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Persistencia de las tradiciones navideñas

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Por cuarto año consecutivo, Funcas ha realizado su Encuesta de Navidad, un estudio llevado a cabo online entre el 27 de noviembre y el 10 de diciembre con una muestra de 1.201 residentes en España de 18 a 75 años[1]. Esta edición ofrece un panorama de cómo la sociedad se aproxima hoy en día a las celebraciones navideñas, qué sentido les atribuye y qué prácticas mantiene, así como sobre el papel que desempeñan factores como la familia y la religiosidad en la configuración de esa vivencia.

La palabra ágape, en su origen griego (άγάπη), designaba el amor fraterno y desinteresado. En el cristianismo primitivo pasó a nombrar las comidas comunitarias que fomentaban la cohesión del grupo, de donde proviene el significado posterior de ágape como banquete o comida festiva, con connotaciones de fraternidad o celebración. No sorprende, por tanto, que las fiestas navideñas sigan articulándose en torno a comidas, cenas y encuentros festivos, concebidos, fundamentalmente, como momentos para reunirse en familia, y que sea la situación familiar la que condicione, en gran medida, cómo se vive y se “practica” la Navidad.

Los residentes en España pasan en familia los dos principales ágapes tradicionales navideños, la cena de Nochebuena y la comida del día de Navidad. En el caso de la Nochebuena, un 44% la pasará con familiares con los que convive normalmente y un 59%, alternativa o complementariamente, con familiares con quienes no convive habitualmente. Muy pocos mencionan a amigos (4%) u otras personas (1%). Y muy pocos, también, van a cenar solos (2%) o solos con su pareja (6%) (gráfico 1). Supone este un patrón muy consolidado, casi sin variaciones en los últimos cuatro años. En la comida de Navidad, la distribución de los entrevistados según la compañía que tendrán es casi idéntica a la correspondiente a la cena de Nochebuena, y tampoco ha cambiado apreciablemente en los últimos años (gráfico 1).


El papel fundamental de la familia en las celebraciones navideñas lo explicitan los encuestados cuando, en una muy amplia mayoría, entienden las navidades, ante todo, como unas celebraciones de carácter familiar. El 80% así lo declara en primer o en segundo lugar, con un 56% que las ve así en primer lugar. A continuación las ven como unas fiestas de carácter comercial (53%), como un periodo de vacaciones (32%) o como unas fiestas con significado religioso (30%) (gráfico 2). De la comparación de estos datos con los procedentes de una pregunta con la misma formulación de una encuesta del CIS de diciembre de 2017 se deduce una considerable estabilidad en la vivencia de la Navidad[2]. Entonces, un 83% afirmaba vivir estas celebraciones como unas fiestas de carácter familiar.


Los entrevistados que conviven con niños menores de 10 años resaltan más el carácter familiar de las navidades (92%), y lo hacen menos quienes viven solos (68%) (gráfico 3). Que la disponibilidad de redes sociales condiciona en gran medida la vivencia de las navidades se plasma también en que declaran un menor carácter familiar quienes prevén pasar la Nochebuena o la Navidad en soledad (el 38% y el 54% respectivamente). La mención al carácter familiar de las navidades es asimismo algo más frecuente entre los católicos.


Por su parte, el significado religioso destaca, sobre todo, entre quienes se identifican como católicos, especialmente en los practicantes (el 76% lo menciona como primera o segunda opción). En cambio, la referencia al carácter comercial de las navidades crece marcadamente con la edad, y acaba superando el 60% en los mayores de 55 años.

Esta imagen de unas fiestas esencialmente familiares coincide con la percepción que tienen los encuestados sobre cómo se celebra hoy la Navidad en España: el 51% cree que predomina su carácter familiar y el 39%, que son fiestas fundamentalmente comerciales (gráfico 4). Muy por detrás se sitúa la idea de que se viven como un periodo vacacional (9%). El componente religioso parece notablemente infraestimado, pues solo un 2% de los encuestados lo menciona en referencia a cómo se viven estas fiestas en España, mientras que un 12% lo menciona en primer lugar al referirse a su propia vivencia.

La influencia del entorno familiar y la religiosidad en la experiencia navideña se refleja también en la ilusión que despierta entre los encuestados. El 49% afirma que las próximas fiestas le ilusionan mucho o bastante, un porcentaje que parece interrumpir, al alza, la tendencia decreciente observada en las encuestas navideñas que Funcas ha llevado a cabo desde 2022 (gráfico 5).


La presencia de niños en el hogar parece un factor determinante de la ilusión, puesto que el 61% de quienes viven con menores de 10 años declara estar muy o bastante ilusionado con la celebración de las próximas navidades, frente al 46% en los hogares sin niños (gráfico 6). La expresión de ilusión disminuye de forma notable entre quienes viven solos y entre quienes pasarán solos la Navidad o la Nochebuena[3] y también, muy claramente, al igual que se observaba en las encuestas de los años precedentes, con la edad.


Los ingresos del hogar también guardan cierta relación con la ilusión por las navidades, aunque las diferencias se marcan solo en los extremos. Es menor en hogares con ingresos hasta 1.500 euros (37%), se estabiliza en torno al 50% en los tramos intermedios y vuelve a aumentar en los hogares con más de 4.000 euros (63%)[3]. La religiosidad, como cabía esperar, también marca diferencias. Entre los católicos practicantes, el 73% se declara muy o bastante ilusionado, frente al 40% de los agnósticos y el 37% de los ateos (gráfico 6).

La forma en que los encuestados describen sus celebraciones navideñas encuentra un claro correlato en las costumbres que mantienen en sus hogares. A la luz de los datos de la encuesta de Funcas de 2025, un 74% de los entrevistados afirma que en su hogar se mantiene la tradición de poner el árbol de Navidad (gráfico 7). Esta cifra se aproxima mucho a la procedente de la encuesta del CIS ya citada, de diciembre de 2017, en la que un 71% de los entrevistados declaraba que solía poner el árbol u otros adornos navideños, lo que apunta a la continuidad en esta tradición.


Las tradiciones más asociadas a la religiosidad son menos frecuentes que la de poner el árbol de Navidad. En 2025, un 46% afirma que en su hogar se sigue la tradición de poner el belén, pero solo un 24% cita la de cantar villancicos en familia, y aún menos las de colocar símbolos religiosos (15%), asistir a la misa del gallo o a otras misas o celebraciones religiosas (11%) o rezar en familia (4%) (gráfico 7). Son pocos, aunque no en una proporción insignificante (17%), quienes declaran no mantener ninguna de las tradiciones anteriores.

En comparación con los datos de 2017, se mantiene, ligeramente a la baja, la tradición de poner el belén, pues entonces lo hacía el 50%, pero cae con relativa claridad la de asistir a celebraciones religiosas, habitual en un 22% de los entrevistados en 2017 y solo en el 11% en 2025, en correspondencia con la tendencia generalizada a la caída en las prácticas religiosas.

En la actualidad, el seguimiento de esas tradiciones tiene que ver, en buena medida, con que haya niños pequeños en el hogar y con la religiosidad. Todas las tradiciones consideradas son más frecuentes si los entrevistados conviven con niños menores de 10 años (gráfico 7). De estos, pone el belén el 60%, frente al 40% del resto. Incluso, aunque la tradición del árbol de Navidad está tan extendida, es aún más frecuente entre quienes conviven con niños pequeños (95%) que en el resto (70%). Lo mismo ocurre con las costumbres de cantar villancicos, con porcentajes respectivos de 47 y 20%, y de decorar la casa con símbolos religiosos (26 y 13%, respectivamente). Lo más llamativo es que la presencia de menores también marca diferencias en la tradición de asistencia a celebraciones religiosas (18 y 9%) y, de manera algo menos llamativa, en la de rezar en familia (7 y 3%).

Por otra parte, todas las tradiciones consideradas son más frecuentes en los entrevistados católicos, especialmente entre quienes se ven como católicos practicantes (gráfico 7). La divisoria practicantes y no practicantes es muy notable, sobre todo, en la asistencia a celebraciones religiosas (54% frente a 5%), rezar en familia (19% frente a 1%) y en la decoración religiosa (54% frente a 15%).

Con todo, la frecuencia de cualquiera de las tradiciones consideradas siempre es mayor en los católicos no practicantes que entre quienes no se identifican con ninguna religión o se identifican con una no católica. La única que refleja diferencias menores es la de poner el árbol de Navidad, que es claramente mayoritaria también entre indiferentes, agnósticos y ateos (alrededor de dos tercios de cada grupo), e incluso entre creyentes de otras religiones (56%), entre los que también hay cristianos (gráfico 7).

Una última tradición, en este caso claramente secular, es la de tratar que las comidas y las cenas navideñas transcurran en paz, en la medida de lo posible. Así lo sugiere el que más o menos la mitad de los entrevistados, un 48%, considere conveniente evitar algún tema de conversación en esas comidas y cenas, una cifra que apenas ha cambiado desde 2022 (gráfico 8). Casi podría calificarse también de tradicional que los temas que con más frecuencia se quieren evitar sean los mismos: política, temas familiares delicados o religión. En 2025, entre quienes creen conveniente evitar algún tema de conversación, hasta un 87% se refiere a la política, cifra muy similar a las registradas en 2023 (84%) y 2022 (80%), si bien alguien podría imaginar una tendencia al alza (gráfico 8).


Las menciones a la religión, sin embargo, aun moviéndose en niveles similares a los del pasado, parecerían a la baja: 24% en 2025, 32% en 2023, 27% en 2022. El porcentaje de referencia a temas familiares delicados, un 41%, también sería algo inferior a los registrados en 2023 (50%) y 2022 (51%). Otros temas parecen evitarse poco. Es del caso de los estudios (3% de menciones en 2025), el trabajo (7%) y el fútbol, aunque, en este caso, el porcentaje que lo menciona, un 15%, vuelve a ser, como el de 2023 (14%), superior al obtenido en 2022 (7%) (gráfico 8).

En definitiva, la IV Encuesta Funcas de Navidad retrata unas celebraciones que mantienen una notable continuidad en sus significados y prácticas. Para una parte menor, pero significativa, la religiosidad continúa marcando la manera de vivir la Navidad. Para una amplia mayoría, la familia sigue siendo el eje sobre el que se configuran las fiestas, la referencia para organizar las celebraciones, repetir tradiciones y dotar de sentido a estas fechas.

Ficha técnica de la IV Encuesta Funcas de Navidad
UNIVERSO: residentes en territorio nacional peninsular e insular (18-75 años) • TAMAÑO MUESTRAL: 1.201 entrevistas • TÉCNICA DE ENTREVISTA: entrevista online a través de Emop (panel online de Imop) • SELECCIÓN DE LA MUESTRA: selección aleatoria entre los panelistas de Emop que cumplan las características definidas para la investigación • TRABAJO DE CAMPO: del 27 de noviembre al 10 de diciembre de 2025 • MARGEN DE ERROR DE MUESTREO: ±2,9 puntos porcentuales para p=q=50 % y un nivel de significación del 95% para el conjunto de la muestra en el supuesto de muestreo aletorio simple • MÉTODO DE PONDERACIÓN: los datos se ponderaron por las variables “sexo x edad” (2 x 6 grupos), comunidad autónoma (7 grupos), nivel de estudios (5 grupos) y religiosidad (7 opciones, barómetros del CIS) • INSTITUTO RESPONSABLE DEL TRABAJO DE CAMPO: IMOP Insights, S.A.


[1] Véase la ficha técnica de la encuesta al final de esta entrada. La información sobre las encuestas previas puede encontrarse en los siguientes enlaces: I Encuesta Funcas de Navidad (2022); II Encuesta Funcas de Navidad (2023); III Encuesta Funcas de Navidad (2024).

[2] Estudio 3.199 del CIS. Elaboración propia con el fichero de microdatos, seleccionando la muestra de 18 a 75 años.

[3] Datos disponibles, aunque no presentados.

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