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¿Qué opinan los jóvenes sobre la orientación recibida en los institutos?

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Ahora que está reciente la publicación de las notas de la PAU 2025, un momento clave para miles de estudiantes que afrontan su acceso a la universidad, resulta interesante examinar qué dicen los datos y los propios jóvenes sobre la orientación y el desarrollo profesional que reciben en los Institutos. 

El informe de la OCDE Career readiness in Madrid (Spain): a user perspective[1] presenta los resultados de una encuesta a 1.015 jóvenes adultos de entre 19 y 26 años, formados en la Comunidad de Madrid y realizada en verano de 2024. El estudio complementa las evidencias obtenidas a través de estudios longitudinales y ensayos controlados, ofreciendo una perspectiva directa de los usuarios sobre la utilidad y limitaciones de los sistemas de orientación recibidos durante la educación secundaria, ya con cierta experiencia en el mercado laboral o la educación superior.

Actividades de orientación: útiles pero insuficientes, y no llegan a todos

El valor percibido de las actividades de orientación es muy elevado. En los 17 tipos de actividad recogidos, más del 80% de los jóvenes que participaron en ellas afirma que les resultaron útiles (en distinto grado) para la transición postsecundaria; para muchas actividades, la proporción que las califica como “muy útiles” supera el 50%. Las más valoradas fueron los talleres prácticos sobre cómo hacer un buen CV, cómo superar una entrevista de trabajo, y las experiencias directas en entornos laborales (prácticas, voluntariado, empleo a tiempo parcial), aunque la participación en estas últimas sigue siendo limitada.

Sin embargo, el acceso no es homogéneo: sólo la mitad recuerda haber hecho actividades como talleres de CV o entrevistas, y menos de la mitad participó en ferias de empleo, job shadowing o prácticas laborales. Las interacciones con empleadores, elemento crítico en el desarrollo profesional según la literatura internacional, fueron limitadas: el 35% nunca tuvo contacto con empleadores a través de los centros educativos.

La retrospectiva revela una demanda insatisfecha de orientación: ocho de cada diez jóvenes habrían querido recibir “más” o “mucho más” apoyo en prácticamente todos los aspectos evaluados, pero especialmente en los ligados a la búsqueda de empleo, la preparación de solicitudes, la comprensión del sistema fiscal y de seguridad social, y la adquisición de habilidades para afrontar transiciones estresantes. La demanda es especialmente alta entre mujeres (45% en aspectos vinculados a empleos atípicos para su género/origen) y jóvenes de entornos desfavorecidos (47%).


Orientación, empleo y satisfacción con la propia carrera

En términos globales, la valoración sobre si la escuela preparó adecuadamente para la vida laboral está dividida: sólo la mitad responde afirmativamente. El porcentaje es superior en egresados de centros privados y en jóvenes nacidos fuera de España, pero claramente inferior entre los de menor estatus socioeconómico. No obstante, la valoración retrospectiva de la propia trayectoria profesional es positiva: dos tercios puntúan su carrera hasta la fecha con un 7 o más sobre 10, y más del 80% considera que su actividad actual es útil para el empleo futuro que desean alcanzar.

El análisis multivariante identifica relaciones robustas entre la intensidad y diversidad de la participación en actividades de desarrollo profesional durante la adolescencia y mejores resultados en la transición. Participar en actividades como hablar con profesores sobre empleos de interés, realizar visitas a empresas, voluntariado, escuchar a ponentes invitados o participar en job shadowing se asocia a una menor probabilidad de no tener ni trabajo ni continuar formándose en la edad adulta temprana. Además, quienes participaron activamente en orientación tienen el triple de probabilidades de considerar que el Instituto preparó bien para la vida laboral.

La intensidad de la exposición a actividades con empleadores marca una diferencia clara: solo el 39% de quienes no tuvieron experiencias con empleadores consideran que el instituto le preparó bien, frente al 68% entre quienes participaron en cuatro o más.

Conclusión

La encuesta de la OCDE aporta evidencia empírica de que la orientación profesional recibida en la secundaria madrileña tiene un impacto positivo y significativo sobre las transiciones educativas y laborales posteriores, si bien persisten notables carencias en el acceso efectivo y la adecuación práctica de las actividades. La experiencia internacional sugiere que reforzar la interacción con empleadores y la orientación práctica puede contribuir a mejorar la empleabilidad y la equidad en el acceso a oportunidades laborales.


[1] La encuesta de la OCDE recoge información retrospectiva de jóvenes madrileños sobre su participación en actividades de desarrollo profesional durante la etapa secundaria, la utilidad percibida de dichas actividades y su impacto en las transiciones educativas y laborales posteriores. El cuestionario indaga sobre la tipología y frecuencia de actividades de desarrollo profesional recordadas, la utilidad atribuida a cada actividad para la planificación y preparación para la vida laboral, la percepción retrospectiva sobre la preparación recibida en el centro escolar y presenta indicadores de satisfacción con la trayectoria profesional, nivel de ingresos y abandono universitario. El análisis incorpora variables de control sociodemográfico (sexo, estatus socioeconómico, origen, tipo de centro) y aplica regresiones multivariantes para identificar relaciones estadísticamente significativas entre participación en actividades de desarrollo profesional y los distintos resultados de transición. Dos tercios de los encuestados declararon que les resultaba fácil o muy fácil recordar las actividades de orientación realizadas en la secundaria, sin diferencias sustanciales por sexo, estatus social, nivel educativo alcanzado o situación laboral. En cuanto a actividades específicas, alrededor del 95% de los encuestados recuerda claramente si participó o no en cada una de las 17 actividades propuestas (entre ellas, hablar con profesores o familiares sobre profesiones, recibir charlas de profesionales, realizar job shadowing, asistir a ferias de empleo, hacer voluntariado, entrevistas con orientadores, talleres de CV y entrevistas de trabajo, prácticas laborales o empleo a tiempo parcial, visitas a centros de educación superior, búsqueda online de información, etc.).

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