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Los salarios en la recuperación

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Durante los cinco años de la Gran Recesión, 2008-2013, la economía española destruyó 3,6 millones de empleos, el 18% del total. A partir de 2014  se vuelve a crecer y a generar empleo, a un ritmo de más de 500 mil empleos netos por año. Pero, ¿qué tipo de empleo? Y, ¿cómo ha afectado esto a la desigualdad salarial en España?

Sirviéndome de datos longitudinales que provienen de la Muestra Continua de las Vidas Laborables (2015), describo los cambios en la distribución salarial para un grupo estable de trabajadores y no los ocasionados por la entrada de nuevas cohortes con posiblemente características y expectativas distintas. Me centro en los trabajadores (hombres) que estaban ocupados en 2015 y con edades comprendidas entre los 18 y 55 años. Los principales resultados son los siguientes.

Entre 2008 y 2015, los trabajadores que mantuvieron una relación estable con la misma empresa (“stayers”) vieron aumentar sus ingresos un 4,5%. En cambio, los que cambiaron de empleo en algún momento entre 2008 y 2015 (“movers”) sufren una pérdida del 4,1%. Así, el diferencial en los ingresos anuales entre estos grupos ha aumentado 14 puntos porcentuales, pasando del 58% en 2008 hasta el 76% en 2013 (gráfico 1). Los años de la recuperación económica, 2014-2015, han proporcionado un leve aumento en los ingresos reales para ambos grupos, pero manteniéndose el diferencial prácticamente inalterado, en el 73%. Uno de los elementos más correlacionados con la pertenencia a cada uno de los dos grupos es el tipo de contrato. Así, un 82% de los “stayers” tenía en 2008 un contrato fijo, mientras que casi la mitad de los “movers” (un 46%) tenía un contrato temporal.

Gráfico 1

En cuanto a la distribución de los nuevos empleos de los ‘movers’, la crisis económica y la consiguiente creación de empleo han provocado un cambio significativo con un menor peso relativo de la industria y construcción y mayor peso de los servicios, tanto de baja cualificación y los relacionados con el turismo como los de alta cualificación. Todo ello en empleos que todavía son mayormente a tiempo completo pero con un mayor peso relativo del trabajo a tiempo parcial y en empresas de mayor tamaño (gráfico 2).

Gráfico 2

Aplicando el método de descomposición de Oaxaca-Blinder, es posible separar aquel componente de la disminución en los ingresos de los ‘movers’ que se debe a las características de sus nuevos empleos de aquel que se debe a la retribución manteniendo fijas esas características. Según este análisis, y atendiendo a la mayor experiencia potencial y el cambio sectorial de los ‘movers’, en condiciones normales, éstos deberían ingresar en 2015 un 5,0% más que en 2008 (salario por día). Sin embargo, los datos muestran que este grupo de trabajadores no gana más sino menos. Y ello se debe principalmente a dos factores. Por un lado, el hecho que un mayor número de ellos trabaja a tiempo parcial, lo cual conlleva en promedio una penalización salarial del 3,2%. Por otro, el mercado laboral español está retribuyendo peor que antes el mismo tipo de empleo. Este efecto precio supone una pérdida del 5,4% en los ingresos diarios de los ‘movers’ (gráfico 3).

Gráfico 3

El análisis previo desmonta algunos mitos sobre la evolución reciente de los salarios en España. Por ejemplo, la bajada en los ingresos no se debe a que se estén creando empleos en sectores que tradicionalmente pagaban poco, más bien lo contrario. Recordemos que una parte importante de la destrucción de empleo ha tenido lugar en la construcción, un sector tradicionalmente de bajos salarios. Tampoco se debe a la temporalidad en los nuevos contratos. Si bien es cierto que la mayoría de los nuevos contratos son temporales, esto ya era cierto antes de la crisis y de hecho la distribución de los empleos por tipo de contrato es muy similar en 2008 y en 2015.

«Los salarios de los contratos de entrada firmados en 2015 acarrean una penalización de más del 14% en comparación con los que se firmaban en 2008. Nuevamente, la gran mayoría de esta penalización viene explicada por el componente precio y por el tipo de jornada».

En relación a los nuevos contratos firmados en 2015, éstos conllevan una reducción en los ingresos (relativo a los nuevos contratos firmados en 2008) de casi un 12%. Esta reducción viene explicada en su mayor parte por el factor precio (-9,9%). El componente sectorial no tiene apenas peso, como tampoco el tipo de contrato, que en su gran mayoría es y era temporal. Un análisis de la dispersión salarial revela que la penalización de los nuevos contratos surge a nivel de empresa y no se debe por tanto a que los nuevos contratos se firmen en empresas que pagan menos. Este aumento de la dispersión salarial dentro de una misma empresa se empieza a dar en 2012, quizás como resultado de la reforma laboral de 2012, y se acelera los dos últimos años de la muestra, que es cuando ha habido una mayor creación de empleo en el contexto de la recuperación económica.

Respecto a los contratos de entrada, es decir, el primer contrato de trabajo que obtiene un individuo (generalmente jóvenes) al inicio de su vida laboral, el análisis arroja una radiografía similar a la de los nuevos contratos pero con mayores efectos negativos. Así, los salarios de los contratos de entrada firmados en 2015 acarrean una penalización de más del 14% en comparación con los que se firmaban en 2008. Nuevamente, la gran mayoría de esta penalización viene explicada por el componente precio (-9,4%) y por el tipo de jornada (-6,9%). Ni el componente sectorial ni el tipo de contrato tienen un peso importante.

Finalmente, si repetimos el análisis previo pero ahora fijándonos en los ingresos anuales en el empleo principal. El contraste con el análisis anterior es importante. Mientras que el salario-día de los contratos nuevos descendió un 11,9%, la ganancia anual se ha visto reducida el doble, un 22,6%. Ello es debido sobre todo a un menor número de días trabajados a lo largo del año en ese empleo. Ese componente explica más de la mitad de la pérdida total (-14,9%). Sigue existiendo un factor precio negativo (-4,8%) así como el impacto negativo de trabajar a tiempo parcial (-3,1%). En el caso de los contratos de entrada, la reducción de los ingresos anuales es ¡del 33%! El menor número de días trabajados implica por si solo una reducción de los ingresos anuales en el empleo principal de un 13%, mientras que el hecho de trabajar a tiempo parcial y el sector de ocupación contribuyen a una reducción del 7,5% conjuntamente. La práctica totalidad del resto del ajuste a la baja de los ingresos anuales se debe al componente precio (-10,6%).

Esta entrada es un resumen actualizado del artículo «Los salarios en la recuperación española», publicada en el número 260 de Cuadernos de Economía Española.

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