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La mayor variación del empleo inmigrante ante cambios en el ciclo económico

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Una de las principales novedades de la crisis iniciada a finales de 2007 es que ha sido la primera en España que se ha producido con un volumen importante de población de origen inmigrante en el mercado de trabajo. Esta población nacida en el extranjero se ha mostrado como un colectivo especialmente sensible a la evolución del ciclo económico. Tanto su distinto perfil sociodemográfico como su mayoritaria incorporación laboral a sectores que se vieron especialmente afectados por la crisis, como la construcción, son factores que explican esta mayor vulnerabilidad en el mercado de trabajo.

Efectivamente, mientras que la integración de los inmigrantes había sido notablemente exitosa en términos de porcentaje de ocupados (aunque no en calidad de sus ocupaciones), ese patrón se quebró a partir de 2008. La disminución del porcentaje de ocupados, según datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), fue más intensa y, sobre todo, mucho más rápida al inicio de la crisis entre los inmigrantes que entre los nacidos en España.

En 2007 apenas existían diferencias en el porcentaje de ocupados entre los nacidos en España y los nacidos fuera en edades centrales de actividad laboral (entre 25 y 49 años): el porcentaje era muy alto entre los varones (88 y 86% respectivamente) e idéntico entre las mujeres (66%) (gráfico 1). En tan solo los dos primeros años de la crisis, el empleo de los hombres inmigrantes se redujo en 17 puntos porcentuales y siguió disminuyendo, ya a un ritmo más lento, hasta 2013. En ese año se alcanzó el porcentaje mínimo de ocupados, que se había reducido al 61% entre los inmigrantes frente al 72% entre los autóctonos.

Gráfico 1: Situación respecto a la ocupación

Fuente: Elaboración propia a partir de EPA III 2007-2017

La mayor sensibilidad del empleo de los inmigrantes varones ante cambios del ciclo económico se deja ver también en la recuperación. En 2014 y 2015 el porcentaje de hombres inmigrantes ocupados creció en 10 puntos porcentuales, frente a los 6 de los autóctonos, de modo que la brecha abierta en 2008 se redujo parcialmente. Desde 2016 el aumento del porcentaje de ocupados ha sido similar entre los hombres nacidos en España y los nacidos fuera. Según datos de la EPA del tercer trimestre de 2017, la recuperación del porcentaje de ocupados que se había perdido durante la crisis es muy similar entre varones inmigrantes y nativos, y se sitúa en el entorno del 55%.

«La mayor reacción del empleo inmigrante ante el cambio de tendencia económica se da también en la recuperación, de modo que han podido recortar, en cierta medida, su brecha respecto a los autóctonos. El mantenimiento de la diferencia entre la ocupación de mujeres de origen español y de origen inmigrante es fruto, sobre todo, de los avances en la ocupación de las mujeres españolas».

Entre las mujeres, la distinta evolución del empleo de nativas e inmigrantes entre 25 y 49 años es especialmente singular debido al avance de la ocupación de las primeras. En efecto, a diferencia del de las inmigrantes, el empleo de las mujeres nacidas en España apenas se ha visto afectado por la crisis económica, de modo que la recesión dio inicio a una brecha en el empleo de las mujeres en función de su origen. Partiendo ambos grupos de un porcentaje de ocupadas del 66% en 2007, en 2013 el 62% de las nacidas en España estaban ocupadas, frente al 55% de las nacidas fuera (gráfico 2). Desde 2014 ha crecido el empleo en los dos grupos, aunque con distinta intensidad. El cambio de ciclo económico ha supuesto para las mujeres inmigrantes la recuperación de alrededor de la mitad de lo que se había perdido durante la recesión, alcanzando el 60% de ocupadas. Sin embargo, entre las nacidas en España el porcentaje de mujeres ocupadas alcanza en el tercer trimestre de 2017 el 69%, de modo que no solo han recuperado el empleo perdido durante la crisis, sino que además ya superan el porcentaje de ocupacrisisdas de 2007 en tres puntos.

Gráfico 2: Situación respecto a la ocupación

Fuente: Elaboración propia a partir de EPA III 2007-2017

Por otra parte, también es llamativa la evolución dispar del porcentaje de mujeres inactivas de origen español e inmigrante, que parece responder a diferentes dinámicas. Entre las nacidas en España la inactividad se ha reducido durante todo el periodo (gráfico 2), pasando de un 27% de inactivas en 2007 a un 17% en 2017. Sin embargo, el porcentaje de inactivas nacidas en el extranjero se redujo exclusivamente hasta 2013 (del 24 al 19%) y, a partir de entonces, se ha recuperado levemente (hasta un 22%). Esta evolución sugiere que, mientras que el cambio de comportamiento de las nacidas en España puede estar ligado a una mayor dedicación al mercado laboral de forma estructural, entre las mujeres de origen inmigrante puede obedecer a una reacción coyuntural para suplir la pérdida de empleos masculinos en los hogares.

En definitiva, se puede afirmar que el empleo de los inmigrantes se ha visto especialmente sujeto a los cambios en el ciclo económico, abriendo diferencias en el porcentaje de ocupados que no existían hasta 2008. En el caso de los hombres, la mayor reacción del empleo inmigrante ante el cambio de tendencia económica se da también en la recuperación, de modo que han podido recortar, en cierta medida, su brecha respecto a los autóctonos. Por otra parte, el mantenimiento de la diferencia entre la ocupación de mujeres de origen español y de origen inmigrante es fruto, sobre todo, de los avances en la ocupación de las mujeres españolas. Además, la evolución de la inactividad de las mujeres de origen español parece estar ligada a cambios estructurales de comportamiento en el mercado de trabajo, mientras que la de las inmigrantes está más vinculada a las fluctuaciones del ciclo económico.

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