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Nuevos desafíos para la deuda

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El superávit externo parece inmune al intenso crecimiento que viene produciéndose desde 2015. El país mantiene un excedente de ahorro frente al exterior superior a 23 000 millones de euros, el 2% de la economía. Esta situación, inédita desde que existen datos comparables, es un alivio para la elevada deuda externa y fortalece la capacidad de respuesta a las turbulencias que acabarán por producirse. De las cuentas financieras divulgadas esta semana por el Banco de España, se desprenden luces y sombras en cuanto a la sostenibilidad del actual excedente externo. Lo más positivo sin duda, es que el sector privado ha reducido su endeudamiento hasta niveles precrisis. Esto es fruto de un esfuerzo ahorrador sin precedentes de empresas y familias, que acumularon excedentes superiores a 50 000 millones de euros anuales durante el periodo 2010-2017. Gracias a ello, un posible aumento de tipos de interés tendría un impacto más limitado que en épocas anteriores.

Comparado con los máximos alcanzados en la última década, los pasivos de las empresas han caído un 34% en proporción al tamaño de la economía. En el caso de las familias, la reducción del endeudamiento alcanza el 27%. Así pues, España ostenta el récord europeo de desendeudamiento del sector privado realizado en el último lustro. La deuda privada, sin llegar a los niveles reducidos registrados en Alemania o Italia, se sitúa significativamente por debajo de Francia o los países nórdicos.

Gráfico 1

Gráfico 2

Sin embargo, es poco probable que el sector privado mantenga el esfuerzo ahorrador. Los hogares se han animado a consumir, como lo muestra la disminución de su tasa de ahorro. Y el encarecimiento del petróleo de estas últimas semanas hace temer una caída adicional por el impacto negativo de los precios de la energía sobre el poder adquisitivo de los consumidores. Además, la expansión mundial, las tensiones en Oriente Próximo y las estrategias de algunos países productores como Arabia Saudí apuntan a fuertes presiones sobre la cotización del crudo en los próximos meses.

«Nada hace esperar una mejora significativa a corto plazo de la deuda pública. Desde el inicio del año, ha aumentado en 14 000 millones de euros».

Como los excedentes empresariales no aumentarán (su nivel es ya elevado y conllevan un importante coste de oportunidad al no invertirse en la economía), se prevé una contracción de la capacidad total de financiación del sector privado. Así pues, la sostenibilidad del superávit externo depende de la trayectoria de las cuentas públicas y de la deuda. Teniendo en cuenta el crecimiento de la economía y la situación de prórroga presupuestaria, el déficit ha seguido una senda decreciente y se espera que siga cayendo durante al menos buena parte del año.

«Las condiciones de financiación de la deuda pública empiezan a tensarse en los mercados internacionales. El repunte de la inflación y el conflicto comercial entre las grandes potencias han provocado un aumento de las rentabilidades».

Sin embargo, esta evolución apenas ha incidido sobre la deuda pública, que se mantiene en torno a un año de renta nacional, un 40% más que cuando el sector privado emprendió su saneamiento por la acumulación de déficits públicos y por asumir deuda de entidades financieras. Nada hace esperar una mejora significativa a corto plazo. Desde el inicio del año, la deuda ha aumentado en 14 000 millones de euros.

Por otra parte, las condiciones de financiación de la deuda pública empiezan a tensarse en los mercados internacionales. El repunte de la inflación y el conflicto comercial entre las grandes potencias han provocado un aumento de las rentabilidades. En un contexto de elevado endeudamiento global, un cierto nerviosismo es palpable en los mercados. Esto acabará por trasladarse a España, y esto, pese a la mejora del rating internacional y la colocación de títulos con vencimientos a largo plazo que reducen la exposición al capital especulativo. Los factores externos de crecimiento empiezan a amainar. La clave está ahora en consolidar la base financiera de la expansión y así crear las condiciones para aumentar la productividad y crear empleo de calidad. Y alejarse de rebajas fiscales o de una reducción del esfuerzo de corrección de los desequilibrios.

Fuentes de los gráficos: Banco de España, Eurostat y Funcas.

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