El recién celebrado Foro de Sintra de bancos centrales, organizado por el BCE, ha sido una oportunidad para tener perspectiva de los aspectos monetarios y financieros de las principales economías. Se ha debatido de muchos temas macroeconómicos, con el foco en los tipos de interés. Los mensajes de la presidenta del BCE, Christine Lagarde, y de su homólogo de la Reserva Federal estadounidense han sido diferentes. Después de la primera bajada de junio, el BCE pronostica sucesivas reducciones de tipos en los próximos meses y también en 2025 mientras que la Fed sigue cauta, sin alivio en los tipos a la vista, aunque parece que comenzará a bajar tipos a fin de año. La economía norteamericana ha mantenido una gran fortaleza desde la pandemia. Esto retrasa —a pesar de algunos anuncios en 2023 que lo sugerían— la bajada de tipos hasta que la inflación alcance su objetivo del 2%. La zona euro ha tenido una economía mucho más titubeante —aunque el mercado de trabajo apenas se ha resentido— y parecía más urgente comenzar a disminuir el precio oficial del dinero. La tasa de inflación de la eurozona descendió hasta el 2,5% en junio —aunque la subyacente se mantuvo estable en 2,9%—, acercándose lentamente al objetivo, lo que permite cierto confort a la estrategia recién iniciada por el BCE. Un toque de atención es la inflación española, que sigue entre las más altas de la zona euro, un 3,4%.
El euríbor lleva un tiempo bajando, descontando la bajada de tipos ya acontecida y las que están por venir. En julio de 2023 el euríbor a 12 meses —principal referencia para los tipos variables de hipotecas y otros préstamos— se situaba en el 4,149% y en junio de 2024 cerró en 3,578%. Un alivio que se adelantó mucho a la decisión del BCE del pasado mes y que continúa descontando sucesivas bajadas en los meses venideros. El BCE va reunión a reunión, con decisiones basadas en los últimos datos disponibles, lo que no ayuda a pronosticar dónde puede acabar el euríbor a fines de 2024 o más allá. Si se producen las dos reducciones hasta diciembre que el BCE ha apuntado, es probable que el euríbor termine cerca del 3%. Más incierto es lo que pase a partir de enero de 2025. Aunque algunos apuntan a una aceleración de bajadas y a que en el segundo semestre de ese año el precio oficial del dinero puede estar en el entorno del 2,5%, parece arriesgado asumir esa agenda “optimista” sin más. Las numerosas incertidumbres geopolíticas —en la propia eurozona, como se está evidenciando ahora mismo— y su impacto en las existentes tensiones comerciales no permiten garantizar un entorno estable. Aunque no se pueda conocer la magnitud exacta del alivio financiero, parece que el orden del día del próximo año contará con un viento de cola tan potente como la bajada de los tipos oficiales y del euríbor. No es poco.
Este artículo se publicó originalmente en el diario La Vanguardia.