A la espera del detalle de los Presupuestos Generales del Estado para 2014 (PGE-2014), y aprovechando que esta semana se han publicado los datos de ejecución presupuestaria del Estado y de la Seguridad Social hasta agosto, parece oportuno analizar cómo van las cuentas públicas y cómo pueden cerrar el año. Antes, sin embargo, comentaré brevemente la información más relevante que nos han proporcionado los indicadores publicados en los últimos días.
La semana no ha podido ser más fructífera. La Encuesta de Ocupación Hotelera y la estadística de entrada de turistas extranjeros, con datos de agosto, han confirmado que la temporada turística veraniega está superando las expectativas, continuando con la tendencia positiva que se observa desde el comienzo del año. Puede decirse que el final anticipado de la recesión se debe en buena parte al buen comportamiento del turismo.
Otro dato conocido ha sido el de las ventas al por menor de agosto. Aparentemente, si utilizamos la comparación interanual, el dato es malo, ya que retrocede un 4,5%. Pero hay que tener en cuenta que agosto del año pasado fue un mes que se vio beneficiado del efecto adelanto de las compras ante la inminente subida del IVA en septiembre. La comparación más relevante es con el mes previo, una vez corregidos los efectos del distinto calendario laboral y estacionalidad, que da un aumento del 3,5%. Este aumento mensual no es aislado, ya que es el sexto en lo que va de año. Haciendo la media de julio y agosto, se obtiene una tasa de variación anualizada del 8% respecto al segundo trimestre, el cual ya dio un aumento del 3,8% respecto al primero. Es cierto que estos crecimientos lo son sobre niveles de ventas muy bajos, pero el repunte es fuerte.
Por último, también ha sido positivo el avance del IPC de septiembre. Las previsiones ya apuntaban a una reducción notable de la inflación anual, hasta el 0,7% desde el 1,5%. Pero la realidad ha sido bastante mejor, ya que se ha situado en el 0,3%. Se ha eliminado el escalón que introdujo el IVA un año antes y, según indica el INE, los precios de los alimentos han bajado notablemente. Sería bueno que los comerciantes no aprovecharan el repunte del consumo para recuperar márgenes, pues ello podría dar al traste con dicha recuperación. La moderación de los costes laborales y la flexibilidad introducida por la reforma laboral tienen que verse acompañadas por una cultura de estabilidad de precios. Lo mejor para ello es fortalecer la competencia.
Respecto a las cuentas públicas, el Estado acumuló hasta agosto un déficit de 47.500 millones de euros, un 4,6% del PIB anual previsto para este año. Esta cifra es superior en unos 7.000 millones al objetivo comprometido en los PGE-2013 para todo el año, si bien de ello no debe deducirse que sea imposible alcanzar dicho objetivo. Hay que tener en cuenta que los ingresos, gastos y déficits públicos no se comportan de forma lineal a lo largo de los meses, pues tienen un componente estacional muy acusado. Así, en agosto del pasado año el déficit era de 48.600 millones y acabó en diciembre en 43.700 (gráfico superior derecho].
En los meses que quedan hay factores que van a jugar a favor, pero otros en contra de que el Estado cumpla su objetivo. La tarea no va a ser fácil. En todo caso, la desviación, de producirse, no sería elevada.
Más difícil lo tiene la Seguridad Social. En los últimos doce meses su déficit supera los 5.000 millones, cuando el objetivo presupuestario para el final del año es cero [gráfico inferior izquierdo]. Además, hasta ahora el Estado le ha adelantado gran parte de las transferencias previstas para todo el año, por lo que, sin este adelanto, su déficit aún sería mayor. En definitiva, aunque en principio parecía fácil reducir este año el déficit público total en medio punto porcentual del PIB (del 7 al 6,5%), las cosas no están resultando tan fáciles. La razón es que para reducir el déficit se vienen adoptando muchas medidas coyunturales o transitorias, pero pocas estructurales o permanentes.
Para 2014 el objetivo es un 5,8% del PIB. Es una reducción pequeña, que no debe ahogar el inicio de la recuperación, pero que hay que cumplir a rajatabla, por dos motivos: hay que ganar la credibilidad y la confianza de los inversores y hay que impedir que la deuda pública se coloque en terrenos peligrosos.
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Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS).