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La inversión de las empresas españolas en el exterior: ¿se reinicia la gran ola expansiva?

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En vísperas de la reciente crisis atravesada por la economía española, nuestro país se había convertido en un importante inversor en el extranjero, situándose entre los cinco socios europeos con mayor stock de inversión extranjera directa emitida. Había conseguido también casi equilibrar el valor de sus inversiones en el exterior con el de las recibidas de las principales multinacionales mundiales.

La crisis ralentizó este vivo avance de la inversión exterior, aunque no lo frenó. Los flujos brutos emitidos siguieron creciendo a un ritmo apreciable, anotando valores que no se alejaban mucho de los registrados en 2004 o 2005. Sin embargo, los flujos netos sí moderaron su progreso muy sensiblemente, fruto de las desinversiones realizadas, ya fuera a través del cierre de establecimientos, o la venta de participaciones accionariales en empresas localizadas en otros países, una expresión palmaria de las dificultades económicas y de refinanciación de sus créditos a las que tuvieron que hacer frente las empresas inversoras.

Merced a la evolución descrita, España aumentó su intensidad inversora más que los dos países que se sitúan a la cabeza, Reino Unido y Francia, alcanzando un porcentaje del 52% del PIB, que le mantiene en la tercera posición, por delante de Alemania e Italia.

El número de empresas inversoras y de filiales continuó creciendo, salvo en 2013, pero disminuyó el empleo medio por filial, rasgo indicativo de que las empresas de dimensión superior a la media se vieron perjudicadas por las desinversiones. Por otra parte, en el análisis econométrico efectuado con la muestra de empresas industriales de la ESEE, se ha comprobado que la crisis no incidió en la probabilidad de las empresas de invertir en el exterior, pero sí en la probabilidad de desinversión, incrementándola, sobre todo para las empresas más grandes.

El nuevo panorama tras la crisis

Con la recuperación de la rentabilidad y el ahorro de las empresas, las condiciones internas para la reanudación de la trayectoria expansiva de la inversión en el exterior están garantizadas. No así las condiciones externas, dado el magro crecimiento económico mundial. Con todo, los años 2014 y 2015 han sido testigos de una nueva aceleración de la inversión en el exterior, apoyada por el descenso de las desinversiones y el repunte en el número de empresas inversoras.

«Han ganado atractivo para las empresas españolas Reino Unido, Irlanda y, en menor medida, Bélgica; aunque, en el caso británico, los efectos del referéndum sobre la salida de la Unión Europea, no favorecerán que se consolide el interés de los inversores».

La moderación en la inversión de las empresas españolas en el exterior no ha afectado de forma significativa a su distribución por grandes sectores de actividad, salvo por el avance de energía y agua. Sí lo ha hecho, en cambio, a su distribución por áreas geográficas. De forma clara, la UE-28 ha perdido peso frente a Norteamérica, sobre todo en detrimento de la UE-15 y a favor de Estados Unidos. Esta merma de importancia de la Unión Europea se ha concentrado en Italia, Francia, Portugal y Holanda. En sentido contrario, han ganado atractivo para las empresas españolas Reino Unido, Irlanda y, en menor medida, Bélgica; aunque, en el caso británico, los efectos del referéndum sobre la salida de la Unión Europea, no favorecerán que se consolide el interés de los inversores. Por otra parte, también se han registrado cambios apreciables dentro de la inversión localizada en Latinoamérica, mejorando su posición Brasil, México y Chile, y empeorándola Argentina.

Por último, la rentabilidad de las filiales exteriores ha venido disminuyendo gradualmente durante los años de la crisis, con la excepción de 2010, conforme se desaceleraba el crecimiento de los países emergentes y el PIB mundial. En el año 2014 la remuneración sobre fondos propios se ha vuelto a situar en niveles elevados, del 10% sobre el stock de inversión, y muy probablemente se habrá mantenido o incluso incrementado en 2015, alentando un nuevo auge de la inversión en el exterior que ya solo dependerá de una recuperación de la actividad económica mundial.

Esta entrada es un resumen del artículo La inversión de las empresas españolas en el exterior: ¿Se reinicia la gran ola expansiva?, publicado en el número 150 de Papeles de Economía Española. Puede acceder aquí al sumario de la revista.

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