La economía colaborativa se centra en compartir el conocimiento sobre bienes y servicios para intercambiarlos de una manera más eficiente. Los intercambios en estos mercados con modelos innovadores se facilitan gracias a que el conocimiento tiene un menor coste y además está disponible para todos gracias a la tecnología disruptiva. Las características fundamentales de este tipo de modelos de economía colaborativa son la descentralización de los intercambios (el modelo de intercambio entre pares, llamado peer-to-peer); el enfoque en el acceso más que en la propiedad de los recursos (exceso en la capacidad de bienes o recursos susceptibles de ser compartidos, como vehículos, casas, herramientas…); empresas que son intermediarias que facilitan los intercambios más que actuar como unidades de producción; e, inclusión de mecanismos de autorregulación (como evaluaciones del servicio y penalizaciones en caso de denuncia de problemas).
La economía colaborativa está en pleno crecimiento. El mercado de alquileres llamados peer-to-peer ha tenido un volumen global, hasta el año 2011, de 26 billones de dólares. Desde su lanzamiento en 2008 hasta el año 2012, más de cuatro millones de personas han alquilado apartamentos temporales o vacacionales a través de la plataforma Airbnb. Se calcula que en el año 2013 el volumen de negocio de las empresas dentro de la economía colaborativa ha crecido un 25% anual y ha tenido unas ganancias globales de 3,5 billones de dólares.
Uber es una plataforma que conecta conductores con pasajeros dentro de una ciudad. Es una app que sirve como base tecnológica para la prestación de una nueva modalidad de servicio dentro del transporte urbano de pasajeros. Esta empresa fue creada en 2010 en Estados Unidos y se ha extendido a más de 45 países. Uber –en principio– no es una empresa de transporte, no tiene una flota propia de coches, no cuenta con conductores profesionales en nómina. Es una app para smartphones que coordina a pasajeros necesitados de transporte urbano con conductores particulares que quieren obtener ingresos extra transportando gente de un sitio a otro de una ciudad. Los pasajeros, encuentran en esta app, una serie de conductores disponibles, con su ubicación, tiempo de espera, evaluaciones de usuarios de cómo han prestado servicios anteriores y el precio que van a tener que pagar por determinado viaje. El pasajero únicamente tiene que elegir, entre varias opciones, la que prefiere y marcar un sitio de encuentro.
La teoría económica dispone de instrumentos para analizar el nacimiento y desarrollo de este tipo de actividades empresariales. En este artículo el tema se enfoca desde diversos modelos, como la teoría de los bienes de club, el enfoque de los costes de transacción y la información asimétrica, que permiten explicar la existencia de diversos modelos empresariales en la oferta de algunos productos; y, en concreto, por qué el uso de bienes tradicionalmente considerados privados y de consumo rival puede convertirse en «colaborativo».
Cuidado con la regulación
La regulación de estas actividades debe analizarse con cuidado. Por una parte, no tiene sentido prescindir por completo de normas regulatorias; pero, por otra, tampoco lo tiene una regulación del sector del transporte urbano de viajeros cuyo objetivo sea excluir la aparición de nuevos servicios y modelos de negocio. Así, es lógico exigir que los conductores de empresas como Uber u otras similares posean una licencia para alquiler de vehículos con conductor, reduciendo de esta manera el riesgo de falta de cualificación suficiente para transportar pasajeros y garantizando que los vehículos que se utilizan para este transporte de pasajeros cumplan determinadas condiciones de seguridad. Pero no lo tiene establecer límites cuantitativos en la concesión de este tipo de licencias; y sería deseable que la regulación eliminara las restricciones a su traspaso existentes en la actualidad. La regulación debería hacer especialmente hincapié en la cobertura de aquellas externalidades que no son mitigadas por la autorregulación, como la necesidad de exigir cobertura de seguros comerciales para los vehículos particulares usados en Uber o en otras empresas similares, o el pago de impuestos específicos, semejantes a los pagados por otros servicios parecidos, como los taxis.
Este trabajo pone de manifiesto la relación que existe entre el funcionamiento de los mercados, el progreso técnico y la regulación. Una estructura de mercado, bien asentada a lo largo de mucho tiempo, puede encontrarse en crisis si se produce un cambio tecnológico que permite introducir formas de organización o gestión más eficientes. Y, en estos casos, se produce, con frecuencia, un desajuste entre el funcionamiento del sector y las normas legales que lo regulan. Si, como afirmaba Coase, la política económica supone realizar una elección entre instituciones sociales alternativas; y estas son creadas por el derecho o, al menos, dependen de él en un momento determinado, es preciso reformular la regulación de las nuevas formas de mercado creadas por el cambio tecnológico.
Esta entrada es un resumen del artículo Taxi Driver 2.0 ¿Por qué Uber ya ha ganado la batalla?, publicado en el número 151 de Papeles de Economía Española. Puede acceder aquí al sumario y la descarga de la revista.