La información más relevante que se publica en las primeras semanas de cada mes es la de los registros del paro y afiliaciones a la Seguridad Social. El impacto mediático, social y político de estos datos es muy importante, pero a pesar de ello siguen publicándose y analizándose en los medios de una forma que induce a error o incomprensión entre la mayoría de la gente no especializada. Desde marzo el paro desciende, en algunos meses, como el último, de forma pronunciada, y los afiliados aumentan. Ello puede estar produciendo la idea equivocada de que ya hemos dejado atrás la crisis porque ya se crea empleo. Es cierto que se ha creado empleo en estos últimos cuatro meses y aún se creará en julio, pero a partir de agosto veremos cómo baja de nuevo la afiliación y aumenta el paro.
Para que la gente, especializada o no, entienda las estadísticas hay que publicarlas ajustadas de factores espurios, como el distinto calendario laboral o la estacionalidad, porque sólo así se pueden hacer comparaciones homogéneas con el mes o el trimestre previo. El INE ya ha empezado tímidamente a hacerlo así, y también se publican desestacionalizadas las cifras de afiliaciones. Sólo queda que hagan lo mismo el resto de instituciones productoras de estadísticas, entre ellas el Servicio Estatal de Empleo Público, y que los medios de comunicación y la clase política se acostumbren a valorar los datos corregidos de estos factores. También es necesario mejorar estadísticas tan importantes como las del paro. Aunque sea explicable, no se entiende que haya una diferencia de más de un millón de personas entre el paro registrado y el paro estimado por la EPA, o que en junio el paro registrado bajara en 127.000 personas cuando los afiliados sólo aumentaron en 27.000. La producción de estadísticas es un trabajo muy especializado, que debería dejarse en manos del INE o, al menos, bajo su supervisión. Ahora que estamos en tiempos de reformas de la administración pública, debería contemplarse este punto.
Gráficos elaborados por A. Laborda.
La primera valoración que cabe hacer de los datos de paro y afiliaciones de junio es que apenas se desviaron de lo que estimaban los modelos de previsión. En este sentido fueron normales. Si acaso, la cifra de afiliados se quedó algo por debajo de las previsiones, al contrario de lo ocurrido en meses previos. En segundo lugar, esta normalidad apunta rasgos y tendencias positivos. Como se ve en el gráfico superior izquierdo, la variación tendencial del paro viene moderándose desde mediados del pasado año y en los últimos meses se acerca a cero, por lo que la cifra absoluta de parados está muy próxima a tocar techo. Pero esto no quiere decir que se haya detenido la destrucción de empleo. La variación tendencial de los afiliados [gráfico inferior izquierdo] muestra que el ritmo de caída se va moderando, incluso a un ritmo superior al que cabía esperar hace unos meses, pero todavía no ha llegado a cero. Si el paro registrado ya no aumenta se debe fundamentalmente a que la población activa está disminuyendo y a que muchos parados dejan de inscribirse en las oficinas de empleo, bien porque estas no les son de utilidad o porque encuentran un trabajo en la economía sumergida (esto es una mera hipótesis sin contrastar al no haber estadísticas).
Tomando datos medios trimestrales desestacionalizados y excluyendo al colectivo de cuidadores no profesionales, la caída de la afiliación en el segundo trimestre respecto al primero ha sido de unas cinco décimas porcentuales, tres décimas menos que en el trimestre precedente. Ello sería compatible con una caída del PIB de unas dos décimas, también tres menos que en el trimestre anterior. Por sectores, la caída de los afiliados en los servicios prácticamente se ha detenido, mientras que en la industria sigue siendo elevada, aunque se modera, en coherencia con la evolución de los indicadores de actividad en el sector, como el Índice de Producción Industrial, cuyo dato de mayo se conoció esta semana [gráfico inferior derecho].
Sobre este trasfondo positivo de los datos del paro, hay uno que es preocupante: el porcentaje de beneficiarios de prestaciones por desempleo sobre el total de parados se está reduciendo rápidamente, situándose en el 61,5% en mayo [gráfico superior derecho]. Los no beneficiarios suelen ser, además, parados de larga duración, con pocas posibilidades de encontrar un empleo. La necesidad de mejorar y aumentar los recursos de las políticas activas de empleo es, por tanto, imperiosa.
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Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS).