El impacto de la Gran Recesión en España ha sido colosal en términos sociales, económicos y políticos. La recesión en España contrajo la economía en casi un 10 por 100 y destruyó más de 3,5 millones de puestos de trabajo. Como resultado, las desigualdades aumentaron como en ningún otro país de la OCDE, y con ello la tensión social y política. Pero más allá de los efectos económicos, sociales y políticos, la recesión también ha tenido un impacto espacial importante.
En este trabajo, describimos la evolución demográfica, del empleo y de los precios de la vivienda en España durante los años recientes, centrándonos en los cambios experimentados en las ciudades españolas e intentando describir algunos patrones espaciales derivados del mayor declive económico desde la Guerra Civil. En este sentido, nos centramos en el análisis de diferenciales entre ciudades pequeñas y ciudades grandes. Como aspecto novedoso, utilizamos datos para más de 951 municipios españoles agregados en 45 Áreas Urbanas Funcionales (AUFs), definidas por el proyecto Urban Audit.
«La España más rural y las ciudades más pequeñas experimentaron una caída relativa en términos de población y de empleo durante la recesión».
El análisis de las variables analizadas muestra que, si bien todo el país se benefició en términos de empleo, población y precios de vivienda en la época de bonanza, e igualmente ha sufrido durante la crisis, el impacto ha sido diferencial. Así, la España más rural y las ciudades más pequeñas han experimentado una caída relativa en términos de población y de empleo. De hecho, las áreas no definidas como las AUF han perdido alrededor de 600.000 habitantes entre 2012 y 2016, y casi 600.000 empleos entre 2008 y 2016. Esto ha conducido a un aumento del peso relativo de la España metropolitana: desde 2008 ha ganado un punto porcentual en términos de población y 0,7 puntos porcentuales en términos de empleo. De forma similar, mientras los precios de la vivienda siguen en caída en las áreas no definidas como AUF, en 14 AUF la recuperación de los precios es ya patente en 2016, y aún más evidente en las zonas urbanas más poblabas (como Madrid y Barcelona). En definitiva, las ciudades más pobladas han ganado más peso y ha sido donde, además, la recuperación ha llegado antes y con más fuerza. La consecuencia ha sido un aumento de la concentración espacial tanto de la población como de la actividad económica (empleo) en nuestro país.
Así, en cuanto a población, las 45 AUF españolas suponen hoy más de un 60 por 100 del total de población. Cinco de estas ciudades tienen más de 1 millón de habitantes (Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla y Bilbao) y concentran ellas solas en torno a una tercera parte de la población española. Otras 6 tienen entre 0,5 y 1 millón de habitantes (Málaga, Zaragoza, Palma de Mallorca, Las Palmas de Gran Canaria, Murcia y Vigo) y suponen un 8,6 por 100 de la población. La concentración espacial en España es si cabe más evidente en cuanto al empleo: las 45 AUF concentran un 68 por 100 del empleo total. Las cinco ciudades más grandes concentran alrededor del 37 por 100. Y finalmente, la concentración es también evidente en los precios de la vivienda, con mayores precios, y una mayor recuperación de los mismos tras la crisis, en las ciudades más grandes.
Los resultados sugieren cuestiones relevantes. Por ejemplo, cabe preguntarse si las tendencias de concentración espacial observadas se van a mantener en el tiempo. Desde una perspectiva individual, ¿hasta qué punto los beneficios de vivir (y trabajar) en ciudades grandes seguirá compensando un coste de vida superior (por ejemplo, en términos de precio de la vivienda o de costes de tiempo en conmutación diaria)? Desde una perspectiva de política económica, ¿dónde será más eficiente dedicar recursos públicos? ¿en las zonas rurales o ciudades pequeñas y medianas para paliar la falta de economías de aglomeración? ¿o mejor en grandes metrópolis para aliviar los costes de congestión, por ejemplo, construyendo o ampliando redes de transporte urbano, como puede ser el metro?
Más allá de las políticas de desarrollo local diseñadas a nivel nacional o regional, las propias ciudades deben poder generar por sí mismas respuestas a las tendencias de concentración urbana que hemos descrito. En particular, parece evidente la necesidad de mejorar la gobernanza de las zonas metropolitanas, por ejemplo, creando y fortaleciendo estructuras políticas democráticas supramunicipales que, en la medida de lo posible, sustituyan a entidades locales actualmente existentes.
Esta entrada es un resumen del artículo ‘Las ciudades españolas tras la gran recesión: una mirada a la población, el empleo y los precios de la vivienda’, publicado en el número 153 de Papeles de Economía Española. Puede acceder aquí al sumario y la descarga de la revista.