El índice de producción industrial de marzo confirma el freno de la industria española con una caída del 12,2% anual. Aun siendo muy elevado el descenso, es menor al registrado en Alemania y Francia donde el confinamiento llegó más tarde. Italia, que estuvo todo el mes de marzo con confinamiento, ha reducido su producción industrial un 29,3% anual. Esta cifra nos sirve de referencia sobre el menoscabo que podremos ver en la producción industrial en abril.
Es evidente que los efectos del Covid-19 sobre la economía van a ser muy relevantes. Así lo están confirmando las referencias estadísticas que van apareciendo. El análisis de esta información es crucial para identificar dónde se están produciendo los efectos más nocivos y, por tanto, para diseñar medidas que incentiven que la recuperación sea más pronto que tarde.
El Índice de Producción Industrial (IPI), que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE), ofrece un panorama sobre la actividad productiva de las ramas industriales a partir de una muestra de unos 11.500 establecimientos. El retroceso registrado en el IPI general durante el mes de marzo respecto a febrero (corregido de calendario y estacionalidad) ha sido del 11,9% (véase el Gráfico 1.A). Esta caída en un mes no se había registrado desde que se tienen datos comparables en 1992. Este es el rasgo principal de esta crisis económica: la rapidez en la caída.
El confinamiento iniciado el 14 de marzo, necesario para luchar contra el virus, ha provocado la ruptura de la actividad económica a nivel global. No estábamos acostumbrados a observar cambios tan bruscos en la actividad productiva real. Hasta ahora, los cambios de tendencia eran más lentos aun cuando se tratara luego de crisis muy profundas y duraderas en el tiempo. Por ejemplo, la crisis financiera de 2008 comenzó dejando pequeñas disminuciones mes a mes desde comienzos de año, pero no fue hasta octubre cuando se alcanzó el retroceso mensual más elevado de toda la crisis, un 5,9%, justo después de la caída de Lehman Brothers el 15 de septiembre (Gráfico 1a).
«La evolución temporal de la producción española no ha conocido una caída tan intensa en un mes; sin embargo, en términos anualizados durante los dos primeros años de la pasada crisis financiera se registraron contracciones magnitud superior».
La industria española había sido muy dinámica en la recuperación económica, creando incluso empleo en términos netos y recuperando parte del protagonismo perdido. Durante el pasado año la producción industrial comenzó a mostrar signos de agotamiento, aunque consiguió cerrar el año en positivo (a diferencia de otros países industriales de referencia como Alemania o Francia). En enero y febrero, sin embargo, las dificultades se manifestaron más claramente y ya era patente en algunos sectores la falta de suministros. Esta situación explica que en febrero el índice de producción industrial registrara una disminución del 1,5% anual. De manera que en marzo la caída interanual ha superado a la mensual situándose en el 12,2%.
Sin duda esta caída es impactante, pero el examen de la evolución temporal de la producción española no ha conocido una caída tan intensa en un mes; sin embargo, en términos anualizados durante los dos primeros años de la pasada crisis financiera se registraron contracciones magnitud superior, llegándose incluso a superar 20% de caída durante el primer trimestre de 2009 (véase el Gráfico 1b).
Gráfico 1
Fuente: elaboración propia a partir de IPI (INE).
«Es evidente, además, que en abril la magnitud del declive en la actividad industrial será mayor, ya que se produjo la “hibernación” de la economía por la que estableció un permiso retribuido recuperable para las personas trabajadoras por cuenta ajena que no prestasen servicios esenciales».
Otro punto de comparación que permite evaluar la magnitud del ajuste en la producción industrial es el contexto internacional. Como es bien sabido, en Europa el país que comenzó a sufrir la pandemia fue Italia, pero a medida que pasa el tiempo otros países como Francia o Alemania también están inmersos en una crisis sanitaria importante. Los datos disponibles permiten ya conocer el ajuste de la producción industrial en estos tres países. Efectivamente Italia muestra una contracción interanual (ajustada por calendario y estacionalidad) muy dura del 29,3%, mientras que Alemania ha ajustado un 14,3%, y Francia un 17,4% (según datos de Eurostat). La diferencia de magnitud de Italia se debe a que ya el 1 de marzo bastantes pueblos y ciudades del norte (es decir, la zona más industrializada del país) estaban bajo confinamiento. Sin embargo, los datos de Alemania y Francia son muy duros puesto que estos dos países aplicaron medidas drásticas de confinamiento más tarde que España: el 22 de marzo en Alemania y el 17 de marzo en Francia.
En definitiva, la contextualización geográfica pone de manifiesto que efectivamente los efectos económicos de la pandemia son muy severos y que haya sido una situación tan imprevista aumenta el desconcierto y la incertidumbre sobre los tiempos de permanencia en esta situación. Es evidente, además, que en abril la magnitud del declive en la actividad industrial será mayor, ya que se produjo la “hibernación” de la economía por la que estableció un permiso retribuido recuperable para las personas trabajadoras por cuenta ajena que no prestasen servicios esenciales (RD-ley 10/2020, de 29 de marzo, y RD-ley 11/2020, de 31 de marzo) para reducir más aún la movilidad de la población y luchar de forma más efectiva contra el Covid-19.
Es indudable que hasta que no acabe el confinamiento no se tendrá información sobre la velocidad de la reactivación de la oferta ni de la demanda. En cualquier caso, el estudio del IPI desagregado por categorías de productos aporta un conocimiento amplio sobre qué actividades han frenado más su actividad.
