La industria tiene mucho más peso de lo que se piensa en España, un país considerado esencialmente de servicios. El sector se encuentra en un momento óptimo para que se le apoye desde la Administración. La necesidad de aumentar la productividad y de sostener el crecimiento de las exportaciones son los dos objetivos principales de la política industrial, que resultará clave en el cambio de modelo productivo que precisa España.