Al igual que otros proyectos que se emprenden a lo largo del ciclo vital, los migratorios ni tienen una dirección única ni son inalterables. En efecto, muchas trayectorias migratorias cuentan con más de un movimiento e implican más territorios que el de origen y destino. Por una parte, hay que tener en cuenta que los proyectos migratorios no son siempre permanentes: muchos migrantes vuelven a su países de partida, e incluso en ocasiones se producen repetidos movimientos entre origen y destino a lo largo de la vida del migrante. Asimismo, no son pocos los migrantes que después de una primera experiencia migratoria deciden emigrar a un tercer país. Estas decisiones pueden formar parte de un plan inicial, pero también pueden ser la respuesta a variaciones en las perspectivas económicas o a cambios en las dotaciones de capital educativo, social o administrativo que van adquiriendo los migrantes.
La diversidad de trayectorias migratorias se pone de relieve en el curso que siguen los migrantes que han residido en España, que se analizará en este post utilizando los microdatos de la Estadística de Variaciones Residenciales (EVR). Aunque no carentes de limitaciones (sobre todo en cuanto al subregistro de las salidas al extranjero), estos datos, derivados del Padrón Municipal Continuo, sí ofrecen una información valiosa sobre la dinámica de la emigración en España en cuanto a las tendencias y características generales: patrón temporal, país de nacimiento y nacionalidad de los emigrantes y sus destinos. En concreto, este post se dedicará a analizar los destinos de las emigraciones que se realizaron desde España en 2017 por parte de antiguos residentes nacidos en el extranjero.
En primer lugar, cabe apuntar que, debido a la naturaleza de los datos, solo se dispone de información sobre el destino del 19% de las emigraciones registradas en 2017 (último dato disponible) correspondientes a ciudadanos nacidos fuera de España. En todo caso, el porcentaje de destinos registrados varía considerablemente en función del país de nacimiento de la persona implicada. Mientras que solo se conoce el destino del 7% de las emigraciones de nacidos en China y el 23% de las de nacidos en Marruecos, esta cifra asciende al 44, 40 y 38% en el caso de los nacidos en Ecuador, Venezuela y Colombia, respectivamente (gráfico 1).
Gráfico 1
Fuente: Elaboración propia a partir de microdatos de la Encuesta de Variaciones Residenciales
Por otra parte, los datos ponen de relieve que el destino más frecuente siempre es el del país de nacimiento, aunque la intensidad en este patrón difiere también enormemente según el país de origen. Entre países europeos como Reino Unido o Rumanía, más del 90% emigran a su país de origen. Los datos correspondientes a nacidos en China también reproducen este patrón de preferencia por la vuelta al país de nacimiento (81% de las emigraciones con destino registrado). No sucede así en el caso de los nacidos en los países latinoamericanos o Marruecos: las de los argentinos son las únicas que superan el 70% de retornos al país de origen (73%) y las de nacidos en Ecuador, Colombia y Venezuela se reducen al 68, 63 y 59% respectivamente. Esta cifra es rotundamente inferior en el caso de los nacidos en Marruecos: solamente 4 de cada 10 son retornos al país de nacimiento.
Si no vuelven a sus países de origen, ¿cuál es el destino alternativo de estas migraciones? Aquí también encontramos diferencias entre los países latinoamericanos y Marruecos. Mientras que entre los primeros los destinos preferentes son Reino Unido y Estados Unidos, casi un tercio de las emigraciones de marroquíes se realizan a Francia, 11% a Alemania y 8% a Bélgica. Es plausible pensar que este patrón se deriva de la presencia de comunidades de latinoamericanos en Reino Unido y Estados Unidos y de marroquíes en Francia, Alemania y Bélgica.
Gráfico 2
Fuente: Elaboración propia a partir de microdatos de la Encuesta de Variaciones Residenciales.
Nota: Datos calculados sobre el total de emigraciones con destino conocido.
Gráfico 3
Fuente: Elaboración propia a partir de microdatos de la Encuesta de Variaciones Residenciales
Nota: Datos calculados sobre el total de emigraciones con destino conocido.
En la interpretación de estos datos cabe la inclusión de factores relativos a las trayectorias migratorias, pero también de los incentivos que los migrantes pueden tener a mantener el vínculo administrativo con España. El mayor registro de las emigraciones de latinoamericanos puede ser consecuencia de una mejor situación administrativa que reforzaría el interés por mantener el vínculo formal con los consulados españoles en los nuevos países de residencia. Por ejemplo, en el 81% de las emigraciones de ecuatorianos a su países de origen el migrante tiene nacionalidad española. Esta cifra es aún mayor en el caso de los ecuatorianos que se trasladan a Reino Unido y Estados Unidos, entre los que el 96 y el 97% tienen nacionalidad española. En los retornos a Marruecos, solo el 13% de los migrantes poseen nacionalidad española, pero entre los marroquíes que registran sus nuevas residencias en Francia, Bélgica o Alemania, los porcentajes de nacionalidad española superan el 80%. El caso más extremo lo representarían los nacidos en China: solo el 7% de los que vuelven a su país de origen tiene nacionalidad española. En definitiva, podría decirse que la buena situación administrativa juega en contra de las reticencias al registro de la emigración. En cuanto al mayor peso de los nacionalizados españoles entre los que emigran a terceros países, la naturaleza de los datos impide, aunque sea una hipótesis plausible, interpretar la adquisición de la nacionalidad española como un factor que aumenta la probabilidad de emprender una migración a un nuevo país, debido a los incentivos diferenciales que los nacionalizados tienen para registrar su emigración. De todas formas, lo que sí se puede afirmar a la luz de estos datos es que las decisiones sobre la continuidad de los proyectos migratorios dependen no solo de las perspectivas económicas en origen y destino, sino también de las oportunidades de integración en terceros países, en las que la presencia de comunidades del mismo origen que puedan ofrecer una red de apoyo es fundamental.