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La recuperación no está siendo fácil

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La economía española empieza a salir del agujero, pero lentamente y con muchas dificultades, como pone de manifiesto la información conocida en esta semana. Se publicaron dos indicadores de precios, que de nuevo nos hicieron pensar en la temida deflación. Según el avance de marzo, la inflación anual de los precios de consumo cayó dos décimas, al -0,2%, y el Índice de precios industriales de febrero aún fue más negativo: -2,9%. Aunque la bajada de los precios de la energía y otros factores volátiles explican en buena parte estas tasas, lo cierto es que variaciones de los precios tan bajas o negativas no ayudan a salir de la crisis. Hasta en el banco central alemán han acabado por darse cuenta, y su presidente ya no se opone a que el BCE haga una política monetaria más expansiva al estilo de la Reserva Federal americana o del Banco de Japón. Si ello fuera acompañado con políticas fiscales también expansivas en los países en los que las cuentas públicas no son un problema, como en Alemania, la recuperación en Europa ganaría pulso, lo que vendría bien a todos los países, incluidos los que aún tienen que seguir haciendo ajustes, como España.

Otros datos que hacen surgir dudas, en este caso sobre la recuperación del consumo, fueron las ventas al por menor y las pernoctaciones en hoteles por parte de españoles, ambas de febrero. Las primeras (que no incluyen las ventas de automóviles, que están aumentando mucho al renovarse el plan PIVE) apenas se recuperan tras la fuerte caída del cuarto trimestre del pasado año y las segundas, que habían estado creciendo a lo largo de todo el año 2013, muestran un descenso en los dos primeros meses del año en relación al trimestre anterior.

En esta misma línea de moderación se sitúa el Índice de Cifra de Negocios Empresarial, una nueva estadística mensual que ha publicado esta semana el INE y a la que le damos la bienvenida porque puede ser importante para seguir la coyuntura económica, aunque la mayoría de sus componentes ya se venía publicando y se seguirá publicando de forma separada. Recoge la evolución de la cifra de negocios (facturación) de los sectores de Industrias extractivas y manufacturera, Suministro de energía eléctrica y agua, saneamiento y gestión de residuos, Comercio y Servicios no financieros de mercado. Entre todos representan las dos terceras partes de la actividad económica si se excluyen las administraciones públicas. Como muestra el gráfico superior izquierdo, este indicador avanzó con fuerza en el tercer trimestre del pasado año, pero en el cuarto su crecimiento se debilitó, aunque en enero vuelve a retomar la senda alcista moderadamente.

blog310314_1blog310314_2Fuentes: INE y Banco de España (Central de balances anual para 2005-11 y trimestral para 2012-13) .
Gráficos elaborados por A. Laborda.

           En cambio, los índices de confianza de los consumidores, del comercio minorista y de los servicios, también publicados en la semana, mejoraron notablemente en marzo. El Indicador de sentimiento económico, que se elabora a partir de los indicadores de confianza sectoriales, aumentó hasta un nivel ligeramente superior a la media de la zona euro y por encima de la media histórica desde 1990. Da la impresión de que el enfermo (la economía española) está recobrando rápidamente la confianza en sí mismo y quiere echar a correr, pero le fallan las fuerzas. Los indicadores de producción y demanda van claramente por detrás de los de confianza.

Otros datos de sumo interés fueron los de la Central de Balances del Banco de España del cuarto trimestre del pasado año, cuyos resultados más significativos recogen los gráficos adjuntos. En el conjunto de 2013, el valor añadido bruto (VAB) a precios corrientes generado por las empresas no financieras de la muestra disminuyó un 3,9% (-2,3% si se excluye el sector energético). Como los gastos de personal se redujeron menos que el VAB, el resultado económico de la explotación cayó más, un 6% (-2,8% sin la energía). Al añadir los ingresos financieros (que aumentaron un 18,3% por los mayores dividendos percibidos) y los gastos financieros (que cayeron un 2,8%), el resultado ordinario aumentó un 2,3%, frente a caídas del 14,3% en 2012 y 8,8% en 2011. Pero lo que más mejoró fue el resultado total del ejercicio, que aumentó un 64% frente a una reducción del 90% en el año anterior, ya que los gastos atípicos fueron mucho menores que en dicho año, en el que se registraron elevadas pérdidas ligadas al deterioro de activos, fundamentalmente de carácter financiero. Con ello, las ratios de rentabilidad mejoraron ligeramente, aunque aún se encuentran muy por debajo de los años anteriores a la crisis.

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Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas).

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