Los precios antes de impuestos de los carburantes en España se encuentran entre los más elevados y rígidos de Europa, a pesar del intenso proceso de reestructuración que ha vivido la industria petrolífera al pasar de una situación de monopolio público a un mercado privado y liberalizado. Sin embargo, dado que los impuestos sobre los carburantes se encuentran entre los más bajos de Europa, el precio final de venta es relativamente más reducido y el consumidor no percibe cuánto cobra realmente la industria.
El objetivo de la reestructuración llevada a cabo en el sector era el logro de una mayor competencia y la creación de una gran empresa de capital nacional. Así, en los años ochenta del siglo pasado, y como consecuencia del ingreso en la CEE, se vivió una etapa de transición hacia la liberalización, que se consolidó en los años noventa y se acompañó con la aparición de una gran compañía española con una elevada cuota de mercado en todas las actividades del sector.
El resultado final del proceso ha sido una elevada concentración de la industria del petróleo en los tres grandes segmentos en los que opera: 1) Refino, en manos de tres empresas, de las que dos tienen una capacidad de producción del 92%; 2) Transporte y almacenamiento, en los que una única compañía establece unilateralmente los precios del transporte, y 3) Comercialización minorista, con un 54% de puntos de venta en manos de dos compañías, que coinciden además en las vías con más tránsito de circulación. La concentración se agrava aún más porque estas dos empresas son también las líderes en el segmento del refino.
El cuadro 1 muestra que la liberalización del sector no ha tenido su traducción en unos menores precios relativos, sino que estos han crecido por encima de la media de la Eurozona situando a los precios actuales de los carburantes españoles antes de impuestos entre los más elevados del área, cuando en 1998 estaban por debajo de la media.
Cuadro 1. Nivel de precios antes de impuestos (en céntimos de euro) en un conjunto de países de la Zona Euro (Gasolina 95 y Diesel)
Por el contrario, el cuadro 2 muestra que España se situaba en 2012 entre los países con una menor carga impositiva (impuestos especiales e IVA) en el precio de venta al público de los carburantes, y este menor peso de los impuestos posibilita que el precio final esté entre los más bajos de los países de la Eurozona.
De esta forma, los menores impuestos enmascaran a los ojos del consumidor los precios más elevados ofrecidos por la industria petrolera española.
Además, según Jordi Perdiguero, tanto los precios antes de impuestos superiores a la media como la menor banda de variabilidad de los mismos observados en los últimos años, parecen mostrar un “comportamiento sospechoso” en la fijación de precios en países como España, Italia, Portugal y Grecia.
Una lógica consecuencia de la menor carga impositiva española sobre los carburantes es que las variaciones en el precio del barril de petróleo, sean éstas subidas o bajadas, tienen en nuestro país un impacto mayor sobre el precio final para el consumidor.
Cuadro 2. Nivel de impuestos especiales e IVA en los diferentes países de la Unión Europea en 2012
Artículo de Jordi Perdiguero (2012) “Tres décadas de reformas en el mercado español de gasolinas” en el número 134 de Papeles de Economía Española, titulado El sector energético español. [exclusivo](Descargar)[/exclusivo]