Esta semana conocimos los datos de comercio exterior de mercancías de septiembre. La versión oficial, difundida ampliamente por todos los medios de comunicación, ha sido que las exportaciones van muy bien y que han registrado un record histórico. Este análisis se basa en que el crecimiento interanual de las mismas, es decir, sobre el mismo mes del año anterior, ha sido elevado, un 8,3% en valor (a precios corrientes) y un 11,4% en volumen (a precios constantes), de lo que se deduce una caída de los precios del 2,8%. Lo que no se ha explicado es que estas elevadas tasas de variación obedecen a que el mes de septiembre del pasado año fue un mes “cojo”, con un volumen de exportaciones, corregido de estacionalidad, notablemente inferior al que se produjo en los meses anteriores y posteriores. Esto es muy normal en los datos mensuales de comercio exterior, que tradicionalmente son muy erráticos. La realidad es que tanto en valor como en volumen las exportaciones de septiembre han sido notablemente inferiores a las de agosto. Lo mismo ocurrió con las de julio respecto a los meses previos. Con ello, el volumen de exportaciones del tercer trimestre registra una caída del 17% en tasa anualizada sobre el segundo, si bien hay que tener en cuenta que en ese trimestre crecieron un 32% respecto al primero. Algo similar observamos en el comportamiento de las importaciones, que en el tercer trimestre disminuyen un 13% en volumen respecto al segundo tras aumentar un 33% en ese trimestre respecto al anterior.
Como vemos, las fluctuaciones son muy fuertes, por lo que es conveniente someter a las series mensuales a un proceso de suavizado estadístico para extraer la tendencia. Las tasas de variación así obtenidas se presentan en el gráfico superior izquierdo. Con toda esta información podemos extraer algunas conclusiones. En primer lugar, las exportaciones muestran un claro debilitamiento de su ritmo de crecimiento en el tercer trimestre del año. Ello está relacionado con el hecho de que la demanda procedente de los países emergentes, que es la que ha tirado de las mismas en los últimos años, se está moderando, sin que la recuperación de la procedente de los países europeos llegue a compensar dicha moderación. En segundo lugar, también las importaciones moderan su ritmo de crecimiento, pero en menor grado que las exportaciones, hasta el punto de que estas últimas crecen por debajo de las importaciones por primera vez desde que comenzara la crisis. Como consecuencia, la aportación positiva al crecimiento del PIB del comercio exterior de mercancías ha desaparecido. En este trimestre el crecimiento del PIB ha provenido, por lo que respecta a la demanda, de la aportación de las exportaciones netas de servicios (turismo), del consumo de los hogares y de la inversión en maquinaria y equipo, pero no de las exportaciones netas de mercancías. En tercer lugar, el hecho de que las importaciones crezcan ya a tasas elevadas y que su moderación sea menor que la de las exportaciones indica claramente que la demanda interna en consumo e inversión privados (una buena parte de la cual se satisface con importaciones) está registrando un rebote importante, que sorprende en la coyuntura actual y por ello es difícil que se mantenga a este mismo ritmo en los próximos trimestres.
Fuentes: Comisión Europea, Mº de Economía, INE y Funcas.
Gráficos elaborados por A. Laborda.
El debilitamiento de las exportaciones en los últimos meses, que podría ser transitorio si es verdad que las economías europeas y sobre todo del resto del mundo vuelven a acelerar el paso como prevén los organismos internacionales, no es óbice para que los resultados obtenidos hasta septiembre puedan ser calificados de positivos. En el gráfico superior derecho se ve que España va a ganar de nuevo cuota de comercio internacional en 2013, ya que el crecimiento de sus exportaciones va a ser holgadamente superior al de sus mercados exteriores. Eso sí, dicha ganancia y su aportación al crecimiento, al igual que la de los años que llevamos de crisis, está siendo bastante inferior a la de los años de recuperación de la crisis de los noventa [gráfico inferior izquierdo]. La diferencia es que entonces pudimos devaluar la peseta y ahora tenemos que competir con la moneda más fuerte del mundo.
En cuanto al saldo comercial, continúa creciendo el superávit con la zona euro y se ralentiza la corrección del déficit con el resto del mundo [gráfico inferior derecho]. El déficit total asciende hasta septiembre a 11.000 millones de euros, menos de la mitad del registrado en el mismo periodo del año anterior y sólo el 15% del máximo registrado entre enero y septiembre de 2008.
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Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS).