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Economía colaborativa – mucho por hacer

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La economía colaborativa, un modelo de prestación de servicios que ha irrumpido en los últimos años con fuerza de manera trasversal –aunque con especial incidencia en algunos sectores económicos– y que genera una encendida división de opiniones entre consumidores y empresas, fue el asunto al que se dedicó la mesa redonda patrocinada por Funcas este año en las XXXI Jornadas de Economía Industrial (JEI), celebradas en Palma de Mallorca los dos primeros días de septiembre. La mesa fue seguida con interés por parte de los asistentes a las jornadas, y en ella aportaron su valiosa visión sobre este fenómeno María Sobrino, subdirectora de Estudios e Informes del departamento de Promoción de la Competencia de la CNMC, y Kai-Uwe Kühn, de la University of East Anglia School of Economics y ex economista jefe de la DG de Competencia de la UE.

Economía colaborativa - mesa redonda

María Sobrino, Gerard Llobet y Kai-Uwe Kühn, en la mesa redonda sobre economía colaborativa.

 

La mesa, moderada por Gerard Llobet (Cemfi), arrancó con la intervención de María Sobrino, que tras explicar cómo la CNMC ha defendido de diferentes maneras el acceso al mercado de estas nuevas plataformas –mediante el escrutinio regulatorio, los estudios de mercado y los recursos ante los tribunales–, se centró en hablar de dos sectores en los que estas nuevas actividades han cobrado un especial protagonismo: el transporte personal y la vivienda vacacional. Lo hizo aportando evidencias, en primer lugar, de los beneficios que para el consumidor han supuesto la llegada de las plataformas colaborativas a los lugares en los que se han establecido. Sobrino puso en entredicho las supuestas razones económicas esgrimidas a favor de la limitación de número de operadores en estos sectores y explicó cómo en algunos lugares donde el regulador ha prohibido la actividad de estas plataformas, los consumidores se han organizado para suplir su ausencia imitando su funcionamiento. También incidió en otras ventajas de la economía colaborativa como el papel que juegan los operadores en la obtención de información o la recaudación de impuestos para la administración y, finalmente, se mostró a favor de una regulación horizontal que aborde los problemas que afectan tanto a los nuevos operadores como a los tradicionales.

Precisamente el reto que supone la regulación estas actividades fue el asunto al que se aproximó Kai-Uwe Kühn, que quiso abordar la discusión sobre los principios regulatorios ponderando un modelo de intervención enfocado al problema (problem based regulatory intervention) frente a una más tradicional regulación del modelo económico (form based intervention). Kühn, a través de ejemplos como el caso de las diferentes trabas que algunos operadores han encontrado en los distintos lugares donde se intentan establecer– explicó que el verdadero reto es conseguir una regulación clara, flexible y que se adapte a un entorno continuamente cambiante.

Kühn dedicó el grueso de su intervención a determinar primero y desarrollar después los cuatro aspectos que la regulación debe tener en cuenta: el fomento de la competencia, la protección del consumidor, la protección de los trabajadores y las externalidades derivadas de la actividad económica.

Fue, en resumidas cuentas, una interesante mesa redonda, que contó con la activa participación de los asistentes y que hizo patente todo el trabajo pendiente que queda por realizar en el ámbito de la fenómeno colaborativo, especialmente en nuestro país.

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