El año próximo traerá mayores desafíos al sector bancario. Con menores tipos de interés, los márgenes financieros se estrecharán. Asimismo, los mercados pueden dar algún susto cuando tomen conciencia de la aplicación de las políticas de Donald Trump que pueden afectar tipos de cambio, renta variable —sobre todo Nasdaq y las tecnológicas— y deuda pública, ante los inciertos efectos de la prometida bajada de impuestos y subidas de aranceles. Por otro lado, economías como Francia y Alemania, con grandes incertidumbres económicas y políticas pueden volver a traer temblores a la eurozona. Todo lo que acontece a escala macroeconómica y política termina reflejándose en la estabilidad del sistema bancario. El sector español, además, tendrá que hacer frente al nuevo impuesto bancario, un obstáculo para mantener su fuerte competitividad internacional.
La transformación del modelo de hacer banca seguirá avanzando en 2025 y más allá. La Inteligencia Artificial (IA) ha llegado para quedarse y está cambiando buena parte de los procesos operativos y de oferta de servicios. Según la Autoridad Bancaria Europea, más del 80% de las entidades del Viejo Continente emplean la IA para distintas finalidades. Debería llegar a mejorar la experiencia del usuario financiero y captar negocios y nuevos clientes. Esta semana se ha presentado un informe de Funcas y The Cocktail Analysis sobre el impacto de la digitalización y la irrupción de la IA en la experiencia del cliente bancario El estudio muestra que el canal digital es el aspecto de la relación con las entidades bancarias con mejor valoración. Una inmensa mayoría de los clientes bancarios están digitalizados y es un logro que hay que seguir cultivando. Sin embargo, la IA aún no tiene esa valoración tan positiva y como herramienta de profundización en la digitalización de la experiencia de cliente despierta ciertos recelos. Por otro lado, hay una preferencia por usar la IA como una herramienta en seguridad y prevención del fraude, una posible línea a potenciar como arma competitiva. Sin embargo, no está bien valorada la posibilidad de que la IA se emplee en la toma de decisiones financieras. Aunque esto puede cambiar con un mayor conocimiento de la IA en unos años, los tiempos serán importantes en este tipo de negocio. La velocidad de implementación es crítica también ya que no todos los clientes son igual de receptivos. Aquéllos con mayores niveles de actividad financiera y mayor interacción con los bancos son más receptivos a la IA. Un último elemento a considerar es que precisamente por las facilidades que concede, la digitalización y la IA han llevado, hasta ahora, a los usuarios a ser menos leales a una única entidad bancaria. La diferenciación del servicio tecnológico de calidad es otra línea estratégica muy importante. Se presenta un 2025 con numerosos retos financieros y tecnológicos para el sector bancario.
Este artículo se publicó originalmente en el diario La Vanguardia.