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La IA transforma las aulas, pero necesita de estrategias

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El uso de la inteligencia artificial (IA) en las aulas educativas fue objeto de análisis por parte de varios expertos del ámbito académico en una jornada virtual celebrada el pasado 1 de julio en Funcas. A través de distintas ponencias se analizaron algunas de las transformaciones y potenciales mejoras que estas tecnologías suponen en el terreno educativo, se contrapusieron los beneficios e inconvenientes de su uso y se pudo analizar alguna experiencia en su implementación y las conclusiones obtenidas. 

María Teresa Ballestar (URJC y Universidad LUT de Finlandia), se centró en la capacidad de la IA de proporcionar flexibilidad en los itinerarios de aprendizaje, asistencia académica personalizada y una medición precisa y efectiva de los resultados. La ponente mostró cómo la IA ofrece en el campo de la educación un enfoque personalizado, adaptado a las fortalezas y debilidades de cada estudiante, lo que promueve un aprendizaje más efectivo y motivador. Proporciona, además, asistencia académica específica mediante algoritmos avanzados, ayudando a los estudiantes a superar obstáculos y avanzar a su propio ritmo, lo que mejora su rendimiento académico y autonomía. Ballestar también expuso cómo la colaboración entre humanos y máquinas puede optimizar la enseñanza y crea experiencias de aprendizaje más interactivas y dinámicas, permitiendo, por ejemplo, prácticas en entornos seguros que replican situaciones del mundo real, siendo especialmente útiles en campos como la medicina, la ingeniería o las ciencias sociales. La implementación de la IA requiere que los docentes adapten sus métodos y que los estudiantes aprendan a interactuar con estas herramientas. Además, la IA ofrece una medición precisa y efectiva de los resultados de aprendizaje mediante el análisis de grandes volúmenes de datos, proporcionando retroalimentación en tiempo real y fomentando el desarrollo del juicio crítico en los estudiantes. En resumen, la IA transforma el proceso educativo desde el diseño del aprendizaje hasta la interacción diaria.

Raquel Ibar, de la Asociación Española de Profesores Universitarios de Matemáticas para la Economía y la Empresa y profesora de la URJC, contrapuso los múltiples beneficios a los significativos riesgos que supone la IA en materia de educación. Ibar abundó en algunas de las mejoras citadas en la ponencia anterior y subrayó, además, cómo la IA puede mejorar la retención de estudiantes, fomentar la accesibilidad y la inclusión, así como proporcionar interacción conversacional y contenido educativo personalizado. Pero también advirtió sobre el uso fraudulento de herramientas como ChatGPT, por ejemplo para realizar trabajos, lo que podría afectar el desarrollo académico de los alumnos. Para mitigar estos riesgos, Ibar enfatizó la necesidad de estrategias que incluyan políticas de privacidad sólidas, auditorías de sesgo y capacitación para los educadores en el uso de estas tecnologías que permitan gestionar adecuadamente los riesgos asociados con la IA.

Finalmente, Guillermo de Haro, de IE University, compartió las conclusiones obtenidas  a partir de la propia experiencia del uso de herramientas de IA en su institución. Entre ellas, la necesidad de desarrollar guías y políticas claras para una implementación efectiva o la importancia de fomentar el pensamiento crítico entre los estudiantes para manejar los errores de la IA. De Haro abogó por la integración curricular de competencias en IA, imprescindible en un entorno de rápida adopción de estas tecnologías, para asegurar que los estudiantes estén preparados para el futuro tecnológico.

En resumen, la jornada destacó la importancia de la IA en la educación, presentando tanto sus beneficios como los desafíos y riesgos asociados. Los ponentes coincidieron en la necesidad de políticas claras y estrategias efectivas para maximizar el potencial de la IA en el ámbito educativo, mientras se mitigan sus posibles riesgos.

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