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La reducción del coste de la deuda de las CCAA

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La constante reducción de los tipos de interés, apoyada por la política monetaria ultraexpansiva del BCE, ha supuesto que el coste medio de la deuda de todas las administraciones públicas españolas se haya reducido sustancialmente.

En concreto, el coste medio de la deuda del Tesoro español se ha visto reducido desde el 4,1%, de cierre de 2011, hasta el 2,6% en la actualidad. Esta mejora ha sido producto de pasar de un coste de emisión del 3,9% en 2011 a un coste inferior al 1% desde 2015 hasta la actualidad.

Por otro lado, el coste de financiación de los gobiernos subsoberanos también se ha reducido sustancialmente, lo cual es lógico en la medida que el coste de financiación de los subsoberanos está vinculado al coste de financiación del Tesoro. El coste medio de la deuda de las CCAA ha pasado de ser el 3,6% en 2012 al 1,4% a cierre de 2016. Mientras, el de las corporaciones locales ha pasado del 3,8% en 2014 hasta el 2,4% en 2016. Si bien no sorprende el movimiento registrado por el coste medio de estos dos subsectores, sí resulta llamativo la intensa reducción que ha experimentado en las CCAA —su coste medio es prácticamente la mitad respecto al del Tesoro—.

Los factores que han contribuido a explicar esta mayor reducción del coste medio de la deuda han sido, principalmente, la adhesión de la mayoría de CCAA a los mecanismos de financiación estatales que han ofrecido unos tipos de interés subvencionados y el elevado peso de los préstamos en las carteras de deuda autonómica.

«El elevado peso que tienen los préstamos en las carteras de deuda de las CCAA les ha permitido a todas ellas refinanciar con las entidades financieras la totalidad de los préstamos con tipos de interés más elevados, tras la intensa reducción de los diferenciales de crédito de los últimos años».

La adhesión, en sí misma, a los mecanismos de financiación estatales no implica una reducción del coste medio de la deuda de las CCAA adicional a la experimentada por el Tesoro. De hecho, si se hubiese mantenido la política inicial de fijar un tipo adicional respecto al coste de financiación del Tesoro no se hubiese producido esta situación. Sin embargo, hubo un claro cambio de rumbo por parte del Estado desde el Consejo de Política Fiscal y Financiera de julio de 2014, en el que se anunciaba una rebaja del tipo de interés del Fondo de Liquidación Autonómica (FLA) al 1% —un tipo sustancialmente por debajo del coste de financiación del Tesoro—, aplicable desde octubre de 2014 hasta finales de 2015.

Esta decisión que en principio podría suponerse transitoria, con el objetivo de ayudar a las CCAA a que cumpliesen sus objetivos fiscales dadas las dificultades que estaban teniendo para reducir sus déficits presupuestarios, más si cabía cuando no se llevaba a cabo una reforma del Sistema de Financiación Autonómico —que tres años después sigue sin llevarse a cabo—, terminó por convertirse en permanente y vigente hasta la actualidad. En la medida que al segundo trimestre de 2017 la deuda de las CCAA con el Fondo de Financiación a Comunidades Autónomas representa ya el 55% del total, las sucesivas medidas de abaratar el coste de financiación de las CCAA con la Administración Central han tenido una importancia superlativa.

«Una parte de la reducción del coste de financiación autonómico se ha trasladado al coste medio del Tesoro, produciéndose una transferencia de riesgo desde el nivel regional hacia este».

La relevancia de esta política se comprueba cuando se analiza la distinta evolución del coste medio de la deuda de las distintas CCAA. Hemos agrupado el total de CCAA en dos subconjuntos: llamamos CCAA tipo 1 a aquellas que su deuda con el FFCA representa más del 65% de su total de deuda y CCAA tipo 2 a aquellas que su endeudamiento con el FFCA es inferior al 50% del total de su deuda. En global, el conjunto CCAA tipo 2 tiene una mayor calidad crediticia que el CCAA tipo 1, lo que es coherente con el hecho de que hasta 2012 el coste medio de las CCAA tipo 2 fuese inferior. Sin embargo, a cierre de 2016 el coste medio de las CCAA tipo 1 se situaba por debajo del 1%, mientras que el coste de las CCAA tipo 2 alcanzaba el 2,4%.

Otro factor muy importante que, aunque en menor medida, también ha influido considerablemente a la fuerte reducción del coste medio autonómico, ha sido el elevado peso que tienen los préstamos en las carteras de deuda de las CCAA. Esto, tras la intensa reducción de los diferenciales de crédito de los últimos años, les ha permitido a todas las CCAA refinanciar con las entidades financieras la totalidad de los préstamos con tipos de interés más elevados —formalizados, principalmente, durante 2011 y 2012—. Sin embargo, dado que la mayoría de la deuda del Tesoro está formalizada en valores, no existe tal posibilidad, ya que la única alternativa existente es canjear la deuda a precio de mercado, lo que, en definitiva, no supondría reducir la carga financiera. Por tanto, el Tesoro continúa pagando intereses muy elevados por las emisiones realizadas en 2011 y 2012, cuando la prima de riesgo se situaba en máximos.

Con todo ello, se da la paradoja de que las dos CCAA con menor coste medio —Cataluña y Comunidad Valenciana— se encuentran entre aquellas que tienen una peor calificación crediticia por las agencias de rating, mientras que alguna de las CCAA con mejores calificaciones crediticias se encuentran entre las que tienen un mayor coste medio.

Ello no obsta para valorar favorablemente la incidencia de los mecanismos estatales, que han permitido garantizar la sostenibilidad de la deuda financiera de muchas CCAA. Sin embargo, es obvio que una parte de la reducción del coste de financiación autonómico se ha trasladado al coste medio del Tesoro, produciéndose una transferencia de riesgo desde el nivel regional hacia este. Lo lógico sería apuntar hacia una vuelta paulatina a la normalidad en la que las CCAA se financiasen en los mercados, estando sujetas a la disciplina fiscal que ofrecen éstos y reduciendo la posibilidad de un riesgo moral.

Esta entrada es un resumen del artículo «La reducción del coste de la deuda de las CCAA», publicado en el número 261 de Cuadernos de Economía Española.

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