Este artículo ofrece una mirada sinóptica de la evolución de las diferentes percepciones de la inmigración, a través del seguimiento longitudinal de unos mismos indicadores de racismo y xenofobia presentes en las encuestas de actitudes hacia la inmigración efectuadas por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) desde 1993 hasta 2014 (a partir de 2007 para el Observatorio Español del Racismo y la Xenofobia: OBERAXE). El análisis conjunto de los indicadores muestra que la tolerancia o actitud más aperturista hacia la inmigración en 2014 (último año del que se dispone de datos demoscópicos) aumenta en nueve puntos porcentuales con respecto a la encuesta anterior, de noviembre de 2012, quedando el 35% de los 2.477 españoles de 18 y más años sondeados clasificados como “tolerantes”. El porcentaje iguala al obtenido en 2009, siendo su aumento el mayor de toda la serie temporal que se analiza, además de inesperado, por el contexto económico-laboral aún negativo y, en consecuencia, más proclive al conflicto que a la tolerancia, de acuerdo con la teoría del conflicto grupal. El aumento llamativo de la tolerancia coincidió con el descenso del rechazo expreso a la inmigración (de cinco puntos), siendo su porcentaje (32%) igual al recabado en años de crecimiento económico (2004 y 2005). Las actitudes de ambivalencia hacia la inmigración también retrocedieron (en cuatro puntos), asemejándose en volumen (33%) al alcanzado en 2009, aunque no en su configuración.
A semejanza de las encuestas anteriores, el aumento significativo de la tolerancia que se registra en 2014 confluyó con el descenso de la ambivalencia y su cambio de configuración como “tenue rechazo” a la inmigración, más que como “tenue tolerancia”, a diferencia de lo acaecido en 2012. A ello contribuyó que el perfil del ambivalente en 2014 se aproximase al correspondiente al reacio a la inmigración, al descender su nivel educativo y de renta medio, junto a su ubicación menos a la izquierda en la escala de ideología política, su menor confianza en las personas y su mayor experiencia de desempleo reciente. Por el contrario, el perfil sociodemográfico del tolerante o aperturista a la inmigración seguía siendo principalmente definido por la tenencia de un mayor nivel de ingresos y de estudios. Si lo primero les aleja de la competencia con inmigrantes, lo segundo aumenta su vulnerabilidad al sesgo de la deseabilidad social, que tanto incide en la medición de la xenofobia mediante encuesta. Por su parte, el reacio o receloso a la inmigración continua caracterizándose por su mayor edad media, su menor nivel educativo y confianza en las personas, junto a un mayor conservadurismo tanto expreso en su ubicación hacia la derecha en la escala de ideología política, como en los peldaños superiores de la escala de práctica religiosa. Si bien, ha de precisarse que, aunque la edad contribuya a un mayor conservadurismo, ni la edad ni la variable género son determinantes en la explicación de la xenofobia, en contra de lo que se observa cuando se analizan las variables educación e ideología política.
«Desciende la crítica a la permisividad de la política migratoria, al igual que la crítica a la discriminación positiva a favor del inmigrante. Se le percibe menos “protegido”».
En suma, los recientes datos demoscópicos muestran estabilidad y cambio de las percepciones y actitudes hacia la inmigración. Estos se analizan a partir de marcos teóricos consolidados en la explicación del racismo y la xenofobia. En ellos la presencia inmigratoria real y percibida despuntan como determinantes clave de xenofobia, al alimentar tanto los sentimientos de amenaza económica (teoría del conflicto grupal) como cultural (teoría de la identidad social). Pero no son los únicos factores que explican el descenso del rechazo expreso a la inmigración que registra la última encuesta. A la menor percepción de presencia de inmigrantes se añade un mayor control percibido de los flujos migratorios. Desciende la crítica a la permisividad de la política migratoria, al igual que la crítica a la discriminación positiva a favor del inmigrante. Se le percibe menos “protegido”, menos acaparador de las ayudas o prestaciones sociales, como consecuencia de los recortes presupuestarios en ámbitos clave como la sanidad y la educación. También ha de tenerse presente el efecto positivo de la empatía (el ponerse en el lugar del otro), favorecido por el “volvemos a ser emigrantes”, y del conocimiento mutuo. Parece que los años de convivencia entre autóctonos y foráneos han contribuido a que los antes considerados extraños pasen a ser “amigos”, registrándose la mayor proporción de españoles que declaran tener amigos inmigrantes (52% en 2014, catorce puntos porcentuales más que en 2007).
Por último, se destaca el papel de los medios de comunicación y los discursos políticos en el imaginario colectivo de la inmigración y la xenofobia manifiesta. Con la crisis económica, el interés de los medios se ha focalizado más en el retorno de inmigrantes a sus países de origen, y de españoles que emigran en busca de empleo (en especial, de jóvenes de elevado nivel de formación), propiciando que los españoles vuelvan a verse “emigrantes”. A ello se suma que la inmigración ocupara un puesto menos relevante en la agenda político-mediática en los meses previos a la encuesta de 2014, a diferencia de lo que aconteciera en 2011 (año de campañas electorales para comicios municipales, autonómicos y nacionales) y 2010, cuando la amplitud de los debates político-mediáticos en torno a los musulmanes y la prohibición del velo islámico en los espacios públicos afectó al ascenso notorio de la islamofobia y a que la inmigración pasase a percibirse más como amenaza cultural que económica-laboral (la esperable en tiempos de crisis e incertidumbre económica-laboral). De lo que se concluye que las actitudes hacia la inmigración no dependen únicamente de factores económico-laborales, como lo muestra que el rechazo a la inmigración en España se mantuviera álgido en momentos de notorio crecimiento económico (2001-2007). Por lo que son un cúmulo de factores los que interactúan en la percepción de la inmigración y su consiguiente reflejo xenofóbico versus xenofílico, como el artículo ilustra.
Esta entrada es un resumen del artículo Percepción social de las migraciones en España, publicado en el número 24 de Panorama Social. Puede acceder aquí al sumario y la descarga de la revista.