Lo más interesante de la semana, en cuanto se refiere a los indicadores de coyuntura, se ha situado en el ámbito de los precios y salarios. Por el avance ya conocíamos que la inflación de los precios de consumo había bajado tres décimas porcentuales en noviembre, hasta el -0,4%. Ha sido una bajada superior a la prevista inicialmente, que se explica casi en su totalidad por las caídas de los precios de los productos energéticos, tanto de los carburantes y combustibles como de la electricidad. En última instancia, todo ello refleja la profunda caída que está registrando el precio del petróleo. Es más, como se ve en el gráfico superior derecho, esta caída no se ha trasladado en su totalidad en el mes de noviembre a los precios finales de la energía, lo que unido a que en los días transcurridos de diciembre la tendencia a la baja se ha intensificado, permite asegurar una nueva e importante bajada de este componente del IPC en este mes.
La toma en consideración del nuevo precio del petróleo lleva a revisar a la baja las previsiones de inflación para diciembre y para 2015. Bajo la hipótesis de que este precio se mantenga en torno al nivel de los últimos días, es decir, unos 65 dólares el barril para el tipo de crudo Brent, la tasa anual del IPC total caerá en diciembre a -0,8%, dando una media anual de -0,1%. Esto va a permitir ganancias de poder adquisitivo a muchos asalariados y a los pensionistas. Para el próximo año, y abandonando la hipótesis usual de que no hay variaciones significativas en la cotización del petróleo y en el tipo de cambio del euro frente al dólar, se ha adoptado la hipótesis más prudente de que a partir de la primavera el petróleo cambia de tendencia y vuelve a subir, dando una media anual de 70 dólares el barril; asimismo, el euro se deprecia situándose la media anual en 1,20 dólares en vez de los 1,24 actuales. Con estas hipótesis, la inflación estará en zona negativa hasta el último trimestre de 2015, dando una media anual de -0,3%. Esto son ocho décimas menos de lo que saldría si el petróleo costase igual que la media de 2014 (en torno a 100 dólares el barril).
Las ganancias de poder adquisitivo y la reducción de costes de producción de toda la economía van a ser, pues, muy importantes. Ello es la razón fundamental, aunque no la única, que ha llevado a Funcas a revisar dos décimas al alza las previsiones de crecimiento del PIB para 2015, situándolo en el 2,4%, a pesar de que hay otros factores –el contexto europeo y de los países emergentes- que tiran en sentido contrario. Es un buen regalo de Reyes, ahora que estamos en las fechas. Pero cuidado, este regalo habrá que devolverlo algún día, así que no nos confundamos y pensemos que lo de la crisis está ya completamente superado. Eso sería muy peligroso. Hay que seguir trabajando igual que antes, saneando, devolviendo deuda, llevando a cabo reformas, con la vista puesta en el medio y largo plazo.
Fuentes: Eurostat, INE, The Economist y Funcas (previsiones IPC).
Gráficos elaborados por A. Laborda.
El coste laboral por hora trabajada aumentó en el tercer trimestre un 0,1% respecto al trimestre anterior y un 0,3% respecto al mismo periodo del año anterior. Ahora bien, este aumento no significa que los asalariados ganen más, ya que prácticamente se compensa con la reducción que se está produciendo de las horas trabajadas. Para valorar estos datos hay que tener en cuenta, en primer lugar, la inflación, que al ser negativa supone un aumento de los salarios reales y, en segundo lugar, cuánto están aumentando estos costes en el resto de países, sobre todo en los socios de la zona euro. Desde 2009 el aumento en España está siendo inferior a la media de la zona, lo que unido al mayor crecimiento de la productividad se está traduciendo en un descenso pronunciado de los costes laborales relativos por unidad producida, aunque, para el sector más significativo, el industrial, los mismos aún son más altos en España de lo que eran antes de iniciarse el euro [gráfico inferior derecho]. Esto debe recordarnos que los deberes necesarios para salir robustecidos de esta crisis no están completados. Me gustaría poder decir que es hora de que suban los salarios, pero mi conciencia de economista me lo impide. Aprovechemos el momento de inflación negativa –que supone un aumento real de los salarios- para mantener la moderación salarial y seguir ganando competitividad.
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Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS).