones difíciles con el enfoque de ‘semáforo’ en tres partes. Primero, en la luz roja, los niños se detienen, hacen algunas respiraciones profundas y explican el problema al que se están enfrentando. Luego, en la luz amarilla, piensan en opciones de solución y las consecuencias de sus acciones, y plantean una solución al problema. Finalmente, en la luz verde, ejecutan su plan y evalúan si funcionó. Los maestros apoyan a los alumnos en aplicar el enfoque del semáforo en juegos de roles y situaciones reales en clase, como un conflicto con compañeros. Los alumnos también practican este enfoque en tareas escolares: describen un problema social o académico relacionado con la escuela, explican estrategias de solución a padres o compañeros de clase y recopilan comentarios sobre sus estrategias de solución. PATHS incluye elementos de terapia cognitivo-conductual y se enfoca en habilidades de resolución de problemas y regulación asociadas con un comportamiento externalizado mejorado propicio para el aprendizaje, el logro y el éxito escolar futuro. Su objetivo principal era reducir el comportamiento disruptivo y agresivo mejorando las habilidades socioemocionales de los niños. PATHS se introdujo en 28 de 56 escuelas primarias públicas seleccionadas aleatoriamente. La aleatorización se realizó a nivel de escuela y se estratificó dentro de los distritos escolares. Para evaluar los efectos a largo plazo de la intervención PATHS, Sorrenti et al. (2024) siguieron al grupo de tratamiento y control durante 17 años.

La intervención en el aula para niños de educación primaria tiene un impacto positivo que permanece durante más de una década. Los niños y niñas del grupo de tratamiento tienen más probabilidades de completar la educación secundaria, en particular el itinerario de Bachillerato, y acceder a estudios superiores. Dos mecanismos impulsan estos resultados. Los niños tratados muestran menos síntomas de TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad), son menos impulsivos y menos disruptivos. También obtienen resultados académicos más elevados en sus centros educativos, aunque no alcanzan mejores puntuaciones en las pruebas externas y estandarizadas. Es decir, los efectos a largo plazo en el acceso a estudios de secundaria superior y estudios superiores se producen por cambios en las habilidades socioemocionales en lugar de habilidades cognitivas.

El grafico 1, extraído del artículo de Sorrenti et al. (2024), muestra cómo evoluciona el efecto del tratamiento de la formación en habilidades socioemocionales a lo largo del tiempo. La figura muestra los efectos del tratamiento en la inscripción en la matriculación en el itinerario más académico de secundaria obligatoria (nuestra ESO) y secundaria superior académica (Bachillerato) a las edades de 13, 15 y 17 años, así como la finalización de los estudios de Bachillerato y el acceso a universidad a los 20 años, y la matriculación o graduación en la universidad a los 24 años. Todas las estimaciones son positivas y estadísticamente significativas. El efecto del tratamiento no solo no decae, sino que aumenta ligeramente con el tiempo. El impacto del programa de formación en habilidades socioemocionales es grande. En la clase promedio de la muestra, cinco de cada 28 estudiantes asisten a la universidad a los 20 años. La magnitud del efecto del tratamiento implica que un estudiante adicional, seis en lugar de cinco, asistirá a la universidad debido a la intervención.

El gráfico 2 muestra el efecto del tratamiento PATHS sobre los síntomas de TDAH y la oposición o desafío de los alumnos. La oposición y el desafío reflejan comportamientos como decir mentiras, hacer trampas o ignorar las instrucciones de los maestros. El panel a del gráfico muestra la evolución del efecto del tratamiento PATHS sobre los síntomas de TDAH (comportamiento disruptivo e impulsividad) a lo largo del tiempo. PATHS hace que los niños sean más impulsivos y disruptivos durante el período de intervención y persistentemente menos impulsivos y disruptivos después de que se completa la intervención. Que haya más problemas de comportamiento durante la intervención puede ser sorprendente, puesto que va en contra del objetivo de la intervención. Sorrenti et al. (2024) plantean que la intervención hizo que los maestros y los padres fueran más conscientes de cómo debería ser el comportamiento apropiado de los niños. Esta posible mayor conciencia puede haberlos hecho más críticos a corto plazo. Después de la intervención, a partir de los diez años, PATHS reduce los síntomas de TDAH al hacer que los niños sean menos disruptivos e impulsivos. El efecto del tratamiento persiste hasta la finalización de la escuela primaria, cuando los niños tienen 12 años, y sigue siendo visible a los 13 y 15 años. El panel b del gráfico muestra el efecto del tratamiento PATHS sobre la oposición y el desafío. PATHS aumenta la oposición y el desafío durante la intervención y disminuye esos comportamientos después de que se completa la intervención. Los efectos del tratamiento en la oposición y desafío, al contrario de los comportamiento disruptivos e impulsivos, se desvanecen después de que los alumnos llegan a secundaria.

Reducir las conductas disruptivas puede ser muy importante, no solo para el propio estudiante, sino también para sus compañeros y los docentes. Las conductas disruptivas en el aula reducen el rendimiento académico y aumentan la insatisfacción de los profesores. Horoi & Ost (2016) muestran evidencia de que la interrupción en el aula es un obstáculo para la enseñanza efectiva. Los estudiantes con serias dificultades de comportamiento reducen sustancialmente el rendimiento académico de sus compañeros. También afectan a la igualdad de oportunidades, porque se concentran más en los centros vulnerables. En concreto, Carrell et al. (2016) estiman que la exposición a un estudiante disruptivo adicional en una clase de 25 a lo largo de la educación primaria reduce las puntuaciones en los exámenes de matemáticas y lectura en los grados 9 y 10 (nuestro 3º y 4º de la ESO) en 0,02 desviaciones estándar y disminuye la probabilidad de obtención de un título universitario en dos puntos porcentuales. La exposición a un compañero disruptivo adicional a lo largo de la escuela primaria conduce a una reducción del tres al cuatro por ciento en los ingresos a las edades de 24 a 28 años, como se muestra en el gráfico 3.

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