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Sentirse insegura o amenazada por ser mujer, una experiencia frecuente entre las jóvenes

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La violencia contra las mujeres puede ejercerse de múltiples formas. Así lo ponen de manifiesto los datos de la Encuesta Funcas sobre percepción y experiencias de violencia contra las mujeres, realizada online entre el 7 y el 16 de noviembre de 2023 a una muestra, representativa de la población usuaria de Internet, formada por 704 mujeres de edades comprendidas entre 20 y 39 años.

Ante una batería de preguntas para delimitar empíricamente la percepción social de la violencia de género, las entrevistadas establecen diferencias ostensibles entre las conductas de los hombres dirigidas hacia ellas, sin introducirlas indistintamente en un “cajón de sastre conceptual” donde todo cabe (gráfico 1). Por ejemplo, ser objeto de “tocamientos sin consentimiento” es, según el 91 % de las entrevistadas, “siempre” violencia de género. El consenso es asimismo muy amplio cuando se pregunta por el acto de burlarse de una mujer que rechaza “avances sexuales” o el de proferir comentarios en voz alta sobre el aspecto físico de una mujer cuando va por la calle: alrededor de siete de cada diez entrevistadas consideran que tanto uno como otro acto “siempre” constituyen violencia de género (70 % y 68 %, respectivamente). Mayorías muy amplias entienden asimismo que “siempre” se ejerce violencia de género contra una mujer cuando su pareja le controla “los gastos o el acceso al dinero” (69 %) o le coge “el teléfono móvil sin su permiso” (65 %).


Sin embargo, recibir un cumplido (basado en el aspecto físico o en las cualidades profesionales) por parte de un compañero de trabajo no se entiende invariablemente como violencia de género. “Según las circunstancias” es la respuesta más frecuente de las entrevistadas a esta pregunta. Optan asimismo mayoritariamente por esa respuesta más ambigua cuando se les plantea si consideran violencia de género que “un hombre reenvíe un mensaje privado que haya recibido de una mujer”. En cambio, muchas jóvenes no ven violencia de género en el comportamiento de un hombre que ofrece “sitio o ayuda a una mujer, sin problemas de movilidad aparentes”.

Las respuestas de las mujeres entrevistadas evidencian, por tanto, un planteamiento matizado y contextual de la violencia de género. Mediante la construcción de un sencillo índice, esas respuestas permiten jerarquizar los comportamientos sobre los que pregunta la encuesta, ordenándolos en función del grado de consenso respecto a su percepción social como violencia de género (gráfico 2).


Así delimitada, la violencia contra las mujeres adquiere una presencia importante en la conciencia colectiva de las jóvenes: dos terceras partes de las entrevistadas (65 %) afirman que esta cuestión les preocupa “mucho”; añadidas a las que responden que les preocupa “bastante” (32 %), se acercan a la totalidad (97 %) (gráfico 3). Por lo demás, no es esta una preocupación abstracta, basada en el conocimiento de casos lejanos o extraños, sino muy concreta y próxima a su experiencia.


En efecto, la mitad de las entrevistadas (52 %) reconoce haberse sentido “algunas veces” “insegura o amenazada por ser mujer”, en la calle, por la noche, mientras que un tercio (33 %) declara haber experimentado esa sensación “frecuentemente”; solo el 9 % niega haber sufrido esa circunstancia. También en bares o discotecas se han sentido muchas jóvenes inseguras: una de cada dos entrevistadas (49 %) manifiesta haberse encontrado en esa situación “algunas veces”, y una de cada cinco (20 %), “frecuentemente”. Los eventos públicos, como conciertos o citas deportivas, constituyen asimismo espacios en los que las jóvenes se sienten “algunas veces” (41 %) o “frecuentemente” (6 %) inseguras o amenazadas. Menos habituales, pero no raras, son las percepciones de intimidación en redes sociales y en espacios privados. Aproximadamente un tercio de las entrevistadas se han sentido “frecuentemente” (4 %) o “algunas veces” (29 %) acosadas en redes sociales o plataformas digitales por ser mujeres. En espacios privados, donde lógicamente aumenta la indefensión, un 23 % confiesa haberse sentido “algunas veces” insegura o amenazada, un 12 % recuerda haber vivido “una vez” esta situación, y un 4 %, “frecuentemente” (gráfico 4).


Pero además de haber experimentado ellas mismas inseguridad o temor, siete de cada diez entrevistadas afirman conocer cercanamente a una (44 %) o varias mujeres (26 %) que han sufrido violencia de género física o sexual (gráfico 5). Preguntadas por la edad aproximada a la que esas mujeres sufrieron los abusos, el grueso de las respuestas la sitúan por debajo de 25 años.


Es llamativo que, a pesar de las recurrentes campañas institucionales –públicas y privadas– contra la violencia de género y del despliegue de numerosos programas para combatirla, en torno a dos terceras partes de las jóvenes entrevistadas (68 %) perciben que esta forma de violencia ha aumentado en los últimos cinco años; por cada una que piensa que la violencia de género ha disminuido, ocho opinan lo contrario (gráfico 6). Aunque estos datos sugieren un fuerte aumento de los casos de violencia de género carente de clara contrastación con la realidad, la existencia de una percepción tan extendida en un grupo de población como el de la muestra encuestada tiene efectos “reales”, en la medida en que afecta al bienestar psicológico de quienes lo forman.


Si bien tres de cada cuatro entrevistadas (73 %) desmienten que “las leyes y regulaciones en España sean adecuadas y efectivas para proteger a las mujeres de la violencia”, las jóvenes confían más en la educación y la
concienciación que en los cambios políticos y legislativos para luchar contra este tipo de violencia: más de la mitad de las entrevistadas (54 %) consideran que controlar mejor este tipo de violencia pasa por aumentar la educación y la conciencia del problema, mientras que un tercio (33 %) apuesta por un cambio de las leyes y las políticas (gráficos 7 y 8). Pero si la legislación específica no genera confianza entre la mayoría de las entrevistadas, tampoco la educación contra la violencia de género que están ofreciendo las instituciones educativas les parece eficaz: a juicio de dos terceras partes (67 %), estas instituciones no hacen lo suficiente para educar en la igualdad de género y prevenir esta violencia (gráfico 9).


Los datos presentados hasta aquí podrían sugerir que las jóvenes españolas forman un colectivo compacto por lo que se refiere a la percepción y experiencia de la violencia de género. Sin embargo, un análisis más detallado muestra algunas diferencias de interés. De todas las variables incluidas en la encuesta, la que reviste mayor poder explicativo de las diferencias de percepción y opinión sobre la violencia contra las mujeres es la ideología. En efecto, las (293) entrevistadas que se autoubican en las posiciones 1-3 de la escala ideológica  de “1” (izquierda) a “10” (derecha) manejan una definición empírica de la violencia de género más amplia que las que se sitúan en otras posiciones (es decir, señalan con mayor frecuencia que determinados comportamientos constituyen violencia de género) (gráficos 1 y 2), manifiestan en mayor proporción mucha preocupación por este tema (gráfico 3), declaran más frecuentemente sentirse inseguras o amenazadas en diferentes circunstancias (tanto en el ámbito público como en el privado) (gráfico 4), conocen a más mujeres víctimas de violencia de género física o sexual (gráfico 5) e insisten más en la necesidad de educación y concienciación sobre la violencia de género (gráfico 7).

Ahora bien, estas pautas observadas no deben enmascarar la evidencia fundamental que pone de relieve la Encuesta Funcas sobre percepción y experiencias de violencia contra las mujeres: las jóvenes españolas, en general, están preocupadas por un fenómeno que consideran creciente y que les impide comportarse con la tranquilidad y confianza que desearían en diversas circunstancias de su vida. Su inseguridad y temor provienen, en muchas ocasiones, de experiencias vividas o próximas. La amplitud de esos sentimientos en un grupo de población compuesto, hoy día, por más de 4 millones de personas constituye un problema que exige compromisos no solo de los poderes públicos, sino de toda la sociedad.  

Ficha técnica Encuesta Funcas sobre percepción y experiencias de violencia contra las mujeres
• ÁMBITO: territorio nacional peninsular e insular.
• UNIVERSO: mujeres entre 20 y 39 años.
• TAMAÑO MUESTRAL: 704 entrevistas.
• TÉCNICA DE ENTREVISTA: entrevista online a través de Emop (panel online de Imop).
• SELECCIÓN DE LA MUESTRA: selección aleatoria entre los panelistas de Emop que cumplan las características definidas para la investigación.
• TRABAJO DE CAMPO: del 7 al 16 de noviembre 2023.
• MARGEN DE ERROR DE MUESTREO: ±3,8 para p=q=50 % y un nivel de significación del 95 % para el conjunto de la muestra.
• MÉTODO DE PONDERACIÓN: los datos se ponderaron por las variables “edad” (4 grupos) y “comunidad autónoma” (7 grupos)

INSTITUTO RESPONSABLE DEL TRABAJO DE CAMPO: IMOP Insights, S.A.

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