La economía española en 2015 fue impulsada por una serie de factores extraordinarios, algunos comunes al resto de Europa y otros específicos de nuestro país, que en 2016, en algunos casos no van a estar presentes, y en otros lo van a estar pero en menor medida que en 2015, mientras que en 2017 su efecto desaparecerá prácticamente por completo. Como consecuencia de ello el crecimiento económico se va a ralentizar, hasta una tasa de en torno al 2,7%, en 2016, y el 2,3% en 2017.