La clasificación de grandes sectores industriales (GSI) distingue cinco categorías (Bienes de consumo duradero, Bienes de consumo no duradero, Bienes de equipo, Bienes intermedios y Energía) siguiendo la normativa de la Unión Europea que presenta diferencias con otras clasificaciones similares. Así, por ejemplo, un error muy común es asumir que la fabricación de vehículos se incluye en la categoría de “bienes de consumo duraderos” cuando, en realidad, se incluye en la categoría de “bienes de equipo”, al igual que los ordenadores y equipos periféricos, el equipamiento de telecomunicaciones y la fabricación de instrumentos y suministros médicos y odontológicos. En bienes de consumo duradero se incluyen instrumentos ópticos y equipos fotográficos, aparatos domésticos o muebles, entre otros.
La evolución de la producción en cada uno de los cinco grandes sectores industriales en el mes de marzo ha sido desigual. Por una parte, la energía ha aumentado ligeramente su actividad y los bienes de consumo no duradero han disminuido su actividad muy poco, tan solo un 1,3%. Aunque ambos grupos venían arrastrando caídas en los meses previos que explican que en tasa interanual hayan retrocedido un 2,2% la energía y un 3,0% los bienes no duraderos. Los descensos más intensos durante marzo se han observado en los bienes de consumo duradero y los bienes de equipo, con retrocesos interanuales del 27,1% y del 26,3%, respectivamente; mientras que los bienes intermedios han mostrado un comportamiento algo más moderado (pero preocupante también) con una caída interanual del 12,1%.
Las caídas registradas en cada uno de los sectores aun siendo informativos no son concluyentes, ya que no se trasladan por igual al índice general al ponderar cada sector de forma diferente[1]. El Gráfico 2 muestra la contribución neta que cada sector ha realizado a la variación interanual del índice general en los últimos cuatro meses y pone de manifiesto que son los bienes de equipo y los bienes intermedios los que en mayor medida explican la evolución negativa del IPI. Por el contrario, los bienes de consumo (duradero y no duradero) contribuyen en mucha menor medida. Nótese que precisamente los bienes intermedios no eran los que más habían retrocedido, sin embargo, es preciso tener en cuenta que afecta a un mayor número de empresas y trabajadores.
Gráfico 2
Fuente: elaboración propia a partir de IPI (INE).
Profundizando más en la desagregación sectorial a dos dígitos CNAE es posible particularizar en qué productos se ha paralizado más la actividad, si algún sector ha aumentado su producción y cómo se ha transmitido esta evolución al índice general. El Gráfico 3 representa en el panel a la variación mensual en marzo registrada en cada uno de los sectores ordenado de menor a mayor variación. En primer lugar, se aprecia que energía, la industria del papel y la captación, depuración y distribución de agua han aumentado la producción en marzo, mientras que la gran mayoría de los sectores han registrado fuertes caídas, siendo especialmente imponente el descenso del 44,7% de la producción en la fabricación de vehículos respecto al mes anterior. Ciertamente lo que refleja esta cifra es el cierre total de las factorías de los fabricantes de automóviles entre el 16 y el 18 de marzo. Se trata de pocas empresas multinacionales que han aplicado medidas a nivel europeo y donde el cierre fue más rápido también porque, en algunos casos, ya estaban preparando la reducción de producción por falta de suministros y componentes procedentes de China. El resto de sectores se comprueba que no han cerrado completamente durante las dos semanas últimas de marzo puesto que sus caídas han sido menores del 50%.
«Poco a poco las empresas industriales están volviendo a la actividad. Por tanto, este sector debería registrar una caída no superior a la registrada en marzo. No obstante, también es cierto que la contracción en mayo de la actividad industrial seguirá siendo relevante».
Finalmente, el examen sobre cuánto ha contribuido la situación de cada sector[2] a la caída media del IPI se presenta en el panel b del Gráfico 3. Es patente, la notoriedad del sector de automoción en la industria española que, además de ser el sector que paralizó prácticamente en su totalidad la producción en las dos últimas semanas de marzo, es el sector que más explica la caída de la producción industrial española, seguido de la fabricación de productos metálicos. De hecho, estos dos sectores son los responsables del 40% del ajuste total observado en la industria en el mes de marzo.
Gráfico 3
Fuente: elaboración propia a partir de IPI (INE).
La buena noticia es que poco a poco las empresas industriales están volviendo a la actividad. De hecho, el día 11 de mayo han retomado la actividad las últimas factorías fabricantes de vehículos que quedaban cerradas[3] de PSA-Opel en Vigo y Zaragoza y de Iveco en Madrid y Valladolid. Por tanto, este sector debería registrar una caída no superior a la registrada en marzo. No obstante, también es cierto que la contracción en mayo de la actividad industrial seguirá siendo relevante puesto que todavía a mediados de mayo las tres ciudades más grandes (Madrid, Barcelona y Valencia) siguen en la Fase 0 de confinamiento y sus empresas constituyen un peso relevante en la industria nacional.
[1] Las ponderaciones correspondientes a la base 2015 son las siguientes: 2,014 el sector de bienes de consumo duradero; 23,936 los bienes de consumo no duradero; 22,234 los bienes de equipo; 30,037 los bienes intermedios y 21,779 la energía.
[2] Los cuatro sectores que más aportan al IPI general son: Energía (16,5%), Alimentación (11,9%), Fabricación de vehículos (8,2%) y Fabricación de productos metálicos (7,9%).
[3] Queda todavía por abrir la factoría de Nissan en la zona Franca de Barcelona, pero por problemas de viabilidad de la factoría, puesto que la factoría de Ávila ya está produciendo.