El concepto de “modelo de integración” es utilizado a menudo para explicar cómo los estados modernos gestionan sociedades cada vez más heterogéneas a causa de la inmigración. En los últimos 15 años, los modelos de integración han sido objeto de discusiones controvertidas, en las cuales no sólo se ha llegado a cuestionar su validez política sino también su relevancia para entender los procesos de integración en los distintos países. Sin embargo, dicho debate ha afectado principalmente a los llamados “viejos” países de inmigración en Europa, como los Países Bajos, Francia o el Reino Unido. En cambio, los “nuevos” países de inmigración en la Europa meridional (España, Italia, Grecia y Portugal) han quedado más bien en un segundo plano, debido a que la primacía de sus políticas de control contribuyó durante muchos años a ralentizar el desarrollo de un modelo de integración oficial. No obstante, la falta de una estrategia estatal de integración no parece haber jugado un papel relevante en los procesos de integración de los inmigrantes. Entre los países de Europa del sur, España es el que probablemente refleja de forma más significativa el contraste entre la ausencia de un modelo de integración oficial y la progresiva integración de los inmigrantes en la sociedad. Sabemos, por ejemplo que la ausencia de una filosofía de integración “de estado” no ha perjudicado el acceso de los extranjeros a los servicios públicos y los inmigrantes disfrutan, en general, de un amplio abanico de derechos individuales. Además, y a pesar de la crisis, la mayoría de los inmigrantes han conseguido un permiso de larga duración, mientras que no se han registrado hasta la fecha episodios relevantes de xenofobia como en otros países afectados por la crisis.
Queda, sin embargo, mucho por hacer. Por ejemplo, falta todavía una regulación articulada de los derechos culturales y se sabe demasiado poco sobre la integración de los inmigrantes en el sector educativo o en determinados sectores laborales. A la vista de estas lagunas, analizamos el impacto que ha tenido la falta de un modelo de referencia en la integración laboral de los trabajadores migrantes en un sector cada vez más heterogéneo cómo es el sector sanitario. El análisis se basa en una investigación llevada a cabo en dos grandes hospitales madrileños, uno público y otro privado, a través de 39 entrevistas en profundidad, realizadas entre junio y septiembre de 2014 a profesionales de ambos hospitales. Los dos estudios de caso han sido desarrollados en el marco del proyecto WORKINT (Assessing labour market integration in workplaces), financiado por el VII Programa Marco de la Unión Europea, cuyo objetivo es el análisis de la integración de trabajadores sanitarios inmigrantes en cinco países europeos (España, Italia, Alemania, Irlanda y Reino Unido).
«La ausencia de una estrategia oficial de integración no ha tenido un impacto significativo en los mecanismos de inclusión de los profesionales sanitarios migrantes».
Los dos casos de estudio muestran que la gestión de la diversidad como herramienta para fomentar la cohesión en el lugar de trabajo ha sido un tema ausente, tanto en la agenda política del Ministerio de Sanidad como en la gestión de recursos humanos de cada uno de los hospitales estudiados. Sin embargo, la ausencia de una estrategia oficial de integración no ha tenido un impacto significativo en los mecanismos de inclusión de los profesionales sanitarios migrantes en los dos hospitales españoles. De hecho, la integración de los profesionales sanitarios extranjeros no se percibe como un problema cultural en la medida en que los trabajadores se adaptan a las formas de hacer y relacionarse en cada hospital. En particular, las entrevistas revelan que la jerarquía, o más bien la articulación de las categorías profesionales dentro de los hospitales, favorece unas relaciones de trabajo que no están basadas en el criterio de extranjería sino en el de categoría profesional. Ello se debe, principalmente, a que la profesión médica es una profesión con códigos de trabajo, comportamiento y de vestimenta muy estrictos que se imponen sobre otro tipo de diferencias como puedan ser las étnicas o culturales. En otras palabras, podemos decir que la integración de los trabajadores migrantes en el sector sanitario se percibe más como una cuestión de asimilación profesional que cultural. Por otro lado, los trámites administrativos relacionados con la obtención del permiso de residencia o la homologación del título son considerados como los obstáculos más importantes en el proceso de integración. La mayoría de los entrevistados considera que la legislación actual impide una plena integración de los trabajadores en el puesto de trabajo debido a la precariedad de los contratos ofrecidos y a las barreras administrativas existentes para obtener puestos permanentes (por ejemplo, la posesión de la nacionalidad española o comunitaria o la homologación de títulos como en el caso de las enfermeras). En definitiva, parece que la ausencia de un modelo oficial de integración y de criterios de gestión de la diversidad han sido compensados por la existencia de un imperativo de asimilación profesional muy arraigado en la profesión medica. Sin embargo, los resultados obtenidos en nuestro estudio indican que los mayores obstáculos para la integración laboral de los profesionales sanitarios no residen en unas políticas de gestión de la diversidad poco articuladas sino en la falta de canales de estabilización para los profesionales contratados en los últimos años. Este aspecto impone sin duda cierta necesidad sobre la posibilidad de crear canales legales de inclusión laboral para los profesionales sanitarios extranjeros formados en España, integrados en su entorno laboral y sin intención de retorno.
Esta entrada es un resumen del artículo Modelos de integración y gestión de la diversidad: dos estudios de caso en el sector sanitario español, publicado en el número 24 de Panorama Social. Puede acceder aquí al sumario y la descarga de la revista.