Las ventas minoristas en España han mostrado un comportamiento muy diferente al de la eurozona a lo largo del período pospandemia. En la eurozona registraron una completa recuperación en V tras la apertura de la economía posterior al confinamiento (gráfico 1). No solo el nivel de estas alcanzó inmediatamente el nivel previo a la pandemia, sino que recuperó la tendencia previa, es decir, a lo largo de los meses posteriores el volumen de las ventas minoristas fue el que hubiese sido si se hubiera mantenido la tendencia creciente anterior a la crisis sanitaria –o incluso mayor–, salvando únicamente el bache registrado al final de 2020 y comienzos de 2021 a consecuencia de la segunda ola de la pandemia. Solo a partir de la primavera de este año se observa un cierto debilitamiento, y un retroceso del índice hasta niveles algo inferiores a los registrados en la segunda mitad de 2021 y por debajo de la tendencia, como consecuencia de la caída de la capacidad adquisitiva de los consumidores y el aumento de la incertidumbre.
En el caso de España, el rebote del consumo posterior al confinamiento fue incompleto, quedando el nivel de las ventas minoristas casi un 3% por debajo del previo al mismo. Además, con solo algunos altibajos, el índice se ha mantenido desde entonces estancado en torno a ese mismo nivel, muy lejos del que habría alcanzado de retomar la tendencia prepandemia. En parte, esto ha obedecido al menor consumo de los turistas, cuya llegada no se ha normalizado hasta este verano, pero también se ha debido al menor ímpetu del consumo doméstico.
En el periodo más reciente hasta el último mes disponible (octubre), el índice español ha mantenido la tendencia anterior, o incluso se ha producido un cierto ascenso en comparación con los niveles alcanzados en los primeros meses del año. No se aprecia, por tanto, a diferencia de lo sucedido en la eurozona –al menos en este indicador y hasta dicho mes– un impacto negativo derivado del aumento de la inflación.
