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Las ciudades europeas: nuevos paradigmas, nuevas estrategias

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La globalización y la urbanización creciente del planeta enfrentan a las ciudades europeas, aun dentro de su diversidad, a unos desafíos comunes esenciales. Al abrigo de los gigantescos problemas que van a encontrar las ciudades asiáticas o africanas, en Europa las ciudades deben afrontar una recomposición de las condiciones de su desarrollo en términos de su sostenibilidad ecológica, de los riesgos de la brecha territorial en razón de sus dinámicas económicas y de sus modalidades de inclusión política.

Las tensiones sobre los modelos urbanísticos de crecimiento sostenible

En un contexto de desaceleración apreciable de su crecimiento, las ciudades europeas se enfrentan a la exigencia de aprovechar el relajamiento de la presión demográfica para intensificar su reconversión ecológica. En lo esencial, la cartografía de la contaminación urbana presenta un calidoscopio caracterizado por una mezcla de situaciones favorables (Europa del norte) y deterioradas (Europa del este, Italia del norte). Además de la calidad del aire, reto importante de salud pública y de equidad social, el incremento de la temperatura urbana (los «islotes de calor urbano») constituyen otra temática preocupante. Para las ciudades costeras, la subida del nivel del mar introduce un riesgo suplementario.

Con importantes disparidades, las ciudades europeas son líderes en la adopción de acciones a favor del cambio climático. Las restricciones al tráfico urbano y el desarrollo de transportes públicos «limpios», en una variedad de modalidades, son prácticas generalizadas. La lucha contra la manifestación de fenómenos caniculares combina diferentes procedimientos técnicos. El desarrollo de las «ecociudades» y de las infraestructuras «verdes» y «azules», el estímulo de la economía circular incentivando una agricultura urbana, participan de este movimiento a favor de una ciudad sostenible.

Las tensiones sobre las lógicas económicas de competencia territoriales

El juego de los efectos de aglomeración constituye el núcleo de las explicaciones de las ventajas de la concentración espacial de las actividades económicas. En relación directa con su peso demográfico, las ciudades ofrecen a las empresas múltiples ventajas que repercuten en su productividad y en sus costes. Sin embargo, el contexto nacional influye notablemente, de manera estructural y coyuntural, en el dinamismo de las ciudades.

«Con la llegada de la sociedad digital surgen nuevas vías para avanzar hacia la «ciudad inteligente», pero en numerosas #ciudades europeas, la evolución de la gobernanza y de la gestión pública urbana suscita interrogantes».

El desarrollo económico y urbano de los países emergentes enfrenta de facto a las ciudades europeas a un entorno muy competitivo, en una trayectoria de acumulación de ventajas comparativas de localización para las empresas y agentes productivos de visibilidad internacional.

En relación con el desarrollo económico territorial, la metropolización suscita apreciaciones contradictorias. Las tesis de su ineluctabilidad y de sus beneficios (efectos de impulso), todavía en los debates metodológicos, plantean críticas políticas. Los riesgos de brecha socio-espacial y las amenazas para la cohesión social forman su piedra angular. Si bien el dinamismo de las áreas urbanizadas ya se basa en el marco europeo sobre alianzas entre las ciudades, mucho más compleja es la elaboración de estrategias cooperativas entre los mundos urbano y rural.

El desarrollo territorial de las ciudades ha acentuado los defectos de su fragmentación política. Las infracciones a los principios de eficacia (peso de los costes de transacción para elaborar estrategias compartidas, dificultades para aprovechar las economías de escala o de red, efectos desbordamiento) y de equidad (disparidades fiscales y dinámica negativa de exclusión social) conforman todas ellas elementos desestabilizadores. Por ello, desde hace muchos años, con notables diferencias entre países, las reformas persiguen el objetivo de dotar a las metrópolis y grandes ciudades de un estatuto jurídico e institucional adaptado a sus características.

Cada vez más, los responsables políticos de las ciudades deben soportar la tensión entre una creciente exigencia de legitimidad de su gestión y una necesidad de animación democrática de la sociedad local. A lo largo de los últimos veinte años, con intensidades variables, el abanico de las temáticas y de la aplicación de los instrumentos de gestión se ha enriquecido y ahora es muy abierto. Con la llegada de la sociedad digital surgen nuevas vías para avanzar hacia la «ciudad inteligente». Sin embargo, pese a su apertura al público, este tipo de proceso no constituye una panacea para la inclusión democrática y la cultura ciudadana. De hecho, en numerosas ciudades europeas, la evolución de la gobernanza y de la gestión pública urbana suscita interrogantes. En el ámbito institucional de la democracia representativa, se manifiestan conflictos de legitimidad. Las reivindicaciones de democracia participativa y de responsabilidad del ciudadano en la gobernanza urbana abren otro frente de turbulencia : afloran progresivamente marcos y procedimientos «participativos» (desde foros de asociaciones hasta el presupuesto participativo).

Conclusiones

El futuro de las ciudades europeas dependerá de las características de la mezcla surgida de esta triple alianza entre coherencia territorial, cohesión social y territorial y reconversión medioambiental. Podemos prever diversos escenarios y trayectorias, regulados o descontrolados, según las opciones estratégicas de respuesta a la creciente competencia mundial a la que se enfrentan. Explicar claramente estas opciones exige una labor profunda y metódica de prospectiva y de refundación de una «urbanidad» del presente.

Esta entrada es un resumen del artículo ‘Las ciudades europeas: nuevos paradigmas, nuevas estrategias’, publicado en el número 153 de Papeles de Economía Española. Puede acceder aquí al sumario y la descarga de la revista.

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