La evolución económica desde el inicio de la crisis financiera de los países que conforman la UE no ha sido, ni mucho menos, homogénea. En esta entrada vamos a realizar un breve análisis comparativo que arroja algunos datos interesantes al respecto.
El gráfico siguiente representa la evolución del PIB real en niveles para diferentes agrupaciones de países que integran la UE y para EE.UU. (partiendo del año 2008=100). El grupo de países centrales está compuesto por Alemania, Francia, Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Austria y Reino Unido. Los nórdicos son Dinamarca, Suecia y Noruega. Se ha excluido a Finlandia porque su evolución ha sido sustancialmente diferente a la del resto del grupo. Este país ha sufrido una crisis muy severa (declive de Nokia, descenso de las exportaciones de madera para papel y caída del comercio con Rusia) de modo que su PIB en 2016 aún era un 4,2% inferior al nivel pre-crisis. Los periféricos son Italia, Grecia, España y Portugal. Aquí se ha excluido Irlanda por el resultado anómalo de 2015, año en el que su PIB real creció un 26% debido a una cuestión de contabilización ajena al desempeño efectivo de su economía (por el traslado al país de la actividad de varias sedes centrales de grandes empresas multinacionales), de modo que la inclusión de sus datos en el grupo distorsiona los resultados del conjunto. Dentro del grupo de países del este se ha excluido a Polonia debido a que su brillante evolución a lo largo del periodo —con un nivel de PIB al final del mismo un 27% superior al nivel existente al inicio— ha sido sustancialmente diferente al del resto del grupo, y dado el tamaño de su economía, su inclusión distorsionaría mucho los resultados del conjunto. Finalmente, a modo de comparación, se presenta la evolución de EE.UU.
Gráfico 1
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de Eurostat.
Lo primero que se observa es que, tras la recesión inicial de 2009, la doble recesión o double-dip que tuvo lugar a partir de 2011 fue un fenómeno exclusivo de los países periféricos. Ni los países nórdicos ni los centrales ni los del este lo han sufrido (experimentaron una ralentización del crecimiento, pero no un decrecimiento del PIB), ni mucho menos EE.UU. Así, el PIB de los países periféricos (excluyendo Irlanda) en 2016 aún era un 6% inferior al anterior a la crisis. Dentro de este grupo, el mejor desempeño lo encontramos en España, que al final del periodo era el único país del grupo que estaba a las puertas de recuperar el nivel de actividad económica previo a la crisis.
Los países centrales y nórdicos, además de EE.UU., tras la recesión de 2009 iniciaron una recuperación, más lenta que en crisis precedentes, pero constante, recuperando el nivel pre-crisis en dos años, hasta situar su PIB de 2016 un 7,3% por encima del nivel de 2008 en el caso de los centrales, y un 10% en el de los nórdicos. Dentro de estos últimos destaca el comportamiento de Suecia, cuyo desempeño, excluyendo algunos países del este, solo ha sido superado por Luxemburgo, situándose incluso por encima de Estados Unidos. Este último país, como se advierte en el gráfico, es el área que con diferencia mejor comportamiento ha registrado en el periodo: su recesión en 2009 fue menos acusada y su recuperación ha sido más intensa, de modo que su PIB en 2016 era un 12,4% superior al de 2008.
Finalmente, se observa que los países del este, que son los que sufrieron con más severidad la recesión de 2009, experimentaron a partir de 2014 una recuperación muy intensa que les llevó en 2016 a superar ligeramente a los países centrales, situando su PIB un 7,6% por encima del nivel pre-crisis.