Logo Funcas

Persistencia económica en el Nuevo Mundo

Comparte esta entrada

¿Alguna vez se ha preguntado por qué algunas ciudades están donde están, por qué razón se invierte más (o menos) en ciencia y tecnología en diferentes países, o qué determina que en ciertos sitios la gente sepa leer y escribir y en otros no? En mi disertación, distinguida recientemente con el premio Enriques Fuentes Quintana de la Fundación Cajas de Ahorro (FUNCAS), argumento que un estudio cuidadoso del pasado nos puede ayudar a resolver o al menos a entender mejor algunos de estos interrogantes.

En el primer capítulo de mi disertación, demuestro el impacto positivo a largo plazo de las Misiones Jesuitas Guaraníes en Suramérica. En este estudio encuentro que las municipalidades en Argentina, Paraguay y Brasil que tuvieron históricamente presencia misionera tienen mayores niveles de educación e ingreso, siglos después de la expulsión de los Jesuitas de estas tierras. Para explicar estas diferencias a tan largo plazo, acudo a mecanismos de transmisión cultural.

El caso de los Jesuitas es interesante, porque fueron a algunos de los rincones más remotos de los imperios español y lusitano en Suramérica, fundando misiones entre indígenas de diversas etnias, como los guaraníes. Aunque su objetivo primordial era convertir almas al Catolicismo, en el entretanto les enseñaron a los niños a leer y a escribir, y a los adultos algunos oficios básicos como ebanistería y mampostería. Debido a peleas políticas en Europa, los Jesuitas son expulsados de España, Portugal y sus colonias en 1767. Lo interesante que algunos bienes intangibles como la educación y la cultura hayan sido transmitidos y perdurado a través del tiempo.

En el segundo capítulo, junto con mi coautor William Maloney (del Banco Mundial), demostramos la persistencia de la actividad económica en el Nuevo Mundo durante los últimos 500 años. En particular, mostramos que las áreas de mayor densidad de población pre-colonial son más densamente pobladas en tiempos modernos. Además, mostramos que estas áreas históricamente prósperas también tienen mayores ingresos ahora, debido a lo que en economía conocemos como efectos de aglomeración.

Un caso emblemático es el de la antigua capital Azteca de Tenochtitlán, hoy en día Ciudad de México, una de las más ciudades más densamente pobladas y ricas de las Américas. Cuando Hernán Cortés llegó a este lugar, ya era una de las ciudades más pobladas y desarrolladas del mundo. Por eso mismo utilizó la infraestructura y las estructuras sociales existentes para fundar sobre ellas la nueva capital del imperio español en las Américas. La importancia de dicha ciudad perdura hasta nuestros días. Es sorprendente, por ejemplo, que este lugar como tal no brindara mayores ventajas geográficas o estratégicas, al estar en medio de un pantano.

Una pregunta restante es por qué, si la densidad de población es tan importante, lugares menos densamente poblados como Connecticut o Massachusetts en los Estados Unidos, sean hoy más ricos que Ciudad de México. Para explicar esto, recurrimos a lo que en economía se denomina capital humano, ampliamente entendido como educación. Consideramos que lo importante para el crecimiento económico a largo plazo no es solamente tener más habitantes, sino que ellas tengan un mayor nivel educativo.  Para estudiar a fondo esta hipótesis, estudiamos el caso de los ingenieros en las Américas.

En este tercer y último capítulo argumentamos que las diferencias en capacidad de innovación, medidas utilizando la densidad de ingenieros y número de patentes durante la Segunda Revolución Industrial, son importantes para explicar las eventuales diferencias de ingreso entre Latinoamérica y Norteamérica, así como dentro de los Estados Unidos. Los lugares que invirtieron más y antes en formación de personal ingeniero se encuentran hoy en día en una mejor situación económica. También encontramos un efecto importante de las patentes históricas en el desarrollo a largo plazo. Para aislar la demanda de la oferta de ingenieros, utilizamos un programa federal de expansión universitaria llevado a cabo en 1862 en los Estados Unidos. Encontramos que tener (una desviación estándar) más ingenieros en 1880 contribuye a un 16% de incremento en el ingreso de los condados en Estados Unidos y los patentes contribuyen otro 10%. Llevadas al resto del continente, estos estimativos pueden ayudar a explicar hasta un tercio de la diferencia de ingresos entre Norte y Latinoamérica. Para racionalizar el canal de transmisión de estos resultados, utilizamos datos intermedios de 1930. Allí vemos que los ingenieros contribuyeron a adoptar maquinaria manufacturera y a desarrollar el espíritu empresarial.

En general, esta tesis contribuye a la literatura de persistencia económica a largo plazo. Más que abogar por el determinismo histórico, considero que es importante ser consciente de las fuerzas históricas que también rigen nuestros destinos económicos. En especial, es importante entender los mecanismos de transmisión y permanencia de dichas fuerzas. De esta manera, podremos diseñar políticas públicas más acertadas y efectivas, tanto en países desarrollados como en desarrollo.

Comparte esta entrada