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La revolución de Internet. Los usos beneficiosos y avanzados de Internet como la nueva frontera de la desigualdad digital

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Durante mucho tiempo, las investigaciones académicas se han concentrado en las desigualdades generadas por la desigual difusión de Internet en una población determinada o entre diferentes países. En los últimos años, sin embargo, las sociedades occidentales están conociendo un aumento en la difusión de Internet en todos los estratos poblacionales que las componen.

En efecto, si se tienen en cuenta las estadísticas europeas, en los últimos cinco años se ha producido una evolución positiva en el acceso a Internet en todos los países. La gran mayoría de ellos, incluyendo a España, registran tasas de acceso a Internet superiores al 80%.[1] Estos datos permiten anticipar que, en un futuro no muy lejano, las tasas de acceso a Internet puedan alcanzar el 100% de personas conectadas a Internet, tal y como está observándose ya en países como Dinamarca, Luxemburgo y Noruega.

Gráfico 1. Tasas de acceso a Internet en países europeos (2011 y 2016)

Fuente: Elaboración propia a partir de datos de Eurostat.

Por esta razón, la comunidad académica está considerando la posibilidad de que la brecha digital esté destinada a desaparecer, dejando paso a otros tipos de desigualdad (DiMaggio y Hargittai, 2001). Entre ellas, estaría el desigual aprovechamiento de los usos beneficiosos de Internet por parte de la población, determinado por las diferencias entre los internautas en cuanto a las habilidades de navegación (Hargittai y Hinnant, 2008). Este fenómeno, llamado desigualdad digital, se fundamenta en el hecho de que los usos más ventajosos de Internet -es decir, aquellos que conllevan algún tipo de beneficio en la vida diaria de las personas que los adoptan- estarían más difundidos entre aquellos internautas que mejor navegan en Internet (DiMaggio, Hargittai, Celeste y Shafer, 2004; Hargittai y Walejko, 2008; van Deursen, Helsper, Eynon, y van Dijk, 2017; Van Dijk, 2005). Entre dichos usos se incluirían los usos informativos y educativos de internet, el e-commerce, los usos creativos de internet o aquellos vinculados a la administración electrónica (Hargittai e Hinnant, 2008; Hargittai y Shaw, 2015; Hargittai y Walejko, 2008; De Marco, Robles, y Antino, 2014; Buhtz et al., 2016).

Las investigaciones empíricas sobre el tema plantean que son los internautas con más recursos aquellos que poseen el nivel más alto de manejo de la herramienta; esto es, personas jóvenes o con elevado nivel de estudios. Así pues, sería en estos segmentos poblacionales donde se concentrarían los usos más ventajosos de Internet y los beneficios que estos aportan. Todo ello conllevaría un aumento de las desigualdades entre las personas con y sin recursos, ya que solo los estratos de la sociedad ya aventajados obtendrían un beneficio efectivo en su vida diaria a raíz del uso de Internet.

«Hacer un seguimiento de la evolución de los usos beneficiosos de Internet resulta muy útil de cara a la comprobación de la existencia de este tipo de desigualdad y a la propuesta de políticas públicas que permitan aumentar la inclusividad de Internet».

Utilizando datos del INE; en este trabajo se ha explorado el panorama español en términos de desigualdad digital. Por una parte, se ha visto cómo ha evolucionado en España, entre 2005 y 2015, la adopción de determinados usos considerados “básicos o de entretenimiento”, como los juegos on-line, la descarga de películas, música, vídeos o fotos. Por otra parte, también se ha observado la evolución, en el mismo tramo temporal, de los usos más beneficiosos de Internet, como la búsqueda de información sobre temas de salud, el comercio electrónico o el envío de formularios on-line a la administración pública. Para ello se ha segmentado la población según las principales variables sociodemográficas adoptadas por los estudiosos de desigualdad digital: edad y nivel de estudios.

Así, se ha podido apreciar como los patrones que caracterizan los usos de Internet de entretenimiento marcan tendencias uniformes a lo largo de todos los segmentos poblacionales. Esto es, tanto entre los internautas jóvenes como entre los más mayores o entre aquellos con mayor o menor nivel de estudios se ha podido observar un incremento parecido en la difusión de este tipo de usos. Si bien es verdad que los mayores porcentajes de difusión de los usos de entretenimiento se encuentran entre las personas más jóvenes o aquellas con elevados niveles de estudio, también es posible ver incrementos consistentes entre todos los demás estratos poblacionales. Todo ello implica una tendencia hacia una difusión uniforme de este tipo de usos dentro de la población.

Al mismo tiempo, se ha podido observar como el paso del tiempo acentuaba las diferencias entre usuarios en términos de adquisición de los usos que aportan beneficios directos a su “vida off-line“. Por un lado los segmentos poblacionales compuestos por los internautas más jóvenes y con mayor nivel educativo tenían las más altas tasas de penetración de estos usos de internet. Al mismo tiempo, los internautas con menos recursos no han conocido incrementos consistentes en la difusión de los mismos usos. Dicho de otro modo, el paso del tiempo ha generado una brecha entre los internautas en cuanto a la difusión de los usos beneficiosos de internet. Todo ello implica que sólo las personas con mayor nivel de estudios o que han tenido la posibilidad de socializarse en edades tempranas con la TIC disfrutan plenamente de los beneficios que la búsqueda de información sobre temas de salud, el comercio electrónico o la interacción digital con la administración pública les puede proporcionar. Las posibilidades de conseguir mayor información y de más calidad, de obtener mejores precios para los productos y los servicios adquiridos, así como de mantener una relación más ágil con la administración pública están en mayor medida al alcance de aquellas personas que ya de por sí cuentan con más recursos en el “mundo real”.

En este contexto, Internet se convertiría en un potencial amplificador de las desigualdades existentes dentro de la población española. Por ello, hacer un seguimiento de la evolución de los usos beneficiosos de Internet resulta muy útil de cara a la comprobación de la existencia de este tipo de desigualdad y a la propuesta de políticas públicas que permitan aumentar la inclusividad de Internet, sobre todo con el objetivo de que cada vez más usuarios, más allá de sus recursos económicos o educativos, puedan beneficiarse en su vida diaria del uso de Internet.

[1] Medidas mediante el porcentaje de personas que han utilizado Internet en los últimos tres meses. Indicador EUROSTAT: Individuals – internet use [isoc_ci_ifp_iu].

Esta entrada es un resumen del artículo La revolución de Internet. Los usos beneficiosos y avanzados de Internet como la nueva frontera de la desigualdad digital, publicado en el número 25 de Panorama Social. Puede acceder aquí al sumario y la descarga de la revista.

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