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Una mirada hacia el futuro

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Hoy Funcas presenta ‘Economía y cultura: una mirada hacia el futuro’, una obra que examina el peso de la cultura en la economía —y viceversa—, las estrategias publico-privadas para la financiación cultural y los retos de la competencia y la digitalización.

El libro arranca ofreciendo una perspectiva general de la importancia económica del sector cultural y creativo —que aporta alrededor de un 3,5% del VAB español— analizando a través de las estadísticas oficiales su situación actual. La pandemia ha tenido un impacto especialmente severo en el empleo de este sector, mucho mayor que en el conjunto de la economía. Este recorrido, no obstante, va más allá y aprovecha los abundantes datos disponibles en diversas fuentes estadísticas para examinar asuntos tan dispares como la participación cultural, la dotación de bibliotecas especializadas o la brecha de género. 

Además de la visión global de los datos españoles, el análisis comparativo internacional muestra que la contribución de las actividades culturales y creativas varía por países y ha cambiado a lo largo de las últimas dos décadas. El ranking está actualmente liderado por Estados Unidos, seguido de China y la UE. El fenómeno más notable en el transcurso de los últimos años es la pérdida del liderazgo que ostentaba la UE en 1995 y, sobre todo, las enormes ganancias experimentadas por China. Prácticamente todos los países de la UE-15 perdieron posiciones en el ranking internacional entre 1995 y 2018, incluida España. En términos de productividad, la situación no es mejor. Estados Unidos es el líder indiscutible en productividad por ocupado en las actividades culturales; en 2018 prácticamente doblaba a la de la UE-18 y cuadruplicaba la de China. Dentro de la UE, nuestro país se encuentra en una posición intermedia después de Italia, Francia y Alemania. La noticia positiva es que, en estos 20 años, el empleo en actividades culturales ha crecido más que en el resto de la economía española.

Pero estos datos sobre el impacto de la cultura en la economía no capturan su efecto multiplicador sobre otros sectores. Por ello se ha analizado también en detalle el impacto del turismo cultural. Se estima que un 20 % de los turistas extranjeros que visita España lo hace por una motivación cultural. La cultura suscitó 17 millones de viajes en nuestro país (aunque un 30 % del gasto efectuado), lo que representa un 17 % del total de desplazamientos realizados por razones de ocio, recreo y vacaciones, y un 8,8 % respecto del total de viajes efectuados. Y es que, además de su huella meramente económica, la cultura tiene un impacto en la cohesión social y en el bienestar de los ciudadanos, así como en muchas otras áreas. Por ello en el libro se analiza también la relación bidireccional entre la economía y la cultura, por ejemplo, a través de la contribución del caudal cultural en sus más diversas formas, desde las fábulas clásicas hasta los videojuegos, en el enriquecimiento de la economía como disciplina, tanto en la docencia como en la investigación.

Financiación

La segunda parte del libro se centra en la financiación pública y privada de la cultura. Su estudio comienza por la evaluación de los instrumentos disponibles para financiación del sector audiovisual y la identificación de aquellos que mejor han funcionado. También se analizan las contribuciones privadas y los beneficios fiscales para incentivar las mismas. En esa dimensión, se examinan las características de los modelos americano y europeo y se comparan los incentivos fiscales españoles con los de nuestros vecinos europeos, más vigorosos. Otro ejercicio que recoge el libro es el estudio del coste de oportunidad de los fondos públicos, repasando las razones que “deben” llevar a la intervención pública en un sector cultural en una economía de mercado, y marcando los problemas que la no intervención puede generar en términos de eficiencia y, especialmente, de equidad.

Competencia y digitalización

Por último, la obra bucea en los retos del sector cultural, especialmente la competencia y la digitalización. Una de las barreras para el acceso a la cultura es la falta de competencia en determinados
mercados culturales. La falta de competencia no solo reduce la diversidad, sino que incrementa los precios y expulsa a los consumidores de menor renta, teniendo un impacto negativo sobre la desigualdad. Por ello, la defensa de la competencia es una herramienta para mejorar el acceso a la cultura. El libro defiende esta hipótesis y para ello, se analizan una serie de casos de la defensa de la competencia en Estados Unidos, la UE y España, desde la mitad del siglo XX hasta el día de hoy.

Es obvio que la digitalización ha revolucionado las industrias de contenidos y el modo de consumir, generar y distribuir productos culturales. En esta parte final del libro se analizan los efectos de la digitalización en los ingresos, la producción y el bienestar, especialmente en el mercado musical y audiovisual y se llega a la conclusión de que el cambio tecnológico, a pesar de la disminución de los ingresos que ha provocado, ha permitido aumentar la creación de nuevos productos y generar ganancias substanciales en el bienestar. Sin embargo, se observan escasos avances en la superación de las brechas digitales. El análisis de los datos de la Encuesta de Hábitos y Prácticas Culturales en España 2018-2019, donde se recogen las visitas físicas y virtuales a organizaciones culturales vinculadas al patrimonio cultural, sugiere que los visitantes virtuales presentan un perfil similar al de los visitantes tradicionales, lo que parece aconsejar cambios en la política cultural que atraigan a los consumidores de contenidos digitales de todo tipo hacia la alta cultura.

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