Todo apunta a que el 2016 marcará un nuevo record para el turismo en España. Según los datos conocidos esta semana para el mes de junio, las pernoctaciones de turistas aumentaron un 8,9% respecto a junio del año pasado y el gasto medio por habitación ocupada, lo hizo en casi un 4,5%. Los ingresos en concepto de turismo alcanzaron alrededor de 60.000 millones de euros en el 2015. Se prevé un fuerte incremente de esos ingresos para este año, lo que consolida al sector como la principal fuente de exportación y contribuyen al mantenimiento de un sólido superávit de la balanza por cuenta corriente. El turismo se ha convertido en uno de los principales artífices de la recuperación económica y de la creación de empleo. España podría convertirse en el segundo país más importante en cuanto al número de visitantes, después de Francia. Está a punto de arrebatar esa plaza a EE.UU. lo que sería un dato histórico.
Gráfico 1
[*] Playa: Andalucía, Cataluña, Islas Baleares, Canarias, C. Valenciana y Murcia. Fuentes: INE y Funcas
Gráfico 2
[*] Calculado para todo el año en base a los datos existentes. Fuentes: OMT, INE y Funcas
Estos resultados se deben en parte a factores externos, de inestabilidad de algunos países del entorno y en buena medida temporales. La compleja situación política y el clima de inseguridad que padecen desde hace varios años algunos países del norte de África como Egipto y Túnez, siguen desviando turistas hacia las playas españolas. El reciente brote de inestabilidad en Turquía, en plena época veraniega, ha provocado que numerosos turistas acortaran su estancia o cancelaran sus vacaciones en este país. El terrorismo ha golpeado a países vecinos lo que, como ocurrió en España en épocas anteriores, podría causar cambios en los planes vacacionales.
Por ello, sería deseable consolidar, en este momento de auge, el crecimiento del sector mediante un esfuerzo de diversificación de los destinos turísticos. Las zonas mediterráneas siguen acaparando el 80 por ciento de las entradas de visitantes. El resultado es el de una congestión de esas zonas turísticas, especialmente durante los meses de verano, mientras que el turismo de interior y las playas cantábricas mantienen un importante potencial infrautilizado.
«Posiblemente, el papel preponderante de la pequeña empresa no ayude en alcanzar una escala suficiente para promocionar los destinos menos solicitados. No obstante, las nuevas tecnologías facilitan las economías de red y podrían ser el motor para que las pequeñas iniciativas locales».
Fuera de nuestro país, sorprende el desconocimiento de los recursos culturales y gastronómicos, de calidad medioambiental y de posibilidades de ocio del que gozan las regiones menos frecuentadas por el turismo de sol y playa. Posiblemente, el papel preponderante de la pequeña empresa no ayude en alcanzar una escala suficiente para promocionar los destinos menos solicitados. No obstante, las nuevas tecnologías facilitan las economías de red y podrían ser el motor para que las pequeñas iniciativas locales –en la medida en que estén interconectadas y difundidas de forma accesible—se conviertan en piezas clave para el desarrollo diversificado del sector, de tal manera que se produzca una mejor distribución de sus beneficios en el espacio y durante un mayor periodo de tiempo, a lo largo del año.
También se requiere de una mejora en la calidad de la oferta. Se observa un crecimiento especialmente intenso en el turismo rural y en hoteles fuera de los circuitos tradicionales. Sin duda la recuperación del turismo nacional ha contribuido. No obstante, el beneficio económico que genera el turismo dista mucho de lo observado en otros países. En España, por ejemplo, cada turista se gasta la mitad que Francia o Italia. La duración de las estancias son también relativamente más cortas. Son numerosos los casos de incumplimiento de la normativa en materia de infraestructura hotelera, restaurantes y otros lugares de ocio. Los daños son irreversibles en algunas zonas del litoral mediterráneo, y sin embargo, no en otras, donde un mayor esfuerzo en materia de inspección y de lucha contra el fraude y la corrupción contribuiría a dar un salto cualitativo de lo ofertado.
La formación de los trabajadores y del empresariado ha mejorado, pero todavía estamos lejos de ciertos estándares. Pese al progreso acaecido estos últimos años y a la multiplicación de reformas del sistema educativo, el nivel de idiomas sigue siendo deficiente. Y la persistencia de un alto grado de temporalidad en el empleo, así como de trabajo no declarado, contribuyen a que el servicio no alcance la calidad adecuada.
En definitiva, se augura una excelente temporada turística que podría aportar alguna décima más al crecimiento para este año. Para que el sector consolide su desarrollo, sobre todo en las zonas menos frecuentadas, es imprescindible un aprovechamiento de las economías de red que facilitan las nuevas tecnologías y una lucha más eficiente contra los reductos del turismo de baja calidad. Ojalá estemos ante un punto de inflexión en la necesidad de diversificación del turismo de sol y playa hacia un modelo más sostenible.