Terminar los estudios en un contexto de elevado desempleo resulta en pérdidas sustanciales y persistentes de ingresos laborales anuales. En el caso de los jóvenes sin una licenciatura universitaria, la penalización viene por el lado de la menor probabilidad de encontrar empleo, en tanto que para los licenciados universitarios, la menor probabilidad de encontrar empleo y la mayor precariedad.