El análisis de la EPA del primer trimestre arroja escasa luz con respecto al impacto sobre el mercado de trabajo de la declaración del estado de alarma. Esto se debe a que los datos que proporciona esta estadística son medias trimestrales, de modo que lo sucedido en las tres últimas semanas del trimestre queda diluido en dicha media, y a que el efecto de la estacionalidad es muy acusado cuando se trabaja con datos trimestrales. En este sentido, los datos de afiliación a la Seguridad Social son más esclarecedores en una situación como la actual.
Así, el número de ocupados se redujo en 285.000 en el conjunto del trimestre en comparación con el trimestre anterior, pero, dado que la estacionalidad es muy negativa en el primer trimestre del año, esta cifra equivale a un descenso de “tan solo” 80.000 una vez corregida dicha estacionalidad (en el primer trimestre del año siempre se produce una caída intensa del empleo). Esta cifra sería la representativa de la destrucción de empleo derivada del estado de alarma. Incluso teniendo en cuenta el efecto mencionado de dilución del impacto en el conjunto del trimestre, ha sido un resultado ligeramente inferior a lo esperado. Así, la tasa de paro se elevó hasta el 14,4%, frente al 14,7% previsto.
«La cifra de ocupados que no han trabajado por razones técnicas o económicas o por expedientes de regulación de empleo se incrementó en 562.900 en el segundo trimestre, si bien eliminando la estacionalidad el incremento podría ascender a unos 480.000. En total, sumando empleos destruidos y afectados por ERTEs según este cálculo, la Covid-19 habría afectado a 560.000 ocupados en media trimestral».
María Jesús Fernández
Los trabajadores afectados por Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTEs) se consideran ocupados a efectos de la EPA, por lo que, para conocer el impacto total de la Covid-19 en el empleo habría que sumar a la cifra anterior la de trabajadores en esta situación. La EPA nos proporciona información de trabajadores ocupados que pueden estar afectados por ERTEs, a través de la cifra de ocupados que no han trabajado por razones técnicas o económicas o por expedientes de regulación de empleo. Dicha cifra se incrementó en 562.900 en el segundo trimestre, si bien eliminando la estacionalidad el incremento podría ascender a unos 480.000. En total, sumando empleos destruidos y afectados por ERTEs según este cálculo, el Covid-19 habría afectado a 560.000 ocupados en media trimestral.
No obstante, en las circunstancias actuales, más relevante que las cifras de empleo, o que las anteriores de ocupados que no trabajan, es la de horas totales trabajadas. Esa es la cifra que refleja la caída en el volumen de factor trabajo efectivamente empleado, independientemente de que sea como resultado de una destrucción de empleo o de la aplicación de ERTEs. El resultado que ofrece esta cifra ha sido un descenso del 4,3%, que en términos desestacionalizados se queda prácticamente igual: un -4,4%.
Por sectores nos encontramos con alguna sorpresa, como es el escaso impacto en el sector de la construcción, que en términos desestacionalizados incluso habría elevado el número de ocupados en el conjunto del trimestre. Según los resultados de afiliación, este sector sufrió una destrucción muy intensa de empleo, siendo el más afectado después de la hostelería, hasta el punto de reflejarse en una importante caída en el número de afiliados en media trimestral.
En lo que sí que coinciden las cifras de la EPA con las de afiliación es en que el impacto se ha concentrado en los trabajadores con contrato temporal. De hecho, con cifras desestacionalizadas, el número de ocupados con contrato indefinido habría incluso aumentado en el trimestre (resultado también coincidente con la evolución de la afiliación en media trimestral).
En cualquier caso, los resultados del segundo trimestre nos ofrecerán una imagen más precisa del impacto de la Covid-19 en el empleo.