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La pareja en la vejez: el caso de Suecia

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A las personas mayores en Suecia se las suele percibir como dependientes y aisladas, carentes de lazos familiares o con una familia que vive lejos y no les presta apoyo directo. Estos estereotipos de la gente mayor no son muy diferentes de los que prevalecen en otros países, pero a Suecia se le supone a la vanguardia de unos cambios en los patrones familiares que ahora empiezan a verse también en España.

Los hogares multigeneracionales no fueron raros entre las familias suecas en el pasado, aunque nunca tan comunes como se ha podido pensar, ya que los abuelos con frecuencia habían muerto al nacer sus nietos. En 1954, tres de cada diez personas mayores compartían hogar con sus hijos adultos, a menudo para proteger a la generación más joven, compuesta con frecuencia por un solo hijo o –en menos ocasiones– por una hija. Hoy en día estos hogares son infrecuentes y ninguna de las dos generaciones, a juzgar por las encuestas, desea formarlos. Los padres y los hijos adultos prefieren vivir más bien cerca unos de otros, pero no juntos. Y así suelen hacerlo.

«La expansión de estos lazos familiares en la vejez tiene algunas consecuencias poco conocidas; entre ellas, el aumento del cuidado familiar».

Hasta bien entrados los años 80, la ausencia de hijos era algo común –casi la cuarta parte de los mayores no tenía–, debido a que, hasta la década de 1930, hubo una elevada tasa de personas que no contraía matrimonio. Actualmente, son más las personas mayores que tienen hijos –solo en torno al 10 por ciento carece de ellos– y uno o más de ellos viven cerca de sus padres. Tener un solo hijo es más bien raro.

En los años cincuenta, tres de cada diez personas mayores vivían solas (cuando, históricamente, la cifra se había situado alrededor del 10%), cifra que aumentó a cuatro de cada diez en las décadas de 1970 y 1980, para descender posteriormente hasta el 34% actual. La razón es sencilla: ahora, más personas mayores permanecen casadas o viven con su pareja. Suecia afronta una avalancha de bodas de oro y, además, muchas personas mayores han encontrado una nueva pareja, ya sea viuda o divorciada. Además, alrededor del 5% tiene una pareja con la que no convive permanentemente. Estas nuevas uniones a menudo son alentadas por los hijos, ya que reducen la necesidad de atenciones y cuidados hacia sus padres.

«Los cuidados mutuos entre miembros de la pareja se observan en Suecia como en España, cuando la pareja vive junta. Es el patrón común en Suecia, y cada vez más también en España. Hombres y mujeres emparejados se cuidan cuando lo necesitan».

La expansión de estos lazos familiares en la vejez tiene algunas consecuencias poco conocidas; entre ellas, el aumento del cuidado familiar. Mientras las personas de mayor edad tienen más hijos que en el pasado, las de mediana edad tienen con más frecuencia que antes padres. Diferentes encuestas muestran que la prestación de cuidados familiares aumenta incluso en el grupo de personas mayore, donde el cuidado de la pareja es fundamental. Estos cuidados mutuos entre miembros de la pareja se observan  en Suecia como en España, cuando la pareja vive junta. Es el patrón común en Suecia, y cada vez más también en España. Hombres y mujeres emparejados se cuidan cuando lo necesitan. Con el aumento de la esperanza de vida, los cuidadores envejecen más que hace unas décadas, y estimamos que aproximadamente la mitad de todas las horas de cuidados familiares en Suecia son proporcionados por personas mayores. Cuidan de la pareja, de un hermano, de un hijo enfermo y de otros, incluyendo amigos y vecinos[1].

Hasta aquí las buenas noticias. Las malas: los persistentes recortes en los servicios públicos para los suecos mayores de 65 años en las últimas décadas. En los años 70, el 9% de ellos obtenían plaza en una residencia de ancianos y el 16% disfrutaba de ayuda a domicilio. Hoy en día, estas tasas son del 4 y del 8% respectivamente, no muy diferentes de las de España. La disminución se contrarresta en cierta medida por nuevos servicios, como la teleasistencia, las comida a domicilio y los servicios de transporte, pero la limitación de los servicios implica que las personas mayores recurren a ellos más tarde y durante un período más corto. Por tanto , también en Suecia las familias –y en particular, los cuidadores mayores–  están compensando la reducción de prestaciones públicas. 

Más información en el artículo ‘La pareja en la vejez: el caso de Suecia’, publicado en Panorama Social 28.


[1] Sobre este fenómeno, aquí y aquí se puede encontrar información adicional.

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