Todas las crisis económicas dejan sus huellas –a veces profundas, a veces transitorias– en los procesos demográficos. La iniciada en 2008 también está teniendo una repercusión importante en los comportamientos familiares, reproductivos, migratorios y relacionados con la salud.
Descenso de la población y saldo migratorio negativo
La crisis puso fin a un período de crecimiento demográfico excepcionalmente alto (2000-2008), vinculado a la inmigración. Desde 2008 se produce una ralentización del crecimiento y a partir de 2012 comienza una tendencia descendente del volumen de población, ligada a un saldo migratorio (inmigración menos emigración) negativo y a un saldo vegetativo (nacimientos menos defunciones) muy escaso. La emigración, tanto de anteriores inmigrantes que retornan a sus países como de españoles, aumentó considerablemente durante este período.
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Fuentes: Saldos vegetativo y migratorio: INE: Movimiento Natural de la Población.
Población: INE: Cifras de Población.
Menos matrimonios y más tardíos
Un contexto de elevado desempleo e incertidumbre económica suele disuadir a muchas parejas de contraer matrimonio. Durante el periodo 2008-2014, la edad al primer matrimonio aumentó de 30,2 a 32,3 años entre las mujeres, y de 32,4 a 34,4 años entre los hombres. Esta tendencia al alza se venía observando desde los años 80, por lo que la crisis no ha hecho más que reforzarla, sobre todo en aquellas CCAA con mayor aumento del desempleo.
Descenso inicial de divorcios y estabilidad posterior
La pérdida de empleo o la precariedad laboral suelen aumentar el conflicto intrafamiliar y por tanto propiciar un aumento de las rupturas conyugales; por otro lado, los costes del proceso de divorcio y los asociados a mantener dos hogares pueden tener un efecto disuasorio. En la crisis reciente, es posible que estos dos efectos de signo opuesto se contrarrestaran, ya que ha habido un descenso de divorcios al principio de la crisis y un estancamiento después. Este patrón de descenso de divorcios en un contexto de crisis económica también se ha observado en otros países occidentales.
La fecundidad se vuelve a situar entre las más bajas del mundo
Tener un hijo es una decisión que se suele aplazar en tiempos de incertidumbre laboral y económica. La recuperación de la fecundidad que estaba experimentando España desde el inicio del siglo XXI se truncó con la crisis: en el periodo 2008-2014, el número medio de hijos por mujer descendió de 1,44 a 1,32 y la edad media de las mujeres al primer hijo se incrementó de 29,5 a 30,5 años. El descenso de la fecundidad ha sido más intenso entre las mujeres jóvenes, entre la población inmigrante, y en aquellas CCAA donde más ha aumentado el desempleo. A raíz de la crisis, la fecundidad en España se vuelve a situar, al igual que en los años 90, entre las más bajas del mundo.
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Fuente: INE.
La mortalidad prosigue su descenso pero aumentan los suicidios
En un contexto de crisis económica, las personas que experimentan la pérdida de empleo, paro de larga duración, un desahucio o privaciones materiales sufren un deterioro significativo de su salud. Sin embargo, para el resto de personas, la salud puede incluso mejorar, ya que descienden los accidentes de tráfico, los accidentes laborales y algunos hábitos no saludables como el consumo de tabaco. Estos efectos contrapuestos explican por qué algunos indicadores de salud mejoran y otros empeoran durante un periodo de crisis. En el caso de España, la tasa bruta de mortalidad mantuvo su descenso durante la crisis, aunque se ralentizó su ritmo de caída. Sin embargo, conviene destacar la evolución de una causa de mortalidad: el suicidio. Aunque su cifra sigue siendo muy baja en España (1% del total de defunciones), su número y tasa han aumentado en estos años, invirtiendo la tendencia previa a la baja. El aumento es particularmente visible entre los hombres de 45 a 64 años, edades en las que posiblemente se concentren los desempleados de larga duración.
Aumento de la esperanza de vida, pero con discapacidad
A pesar del deterioro de las condiciones de vida en amplios grupos sociales a raíz de la crisis, la esperanza de vida al nacer del conjunto de la población no se ha visto aparentemente afectada. Sin embargo, al comparar la esperanza de vida libre de discapacidad en las encuestas nacionales de salud de 2006 y 2011/12, se observa que el tiempo de vida ganado entre las personas de 65 y más años es un tiempo con discapacidad, sobre todo en el caso de las mujeres. Esto puede ser debido a una mayor supervivencia de las personas con problemas de salud o bien reflejar el impacto de la reducción del gasto público social y sanitario en las condiciones de vida de las personas mayores.
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Fuente: INE: Encuesta Nacional de Salud 2006 y 2011/12.
Nota: EV (Esperanza de vida), EVD (Esperanza de vida con discapacidad), EVLD (Esperanza de vida libre de discapacidad) todas ellas a los 65 años.
En resumen, el impacto de la crisis ha sido relativamente modesto en la mayoría de los indicadores demográficos, exceptuando el descenso del tamaño de la población y el cambio de signo del saldo migratorio. No obstante, las huellas de la crisis son visibles en muchos procesos demográficos. Además, las trayectorias vitales de muchos individuos se han visto alteradas, y es posible que las consecuencias no afloren de inmediato sino en el futuro.
Esta entrada es un resumen del artículo «Tras las huellas de la crisis económica en la demografía española», publicado en el número 22 de Panorama Social, titulado «Un balance social de la crisis». Puede acceder a los contenidos completos de la revista desde aquí.