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Renta neta real de los hogares en 2024: (todavía) por debajo del umbral de 2008

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La reciente publicación de la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) ofrece una buena oportunidad para analizar la evolución de la renta de los hogares en el largo plazo. Los datos disponibles muestran que la crisis financiera de 2008 afectó de forma muy intensa a su capacidad económica. Tanto, que sus efectos aún perduran. En dicho año, la renta media neta de los hogares[1], medida en términos nominales, fue de 30.045 euros. Se tardaron 11 años en superarla, alcanzando 30.690 euros en 2019, justo el año previo a la pandemia. En la siguiente etapa, entre 2019 y 2024, la renta ha crecido, aproximadamente, un 25%[2] impulsada por un amplio conjunto de factores, entre ellos, el intenso escudo social, la mejora del empleo, la revalorización de pensiones y ayudas sociales de acuerdo con el IPC, nuevas prestaciones como el Ingreso Mínimo Vital (IMV) e incluso una posible reducción de la economía informal.

Pero, ¿qué ha sucedido en términos reales? De acuerdo con el gráfico 1, el índice de crecimiento del IPC ha estado desde 2008 por encima del crecimiento de la renta neta nominal. Concretamente, entre 2008 y 2024, el incremento acumulado de la renta fue del 27,7%; claramente por debajo del 33,5% de aumento de los precios. Es decir, en esos dieciséis años los precios han crecido alrededor de 6 puntos más que la renta neta nominal, erosionando, como muestra el gráfico 2, la renta neta real. Dicho de otro modo, la renta neta real de 2024 equivale, aproximadamente, al 95,6% del valor que tomó en 2008. En definitiva, la renta neta real de un hogar medio en 2024 sigue siendo inferior a la de 2008. Esa diferencia para converger plenamente al nivel de 2008 exige todavía un esfuerzo importante que no debe soslayarse. De hecho, el crecimiento de 2024 debería haber sido, aproximadamente, del 9% para conseguir la plena equiparación a la renta real de 2008[3]. Sin embargo, desde 2019, la renta neta real ha crecido a un promedio de 1,9 puntos por año. A ese ritmo, manteniendo lo demás constante, la convergencia no se alcanzaría hasta 2027, dos décadas después de la crisis financiera. 


Sin duda, no son buenas noticias para la evolución del nivel de bienestar de los hogares desde una perspectiva de largo plazo. Pese a ello, los datos muestran avances en la renta neta real en los últimos años. Como también muestra el gráfico 2, la renta neta real tocó fondo en 2014 cuando se situó en 24.039 euros. Aunque con altibajos, la renta neta real creció entre 2014 y 2024 un promedio del 1,6% anual frente al -3,6% del período 2009 a 2014. 

En resumen, como se comentó anteriormente, el profundo impacto de la crisis financiera sobre la capacidad en renta real de los hogares todavía no ha sido superado. Incrementarla exige, ineludiblemente, aumentar la productividad del factor trabajo. La mejora del nivel de formación de los trabajadores y su adaptación a los nuevos cambios tecnológicos son dos de los factores clave para la consecución de este objetivo.


[1] La renta neta corresponde, esencialmente, a la diferencia entre ingresos brutos percibidos por los hogares y las cotizaciones del trabajador e IRPF. Los ingresos brutos incluyen, entre otros, salarios y transferencias corrientes recibidas las administraciones públicas (pensiones, desempleo, etcétera).

[2] Asumiendo un crecimiento de la renta neta media de 2024 en línea con el 3,7% de incremento de los costes salariales.

[3] Debemos esperar a la ola de la ECV de 2026 para tener mayor precisión de las cifras del crecimiento de la renta neta de los hogares en 2024.

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