Realizar pronósticos sobre los mercados financieros nunca es fácil. Están sujetos a factores materiales –expectativas económicas o de beneficios, por ejemplo– y otros intangibles y volubles, como la confianza o los sentimientos del inversor. Más complicado aún cuando Estados Unidos –la mayor referencia en los mercados– lleva años –eso sí, con algún vaivén– con crecimiento en el valor de las acciones de sus principales empresas. Seguir esperando que en 2025 sigan creciendo los mercados de valores tras un año tan positivo como 2024, da vértigo. Sin embargo, es lo que el mercado parece seguir descontando para el nuevo año. También para las bolsas europeas, que llevan dos años revalorizándose significativamente.
Algunos analistas piensan que las bolsas de valores llevan sobrevaloradas suficientemente como para temer una corrección significativa. En particular, las tecnológicas y el Nasdaq. El rally no parece tener fin. Nunca es fácil saber si se está a las puertas de una caída de los mercados, menos aún cuando no hay unos niveles de deuda comparables a crisis anteriores como la de 2008. Las expectativas continúan positivas. En Estados Unidos, por la llegada de Donald Trump, que promete bajadas de impuestos y políticas liberalizadoras, que suelen ser un viento de cola para el valor de los títulos. Muchos prevén que la renta variable europea repuntará en 2025, a pesar de la incertidumbre política y comercial y del bajo crecimiento económico. Las acciones europeas podrían beneficiarse de la reducción de inflación, una respuesta de la UE a los grandes desafíos mejor de la que se espera o por las dudas comentadas sobre el recorrido al alza que le pueda quedar a la renta variable estadounidense. Las ganancias desde octubre de 2023 de algunas Big Tech –como Nvidia por ejemplo– son simplemente descomunales. Para muchos, el gran aumento de los ingresos de muchas de estas corporaciones –base real para el sentimiento positivo–, acompañado de las muy optimistas expectativas de ganancias derivadas de los desarrollos de la Inteligencia Artificial –que nadie sabe si se materializarán en todo o en parte–, explica ese gran desempeño.
El entorno monetario con reducciones de tipos también ha ayudado al buen comportamiento de los mercados en 2024. El BCE y la Reserva Federal han anunciado una cierta bifurcación de sus estrategias monetarias, mucho más laxa en el Viejo Continente. Ese desacople afectará a los mercados de divisas, a los de bonos y a la renta variable. Más aún, en el estado de sobrevaloración bursátil de muchas empresas. Cuando se está en máximos históricos, como ahora, los inversores muestran mucha más preocupación y cualquier noticia macroeconómica no tan optimista, sea de la economía real o de algunas empresas, puede hacer desatar algunos nervios y, si alcanza cierta magnitud, llevar a una corrección significativa de las bolsas. En suma, cautela en 2025.
Este artículo se publicó originalmente en el diario La Vanguardia.