Como era previsible, dada la favorable estacionalidad que muestra el mercado laboral en los segundos trimestres de cada año, la última EPA dio un aumento del empleo que, unido al descenso de la población activa, resultó en una reducción notable del paro. Pero, lo que nos interesa es cómo va la tendencia de estas variables al margen de la estacionalidad, ya que esta cambiará de signo antes de que se acabe el verano. Para ello es preciso analizar los datos en términos desestacionalizados, algo que estaría al alcance de los medios de comunicación y de los ciudadanos de a pie si el INE se decidiera de una vez a publicar los datos de esta manera, además de en su versión original o bruta. Ya ha abierto tímidamente la puerta a ello al ofrecer dos tasas de variación sobre el trimestre anterior obtenidas sobre las series desestacionalizadas: la del empleo y la del paro. Según estos datos, los ocupados disminuyeron en casi 50.000 personas (un 0,3%) y los parados lo hicieron en mayor medida, unos 60.000 (un 1%). Es la primera vez desde el segundo trimestre de 2007 que desciende el paro en términos desestacionalizados. Obviamente, que el paro se reduzca cuando aún se destruye empleo sólo es posible si la población activa también disminuye. En este trimestre lo ha hecho en casi 110.000 personas, según se desprende de las cifras anteriores facilitadas por el INE.
La población activa viene descendiendo de forma notable en los últimos trimestres porque así lo hace la población en edad de trabajar, lo que se explica, a su vez, por el saldo migratorio negativo. Además, el porcentaje de esa población que se ofrece para trabajar (tasa de actividad) también se está reduciendo ligeramente (efecto desánimo). Esta es la causa, pues, de que el paro haya tocado techo y empiece a descender tímidamente.
Pero, aunque sea un alivio que el paro haya tocado techo, hay fenómenos dentro de este colectivo que deberían ocupar la atención prioritaria de las autoridades. Entre ellos, el avance del paro de larga duración. Al comienzo de la crisis, los parados con más de un año en situación de desempleo eran el 20% del total. Ahora son casi el 60% [gráfico superior izquierdo]. Este es un problema más grave aún que el del paro juvenil, aunque ambos se entrecruzan. Por ello es imperioso atacar este problema reformando las políticas laborales activas y pasivas.
Fuentes: INE (EPA) y Funcas (series desestacionalizadas y previsiones). Gráficos elaborados por A. Laborda.
Volvamos al empleo. Como nos adelantaron con precisión las cifras de afiliados a la Seguridad Social, su ritmo de descenso se va frenando y en este trimestre se ha situado ya cerca de la estabilización [gráfico superior derecho]. Incluso alguna estimación de los datos desestacionalizados, como la del ministerio de Economía, ha dado un ligero aumento (ello es posible porque hay diversas metodologías para desestacionalizar). La cuestión es si una estabilización del empleo es compatible con la caída del PIB, que el Bando de España ha estimado en una décima en este trimestre. En principio no, pero todo se puede explicar. Como se ve en el gráfico inferior izquierdo, en los dos últimos trimestres se ha producido un comportamiento anómalo del empleo en el sector agrario, que se explicaría fundamentalmente por causas extraeconómicas, concretamente la adversa meteorología. En el primer trimestre el número de ocupados en este sector, corregido de estacionalidad, descendió en 75.000 personas (casi un 8%, la mayoría de ellos, temporeros extranjeros) y en el segundo se ha corregido esta anomalía aumentado en la misma cifra. Si excluimos este sector, el empleo no agrario ha caído de forma similar en los dos últimos trimestres, en torno al 0,7%. Esta es la cifra que debe compararse con la caída de una décima del PIB. Hay otro factor que explicaría que las variaciones del PIB y del número de ocupados se vayan estrechando: el empleo a tiempo parcial gana peso, o dicho de otra manera, las horas trabajadas por ocupado descienden. Por último, otra causa de que la destrucción de empleo se frene más que el PIB es que la reducción de plantillas en el sector público prácticamente se ha detenido.
En base a algunas de las consideraciones expuestas y a las previsiones sobre el comportamiento de la economía en los próximos trimestres, cabe prever que el paro, corregido de estacionalidad, siga descendiendo [gráfico inferior derecho]. Pero nos queda recuperar los 3,8 millones de puestos de trabajo perdidos desde el inicio de la crisis.
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Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS).