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La evolución del abandono educativo en España y sus implicaciones en el mercado laboral

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La tasa de abandono educativo temprano ha disminuido del 13,7% en 2023 al 13,0% de 2024, marcando un mínimo histórico. No obstante, sigue siendo la segunda más alta de la Unión Europea, solo superada por Rumanía, y aún lejos del objetivo del 9% fijado por la UE para 2030. El 3 de febrero, Funcas celebró una jornada virtual sobre “Análisis de los últimos datos del abandono educativo en España”. El acto contó con la participación de cuatro expertos para abordar el fenómeno del abandono desde diferentes perspectivas. 

El abandono educativo en perspectiva: evolución y situación actual

Jesús Ibáñez, subdirector general de Estadística y Estudios del Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes, fue el primero en intervenir, explicando la evolución del abandono educativo en España y su comparación con Europa. Recordó que este indicador surge en el marco de la Estrategia de Lisboa como parte de los objetivos europeos en educación y formación. En los últimos 15 años, la tasa de abandono en España se ha reducido drásticamente, pasando del 31,7% en 2008 al 13% en 2024. La diferencia con la media de la UE se ha reducido a 3,5 puntos, ya que en 2023 se situaba en el 9,5%, debiendo seguir con un último esfuerzo para alcanzarla.

Ibáñez destacó que el abandono educativo temprano no solo depende de la participación escolar, sino también de las estructuras del sistema educativo y las oportunidades de formación. En este sentido, subrayó la importancia de los programas de Formación Profesional Básica y Grado Medio, así como la necesidad de facilitar las vías de acceso a la educación secundaria superior. También apuntó a la persistente brecha de género: la tasa de abandono sigue siendo más alta en hombres que en mujeres, una tendencia que se ha mantenido estable a lo largo del tiempo.

El abandono y la desigualdad educativa

Marisa Hidalgo, profesora titular de Fundamentos del Análisis Económico en la Universidad Pablo de Olavide, abordó el abandono desde una perspectiva de equidad. Hidalgo explicó que el fenómeno no afecta por igual a toda la población, sino que está fuertemente condicionado por el entorno socioeconómico y familiar. En España, los jóvenes de familias con menor nivel educativo o situación financiera desfavorecida tienen una probabilidad mucho mayor de abandonar los estudios antes de finalizar la educación secundaria superior. Marisa Hidalgo; también mostró que, por ejemplo, que la tasa de abandono educativo en nuestro país es 5 veces más elevada si ninguno de tus padres tiene estudios superiores. La Profesora Hidalgo también presentó datos que muestran cómo las tasas de abandono son considerablemente más altas en las comunidades autónomas del Sur y señaló que el abandono educativo temprano perpetúa situaciones de desventaja y pobreza por la baja movilidad social española.

En términos de políticas, destacó la importancia de programas de refuerzo educativo como el PROA, que han demostrado tener efectos positivos en el rendimiento académico y la persistencia en el sistema escolar. También subrayó la relevancia de las intervenciones en edades tempranas, dado que cuanto antes se detecte el riesgo de abandono, mayor será el impacto de las medidas correctivas.

Políticas para reducir el abandono educativo

Jorge Sainz, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Rey Juan Carlos, habló en su intervención en el análisis de medidas efectivas para reducir el abandono. Basándose en la literatura económica reciente, destacó la importancia de tres estrategias clave: incentivos y mentoría; la reducción del tamaño de las clases y el uso de modelos de inteligencia artificial para identificar el riesgo de abandono.

Sainz hizo referencia a estudios internacionales que demuestran que las campañas informativas sobre los beneficios de la educación pueden tener un impacto positivo en la permanencia escolar. Asimismo, subrayó que los programas de mentoría han mostrado efectos significativos en la mejora de la motivación y el rendimiento, especialmente entre los estudiantes con más dificultades. Respecto a la reducción del tamaño de las clases, explicó que la evidencia empírica muestra que su impacto es mayor en etapas tempranas de la educación y que los efectos son más positivos en contextos de mayor vulnerabilidad social. Disminuir la ratio alumnos por clase en un estudiante mejora el aprendizaje en un 1% de la desviación estándar, el equivalente a lo que el alumnado aprende en una semana. Además, un menor tamaño de la clase también mejora el funcionamiento del centro y el bienestar de la comunidad educativa en las aulas en donde hay más estudiantes disruptivos, en centros situados en zonas desfavorecidas y con alumnado rezagados.

Finalmente, presentó un estudio en el que ha trabajado junto con Ismael Sanz y Maite Ballestar, en el que se demuestra que los modelos de inteligencia artificial pueden ser herramientas útiles para predecir el abandono educativo y mejorar la asignación de recursos en programas de refuerzo.

El abandono educativo y el mercado laboral

Por último, Marta Martínez-Matute, profesora del Departamento de Análisis Económico de la Universidad Autónoma de Madrid, analizó el impacto del abandono en la empleabilidad y la calidad del empleo. Explicó que los jóvenes sin educación secundaria superior enfrentan mayores dificultades para acceder a trabajos estables y bien remunerados, lo que contribuye a la precariedad laboral y a una mayor incidencia del desempleo juvenil en España.

Martínez-Matute subrayó que el mercado laboral español es especialmente sensible al ciclo económico, lo que significa que en épocas de crisis el desempleo juvenil aumenta de manera desproporcionada. Además, destacó la existencia de una fuerte polarización en el empleo, donde las personas con baja cualificación se concentran en sectores con tareas rutinarias, lo que las hace más vulnerables a los efectos de la automatización y la digitalización.

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