Parece que las preocupaciones que surgieron durante octubre y comienzos de noviembre sobre la pérdida de intensidad de la recuperación de la economía española y sobre las probabilidades de que la zona euro cayese de nuevo en recesión se van despejando, sin que afortunadamente tales riesgos se estén materializando. No es que las cosas hayan cambiado drásticamente, pero ahora pintan algo mejor. La zona euro sigue creciendo, aunque lánguidamente (un 0,2% en el tercer trimestre), y el ritmo alcanzado en España en los dos últimos trimestres (un 0,5%) se está manteniendo en el cuarto. Ahora el tema de la agenda europea no es cómo evitar otra recesión en Europa, sino cómo dinamizar la recuperación. En eso parecen estar el BCE, la Comisión y los gobiernos nacionales, aunque de momento con estrategias nada claras y con magros resultados. El plan europeo de infraestructuras tardará tiempo en estar en marcha y no sabemos por qué cuantía; el BCE pospone una y otra vez sus planes de compras masivas de activos para aumentar su balance y tratar de que el crédito llegue a las empresas y consumidores; y los gobiernos nacionales tardan años, en vez de meses, en llevar a cabo sus escasas reformas. Probablemente el mayor empujón a corto plazo venga de fuera, en forma de un regalo involuntario que nos están haciendo los países productores de petróleo, cuyo precio en euros es hoy un 30% inferior al de hace un año.
Los indicadores de la economía española conocidos esta semana muestran en general que se mantiene el ritmo de crecimiento del PIB y de creación de empleo. Las afiliaciones a la Seguridad Social aumentaron en noviembre, un mes en el que, por motivos estacionales desfavorables, los modelos de previsión daban una caída importante, tal como ha venido sucediendo en este mes desde que se inició la crisis. Es cierto que gran parte de la desviación de las previsiones se debió a un factor volátil, como es el aumento en el sector agrario, cuya campaña de la aceituna se ha adelantado por las altas temperaturas. También las afiliaciones en el sector público contribuyeron positivamente, lo que nos recuerda, por si alguien no lo supiera, que dentro de unos meses se van a celebrar elecciones. Pero incluso si prescindimos de estos sectores, las afiliaciones desestacionalizadas del sector privado no agrario aumentaron en este mes en unas 35.000, una cifra superior a la de los meses anteriores. La media de octubre y noviembre da un crecimiento anualizado sobre el tercer trimestre del 2,6%, también ligeramente mayor que la del tercer trimestre sobre el segundo. Todos los sectores registran mejores resultados que en los meses precedentes, destacando la construcción.
En coherencia con las afiliaciones, también el dato de parados registrados fue algo mejor de lo esperado, produciéndose un descenso mensual de unos 36.000, según las cifras desestacionalizadas por Funcas. A lo largo de los últimos doce meses, el paro contabilizado en los servicios públicos de empleo se ha reducido en casi 300.000 personas, un 6,2%. El problema es que el paro de larga duración no disminuye y cada vez son más los parados que han agotado el periodo de cobro de prestaciones por desempleo. Por ello, los receptores de estas prestaciones disminuyen a mayor ritmo que el total de parados y la tasa de cobertura (prestatarios sobre parados) sigue descendiendo, situándose en octubre en el 57,3%. El gasto en prestaciones disminuyó hasta octubre un 17,6% y la proyección para todo el año indica que se van a gastar unos 5.000 millones de euros menos de lo presupuestado. Con este ahorro, bien podría implementarse un potente plan de empleo para este colectivo de parados, lo que sería mucho más efectivo que el simple subsidio de unos 400 euros al mes que se está negociando estos días. No es caridad lo que quiere y necesita la gente, sino trabajo.
(1) Sin empleados del hogar y cuidadores no profesionales.
Fuentes: M. de Empleo, INE y Markit Economics Ltd.
Gráficos elaborados por A. Laborda.
Los indicadores PMI de noviembre dieron una de cal y otra de arena. La de cal fue el fuerte aumento del PMI del sector manufacturero, que compensó sobradamente el relativo deterior de los meses precedentes; la de arena la dio la caída del PMI de los servicios, aunque sigue notablemente por encima del valor 50, que separa la zona de expansión de la de contracción de la actividad. Confirmando el dato del PMI manufacturero, el IPI de octubre también apuntó una recuperación tras el retroceso del tercer trimestre. En fin, parece que el año va a acabar algo mejor de lo que pensábamos hace unas semanas.
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Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS). ).