La recuperación de la economía se reanudó en el segundo trimestre de este año, tras la interrupción sufrida en el último trimestre de 2020 y el primero de 2021 a consecuencia de las sucesivas olas de la pandemia. Según las cifras avanzadas por el INE, el crecimiento del PIB con respecto al trimestre anterior ascendió al 2,8%, más de lo esperado. De confirmarse este resultado —se trata de cifras provisionales que pueden estar sujetas a posteriores revisiones— la economía habría recuperado en torno al 70% del PIB perdido.
El crecimiento ha sido mayor que en el conjunto de la eurozona, que registró en el mismo periodo un avance del 2%, aunque debido a la mayor magnitud de nuestra caída inicial, nuestro PIB aun se encuentra un 6,8% por debajo del previo a la crisis, frente a un 3% en el caso de la eurozona. Aunque nuestro país será el que más crezca este año, también será el que, al final del mismo, más lejos se encontrará de los niveles de PIB anteriores a la pandemia. Esto se debe, principalmente, a la enorme brecha que ha dejado la caída del turismo exterior, el elemento más afectado por la crisis y el que más tiempo va a tardar en recuperar la normalidad.
Gráfico 1
Gráfico 2
El crecimiento del segundo trimestre se apoyó sobre la vigorosa expansión del consumo privado, propulsado por la bolsa de ahorro acumulada durante la pandemia. Ese consumo parece haberse dirigido fundamentalmente a los servicios, una vez eliminadas las restricciones a la movilidad y relajadas las limitaciones a la actividad de ciertos sectores tras el final del estado de alarma. Esto ya era avanzado por varios indicadores que experimentaron un fuerte despegue a partir de mayo, como las pernoctaciones en hoteles de residentes en España o el tráfico aéreo de pasajeros. Así, las ramas sectoriales que más crecieron fueron precisamente las de comercio, transporte y hostelería y las actividades artísticas y culturales.
Pese a haber sido estos últimos sectores los más golpeados por la crisis según cualquier métrica que utilicemos, no son, según las cifras de contabilidad nacional, los que más lejos se encuentran en estos momentos de recuperar los niveles de actividad previos a la crisis, sino, sorprendentemente, la construcción, que, según dichas cifras, ha caído de forma ininterrumpida durante los tres últimos trimestres. Algo muy difícil de entender, puesto que la construcción es, precisamente, el único sector que no solo ha recuperado, sino incluso superado, el nivel de empleo anterior a la pandemia, tanto si medimos este en número de horas trabajadas, como en número de afiliados efectivos, o en ocupados según la EPA.
En cuanto a las perspectivas para la segunda mitad del año, la expansión de la variante Delta supondrá una recuperación algo más lenta de lo que podría haber sido sin ella, pero no la hará descarrilar. Todas las previsiones apuntan a un crecimiento en el tercer trimestre más intenso incluso que en el segundo, siempre que no se restauren las restricciones a la movilidad, lo cual no parece probable dada la menor gravedad de la nueva ola de la pandemia gracias al avance en la vacunación. Este mayor crecimiento esperado se explica fundamentalmente por dos motivos. En primer lugar, en el segundo trimestre hubo un mes, abril, de baja actividad debido a la persistencia de las restricciones, mientras que la libertad de movimientos será completa en todo el tercer trimestre. En segundo lugar, la liberación del sobreahorro acumulado seguirá ejerciendo un fuerte impulso que se reflejará especialmente este verano en la expansión del turismo nacional.
La variable ausente será, por tanto, el turismo internacional. Este también comenzó a despegar a partir de mayo, y las perspectivas de cara al verano eran muy alentadoras gracias a la vacunación. Hasta que llegó la variante Delta. Ahora mismo su evolución es muy incierta, pero está claro que es la variable que más tardará en recuperarse, lo que tendrá también implicaciones desde una perspectiva territorial: las comunidades autónomas más dependientes del turismo exterior serán las que más tiempo sufrirán las consecuencias de la crisis.
OCUPADOS | Los resultados de la Encuesta de Población Activa del segundo trimestre también han sido mejores de lo esperado. El número de ocupados creció, en términos desestacionalizados, un 0,8%, y el número de horas trabajadas, en los mismos términos, en torno a un 5%. La tasa de actividad, que se desplomó al inicio de la crisis debido a la dificultad de buscar empleo como consecuencia de las restricciones –lo que hizo que muchas personas dejaran de contar como activas– ha vuelto prácticamente al nivel anterior a la misma. La tasa de paro ha descendido hasta el 15,3%, aunque si incluimos a los trabajadores en ERTE, sería del 16,4%.
Este artículo se publicó originalmente en el diario El País.