Los síntomas de desaceleración se confirman. Los datos difundidos esta semana apuntan a una pérdida de dinamismo en la creación de empresas y de puestos de trabajo, especialmente en Cataluña.
Hasta junio, se creaban en España una media de alrededor de 130.000 empresas al mes, a un ritmo creciente. Desde entonces, la creación de empresas se ha desacelerado. Además, se incrementa el número de empresas que cesan su actividad.
El frenazo se nota más en Cataluña. Esa comunidad venía liderando la recuperación desde su inicio. En 2016, el número de empresas aumentó en 1,6%, el doble que en todo el país. Pero en septiembre el ritmo de creación de empresas se desplomó, mientras que las bajas se incrementaron –ya sea por razones económicas como la quiebra, cambios estatutarios o desplazamiento hacia otros territorios. El resultado es que, entre junio y septiembre, Cataluña había perdido cerca de 3,000 empresas cotizantes al régimen general.
Algo similar ocurre con el empleo. Se ha debilitado el ritmo de creación de puestos de trabajo, en consonancia con la desaceleración de la economía. Además, la tendencia podría intensificarse en los próximos meses, bajo el supuesto de que la fuga de sedes sociales y fiscales hacia otras regiones conlleve la reubicación de los centros de producción.
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Fuentes: INE y Funcas
De ser así, el conflicto también tendría un impacto sobre los sueldos. Los asalariados catalanes ganan cada mes cerca de 200 euros más que en otras comunidades. No está claro que conserven ese plus en caso de desplazarse a otros centros de trabajo.
Además, los empleos tienden a ser más estables en Cataluña que en otras comunidades. Los contratos indefinidos representan más del 78% del total de contratos, 5 puntos por encima de la media española. La proximidad de algunas de las mejores universidades, centros de innovación y de producción tecnológica representa una ventaja adicional, para el acceso al conocimiento y la mejora de la productividad. Ejemplo de ello, el Mobile World Congress, cita mundial de los profesionales en telecomunicación móvil que tiene lugar cada año en Barcelona.
«La situación política, la parálisis de la estrategia económica y la amenaza de dispersión del capital tecnológico vulneran la expansión y a la vez erosionan la posibilidad de reacción ante la aparición de nuevos riesgos externos»
Las cuentas de la Seguridad Social también se resentirían de una fuga de centros de trabajo. Las empresas establecidas en Cataluña aportan uno de cada cuatro euros ingresados en concepto de cotizaciones sociales. Este es el territorio que más contribuye a las arcas de la Seguridad Social.
A las tensiones internas se añade el riesgo de nuevas turbulencias internacionales, según el Fondo Monetario Internacional. China, así como otras grandes economías emergentes están expuestas a una burbuja de crédito inmobiliario, que amenaza con estallar en cualquier momento. En los países desarrollados, los niveles de endeudamiento público se encuentran en cotas máximas, lo que vulnera la sostenibilidad financiera de los Estados y reduce la capacidad de reacción a nuevas crisis. Los bancos centrales, por su parte, han agotado el arsenal de instrumentos para hacer frente a nuevas recesiones. Sus balances están repletos de títulos de deuda pública.
Con todo, la economía española mantiene importantes ventajas, por su competitividad y la dinámica propia al proceso de recuperación. Pero la situación política, la parálisis de la estrategia económica y la amenaza de dispersión del capital tecnológico vulneran la expansión y a la vez erosionan la posibilidad de reacción ante la aparición de nuevos riesgos externos. Las nubes se acumulan en el horizonte del empleo.