Si bien es cierto que esta ha sido una tendencia generalizada en la mayoría de economías, hay que señalar que en el caso de Baleares la terciarización ha sido más profunda y fundamentada en el crecimiento del sector turístico y, en una parte importante, en la expansión de los servicios y algunos bienes cuya demanda depende en gran medida del turismo. Independientemente de los buenos resultados que el sector turístico ha ido proporcionando a la economía balear en el largo plazo, hay que reconocer que ha ido perdiendo desde el último tercio de la década de los noventa su posición privilegiada en el ranking de las comunidades autónomas en términos de PIB per cápita, pasando del primer lugar a principios de la década de los noventa al séptimo ya en la segunda parte de la década anterior.
La explicación más plausible de todo ello es que el enorme crecimiento del sector de la construcción en España desde finales del siglo pasado hasta el año 2008 no fue seguido por una economía como la balear muy dependiente del turismo pero menos volcada hacia el crecimiento de la construcción. Además, en este periodo el turismo creció solo moderadamente a expensas de una clientela mayoritaria alemana y británica cuyas economías crecían menos que la española, sobre todo la alemana. Con la llegada de la recesión se produce un cierto cambio de tendencia en favor de Baleares con respecto a España al afectarle menos el crack de la construcción, por la reducida dependencia de Baleares del turismo español y, en definitiva, por las cifras positivas casi todos los años del turismo, al menos en el número de visitantes.
Un aspecto que destaca sobre la pérdida de puestos en el ranking del PIB per cápita es que la población en Baleares ha crecido el doble que la española en el periodo 2000-2015. Pero ello no explica dicha pérdida si no tenemos en cuenta la productividad del trabajo. Si tomamos la diferencia entre el año 1993, cuando Baleares ya ocupaba el primer lugar en PIB per cápita y el año 2009, la diferencia de productividad del trabajo pasa de 52,14€ a los 38,80€ en Baleares y de 39,80€ a 40,91€ en España. Si la productividad del trabajo es una variable que expresa desde el lado de la oferta el grado de competitividad, se afirma que existen dos indicadores, el de recursos humanos y el de innovación tecnológica en los que Baleares está por detrás de la gran mayoría de comunidades autónomas. Esta realidad queda suavizada por el hecho de que desde la segunda mitad de los años noventa y el inicio del presente siglo y, en menor medida, hasta el presente, los precios relativos de Baleares con respecto a España han sido sensiblemente superiores, de ahí que sea posible afirmar que la capacidad de consumo y en definitiva, el bienestar han aumentado en las islas incluso si se produjera lo mismo que antes.
«El sector turístico ha desarrollado innovaciones importantes no solo en el terreno de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación sino también las referidas al medio ambiente tanto en la parcela tecnológica como en la no tecnológica, habiéndose creado un buen número de empresas que venden productos y asesoran a las empresas turísticas en las TIC».
En cuanto a la lógica mención especial del turismo, señalamos las buenas cifras que han moderado la recesión y han permitido, incluso, avanzar algo en la recuperación, contando con el fuerte descenso del turismo español, aunque solo sea menos del 15 por 100 del total de turistas. Estos datos positivos se ven en parte empañados por el descenso del gasto por turista. El éxito de los distintos destinos turísticos de Baleares se debe también a causas endógenas. Un dato que nos conduce a pensar que las islas están ofreciendo una excelente experiencia turística, conseguida por la oferta de un buen producto turístico, es el elevado grado de lealtad de nuestros visitantes. Las Islas Baleares, al menos en términos relativos, han mejorado al haber aplicado medidas restrictivas importantes a la expansión del territorio medioambientalmente y paisajísticamente sensible. El sector turístico ha desarrollado innovaciones importantes no solo en el terreno de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación sino también las referidas al medio ambiente tanto en la parcela tecnológica como en la no tecnológica, habiéndose creado un buen número de empresas que venden productos y asesoran a las empresas turísticas en las TIC. Todo ello se ha desarrollado en el ámbito de la internacionalización de muchas cadenas e, incluso, de estas empresas TIC.
En el ámbito de las limitaciones que influyen en el gasto negativamente citaremos la expansión del «todo incluido» y de la proliferación del alquiler de viviendas vacacionales.
A partir de aquí hay que señalar que las debilidades de la economía parten de la falta de inversión en I+D+i, niveles insuficientes de formación del capital humano y déficits en el capital público producto de problemas en la financiación autonómica. En cambio, las fortalezas sobre todo en el sector turístico son considerables, ya que Baleares ofrece un producto muy competitivo respecto a otros destinos y unas empresas que han sido capaces de desarrollar su know-how en todo el mundo. Ello no significa que no haya que promover políticas de control de la oferta y de desestacionalización a través de la atracción de nuevos segmentos de mercado.
Esta entrada es una adaptación del artículo «La economía balear: de la expansión a la recesión y a la recuperación», publicado en el número 148 de Papeles de Economía Española. Puede consultar los contenidos completos de la publicación aquí.