Entre la abundante información conocida la pasada semana sobresale la Encuesta de Población activa (EPA) del primer trimestre del año. Previamente el INE había publicado la revisión de los datos de esta encuesta entre el primer trimestre de 2002 y el cuarto de 2013 con el fin de adaptarlos a las nuevas estimaciones de población que se deducen del último Censo de 2011. La EPA, como toda encuesta, obtiene datos para la muestra de hogares investigados cada trimestre (unos 65.000), pero esos datos hay que elevarlos a la población total para obtener cuántas personas hay trabajando o en paro en España. Esa población total la proporcionan los censos, que se llevan a cabo cada diez años. Entre censo y censo, el INE hace estimaciones trimestrales en base a la información que proporcionan otras fuentes estadísticas sobre la población. Hasta que se dispone de un censo nuevo, estas estimaciones son provisionales y tienen que ser revisadas al cabo de diez años para adaptarlas al nuevo censo. Aprovechando estos cambios poblacionales, el INE también suele introducir algunos cambios metodológicos para mejorar la fiabilidad de los resultados. Con todo ello, nuestra EPA puede considerarse tan fiable como la mejor de entre los países avanzados.
Como consecuencia de todos estos cambios, las personas activas en el cuarto trimestre del pasado año superaban en 416.300 (un 1,8%) a las estimadas anteriormente, que se distribuían en 377.000 ocupados más (un 2,2%) y 39.300 parados más (un 0,7%). La tasa de paro desestacionalizada era del 25,8% de la población activa, tres décimas menos. El perfil trimestral de la evolución de todas estas magnitudes, que es lo más importante a efectos del análisis coyuntural, apenas se ve afectado. Uno de los datos más importantes que se observaron en el cuarto trimestre del pasado año –que la economía española volvía a crear empleo en términos desestacionalizados- se sigue manteniendo.
En base a esta tendencia y a los datos de afiliaciones a la Seguridad Social, los analistas esperábamos que en el primer trimestre de este año volviera a crearse empleo en estos mismos términos e incluso que el ritmo se intensificara. Las afiliaciones aumentaron un 0,4% en el cuarto trimestre respecto al trimestre anterior y un 0,6% en el primero. Pero los datos publicados de la EPA han decepcionado. El poco empleo que se creó en el cuarto trimestre (unas 17.000 personas) se ha vuelto a destruir en el primero de este año [gráfico superior izquierdo]. Es más, si no hubiera sido por el aumento volátil del empleo agrícola –que refleja la histórica cosecha de aceite- y del empleo en el sector público –también un tanto atípico-, la ocupación hubiera descendido mucho más [gráfico superior derecho]. Esto no es coherente con la aceleración del crecimiento del PIB, cuyas cuatro décimas de crecimiento en el primer trimestre confirmó también esta semana el INE. Tampoco es muy coherente con otros indicadores de producción, tanto de la industria como de la construcción y los servicios. Podemos estar ante un dato atípico de la EPA, o podemos estar ante un sesgo introducido por el distinto calendario de la Semana Santa, que en 2013 adelantó el aumento del empleo asociado a la misma al mes de marzo y este año lo hará en abril. También puede ser que estemos sobreestimando la fuerza de la recuperación. Para saber con más precisión lo que está pasando habrá que esperar a los datos del segundo trimestre.
Fuentes: INE (EPA) y Funcas (series desestacionalizadas y previsiones). Gráficos elaborados por A. Laborda.
A pesar de la caída del empleo, la tendencia descendente del paro se intensificó. La tasa de paro desestacionalizada cayó cinco décimas, hasta el 25,3%. Ello fue debido a la fuerte disminución de la población activa, superior a la que se viene observando desde finales de 2012. En anteriores trimestres esta disminución se debía casi enteramente a la reducción de la población en edad de trabajar, pero en este la población activa disminuyó bastante más que dicha población, por lo que la tasa de actividad entre 16 y 64 años se redujo tres décimas, hasta el 75% [gráfico inferior izquierdo]. La caída de la tasa de actividad fue especialmente intensa entre los extranjeros y entre los jóvenes.
A partir de estos datos, que pueden considerarse un tanto atípicos, las previsiones para el resto del año se hacen más inciertas [gráfico inferior derecho]. Pese a ello, el escenario más probable sigue siendo que se recupere la tendencia al alza del empleo y que continúe disminuyendo la población activa. Con ello, la tasa de paro seguiría descendiendo para acabar el año en torno al 23,8%. La tasa media anual se situaría en el 24,5%.
______________
Ángel Laborda es director de la dirección de coyuntura y estadística de la Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS).