Recientemente se han publicado los resultados de comercio exterior de Aduanas, entre los cuales destacan los relativos a la evolución de las exportaciones. Las ventas al exterior realizadas en el periodo comprendido entre enero y mayo de este año crecieron, en términos reales, un 0,5% en comparación con las efectuadas en el mismo periodo del pasado año, lo que supone una ralentización acusada con respecto a los ritmos de crecimiento registrados en los últimos años. De hecho, con cifras corregidas de estacionalidad, las tasas de crecimiento intertrimestrales tanto en el primer trimestre como en el segundo han sido negativas —aún falta por conocer el dato de junio, pero es improbable que altere dicho signo—.
Gráfico 1
Fuente: INE, Ministerio de Economía y Funcas
Este resultado negativo se mantiene incluso si tenemos en cuenta únicamente las exportaciones no energéticas. El pasado año, las exportaciones de productos energéticos —fundamentalmente derivados del petróleo— crecieron a un ritmo excepcional, un 43%, siempre en términos reales, explicando 1,5 puntos del crecimiento de las exportaciones totales, que fue del 8,2%. Este año las tasas de crecimiento de estos productos han vuelto a registros más normales, pero no es eso lo que explica la desaceleración de las exportaciones totales, ya que las no energéticas también han frenado su crecimiento hasta un 0,5%. De hecho, la desaceleración afecta a todos los grandes sectores excepto el automóvil, que en 2017 sufrió una caída en las ventas, de la cual se está recuperando este año.
Si analizamos la evolución de las exportaciones por destino, las dirigidas al exterior de la eurozona han sufrido una desaceleración más intensa que las destinadas al interior de la zona euro. Por otra parte, ni las importaciones ni las exportaciones de la eurozona o de los países emergentes han sufrido una ralentización tan acusada como la de las exportaciones españolas. No parece, por tanto, que la explicación al pobre desempeño de estas últimas se encuentre fundamentalmente en el debilitamiento del crecimiento europeo, o en la apreciación del euro.
«No parecen existir motivos suficientes que justifiquen una pérdida de dinamismo tan severa y generalizada por productos y mercados, cabe pensar que se trata de un parón transitorio, un simple respiro después de un año de fuerte crecimiento (…), si bien en esta ocasión la tendencia descendente es más acusada».
La ralentización es, de hecho, mayor que la sufrida por el comercio mundial, que creció un 4,3% en el acumulado enero-abril (según las cifras del CPB World Trade Monitor). De mantenerse el signo de esta comparación hasta el final del ejercicio, sería el primer año desde 2008 en el que las exportaciones españolas conforme a las cifras de Aduanas crecerían menos que el comercio mundial.
Gráfico 2
Fuente: INE y Funcas
También las importaciones nacionales han moderado su dinamismo, aunque no tanto como las exportaciones: su volumen en los cinco primeros meses del año fue un 2,6% superior al del mismo periodo del año anterior. En términos intertrimestrales, han seguido registrando tasas de crecimiento positivas en los dos primeros trimestres del año, frente a las tasas negativas de las exportaciones, lo que supone una reducción importante de la aportación del sector exterior al crecimiento del PIB.
No obstante, hay que tener en cuenta que las cifras de exportaciones e importaciones de la Contabilidad Nacional Trimestral (CNTR) no siempre confirman las de Aduanas. De hecho, en los últimos tiempos ha habido diferencias significativas. Así, el pasado año el crecimiento según la CNTR fue menos intenso que el recogido por Aduanas, y la tendencia actual de desaceleración es también menos acusada. Lo que sí confirman es la tendencia a una mayor desaceleración en las ventas al exterior que en las compras, y por tanto el empeoramiento de la aportación del sector exterior al crecimiento económico.
Puesto que, en base a los fundamentos que explican la evolución de las exportaciones a corto plazo, no parecen existir motivos suficientes que justifiquen una pérdida de dinamismo tan severa y generalizada por productos y mercados, cabe pensar que se trata de un parón transitorio, un simple respiro después de un año de fuerte crecimiento, y que en la segunda mitad del año los resultados mejorarán. De hecho, no es la primera vez que se encadenan dos trimestres consecutivos de caídas, seguidos por una recuperación en los trimestres posteriores, si bien en esta ocasión la tendencia descendente es más acusada. Por ello, incluso contando con dicha recuperación, es posible que, aunque el reflejo de estas cifras en la CNTR no sea completo, el crecimiento de las exportaciones de bienes este año sea inferior a lo esperado. En cualquier caso, deberemos seguir de cerca su evolución de los próximos trimestres.