Casi todo el mundo podría convenir que la sociedad civil es hoy protagonista de un importante proceso de cambio. Diariamente, asistimos a transformaciones que afectan a todas las esferas de la vida pública y que condicionan aspectos esenciales de la misma, como la participación ciudadana o las políticas institucionales. Más difícil es, sin embargo, llegar a un consenso sobre cuestiones como la naturaleza y el calado de estas metamorfosis, su relevancia o el destino al que nos encaminan. Por eso, resulta siempre de utilidad una puesta en común de reflexiones, ideas y propuestas que arrojen luz sobre el rumbo que se quiere dar al proceso.
Esa era precisamente la pretensión del Capítulo Español del Club de Roma, la Fundación Mutua Madrileña y FUNCAS, que oportunamente celebraron el acto «La sociedad civil: realidades y oportunidades» en la sede de esta última el pasado martes 26 de mayo: exponer, por un lado, las distintas visiones que de ese proceso de cambio que experimenta la sociedad civil tienen sus principales actores y proponer, por otro, caminos y soluciones. Las conclusiones obtenidas de lo expuesto en la jornada se plasmarán en un informe sobre la relevancia, capacidades y perspectivas de la sociedad civil en España, que editará el Club de Roma. El acto mostró el dinamismo de la sociedad civil española y la clara conciencia de cambio que se respira en la actual coyuntura.
Tras la presentación formal realizada por Carlos Ocaña, Lorenzo Cooklin y José Manuel Moral, responsables de los organismos convocantes, el acto se dividió en dos partes. La primera se dedicó a la participación ciudadana en el desarrollo de la sociedad civil. Inició su exposición Juan Antonio Pedreño, presidente de la Confederación Empresarial Española de la Economía Social (CESCE), que reivindicó el papel que la economía social ha jugado en la crisis a la hora de que muchos trabajadores salvasen su propio puesto de trabajo y el de otros gracias, precisamente, a una legislación pionera en Europa que sin embargo no se ve acompañada de recursos económicos y de la formación adecuada, por lo que llamó a avanzar en ese camino. Más tarde, José Manuel Pingarrón, de la junta directiva de la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE), explicó los proyectos que su organización lleva a cabo e hizo especial incidencia en el denominado «proyecto DECIDES» con el que pretende contribuir al debate sobre el papel de la ciencia en la sociedad, analizando los recursos públicos y privados que se dedican a este campo y otros aspectos como la gestión de la misma, el papel de la ética o la imbricación de la ciencia en la sociedad. Por su parte, Mar Amate, directora de la Plataforma del Voluntariado de España, habló sobre el cambio en la naturaleza del voluntariado, que está permutando su carácter meramente asistencial para proyectarse sobre campos como, por ejemplo, el cultural o el del ocio. Para poner el punto y aparte en este apartado, Silverio Egea, director general de la Asociación Española de Fundaciones, inició su exposición poniendo los resultados de las recientes elecciones locales y autonómicas como ejemplo de las mudanzas que se están produciendo y que a muchos están pillando desprevenidos, para explicar después la situación de las Fundaciones en España; a continuación citó algunos retos a los que, a su juicio, se enfrentan estas organizaciones: la legitimidad, la profesionalización, la transparencia y la evaluación de su impacto, entre otros, y llamó a mejorar su actual modelo de financiación mediante una nueva ley de mecenazgo y mayores incentivos fiscales para la donación por particulares.
El segundo bloque, centrado en la cooperación en las políticas públicas, contó con la intervención de Miguel Ángel Cabra, director de Relaciones Sociales Internacionales y Planes Estratégicos de la Fundación ONCE, quien denunció que en el actual contexto de cambio, la democracia va perdiendo calidad y la menor regulación incide en la paulatina muerte del estado del bienestar. Después de reclamar el insustituible papel del estado como redistribuidor de riqueza, Cabra pasó a analizar el papel del tercer sector a la hora de aportar innovaciones, prestar servicios, actuar como defensor, garantizar valores y principios y hacer de estructura mediadora entre la sociedad civil y lo publico. Tras él, Rafael Matesanz —director de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) y presidente del Comité Científico de la Fundación Mutua Madrileña— mostró los magníficos resultados de la cooperación entre los dos organismos a los que representaba en el acto, uno público y otro privado, en materia de investigación (a través de programas de becas) o de cooperación internacional, mediante un programa que ha supuesto un importante trasvase de conocimientos en materia de transplantes, desde España a Latinoamérica. Ya al final, Francisco Lorenzo, coordinador de Estudios de CARITAS, realizó una vigorosa reflexión sobre el debilitamiento del pacto social y su sustitución por una relación mercantil entre el ciudadano y las administraciones públicas. Incidió sobre la incoherencia que supone el deseo de la sociedad de ser igualitaria y la falta de compromiso fiscal por parte de sus miembros, y planteó el fortalecimiento de los valores cívicos y la reversión del proceso de privatizaciones como salida.
La coda final corrió a cargo de la filósofa y catedrática emérita de Filosofía moral y política Victoria Camps, quien en una intervención que debía glosar el papel de la sociedad civil en las democracias avanzadas, quiso enviar un mensaje de optimismo: Camps defendió que la crisis ha motivado la organización y estructuración de la sociedad civil en el ámbito político y social. Mientras las democracias liberales —afirmó— se han quedado sin ética, porque la centralidad de un valor fundamental como la libertad individual impide el cultivo de otros valores, las corrientes republicanistas que ahora toman la palabra apelan a sentimientos como motor de la acción moral y tienen como el objetivo el «bien común», un concepto depuesto durante años por otro más liberal: el «interés general».